Gerardo y “Mestizo", más cerca de navegar hasta la Polinesia
El puntano construyó un velero para viajar por el mundo. Valarolo consiguió 6 de las 7 habilitaciones que se requieren para navegar en aguas abiertas. En enero podría iniciar el viaje.
Gerardo Valarolo y su velero “Mestizo” aprobaron 6 de las 7 habilitaciones que se requieren para navegar en aguas abiertas. Partieron de San Luis el 12 de setiembre y, ahora, están en aguas de San Fernando, Buenos Aires. La embarcación luce un reluciente casco verde, y Gerardo, una particular sonrisa llena de satisfacción. El viernes se van a someter a la última prueba, lo que les permitirá tener un “permiso provisorio” para navegar la costa y los ríos argentinos, hasta que llegue el “pase” para salir del país y aventurarse por dos años en el mar hasta la Polinesia.
“El lunes lo trajimos a una amarra en el Club de Veleros Barlovento y ya entró al agua. Hoy (por ayer) por la mañana pusimos en marcha el motor y estamos preparados para el viernes, que debemos pasar la última inspección”, detalló Gerardo y resaltó que navegarán por primera vez y, a modo de prueba, con el personal de la Prefectura Naval Argentina.
Después del examen final, colocarán el mástil y las velas. “Cuando termine esta etapa, tengo que esperar que me den una matrícula provisoria para navegar a vela por el Río de la Plata y por parte del mar argentino. Estimo que recién en enero o febrero me darán el permiso para salir del país”, explicó.
Asegura que durante los próximos tres meses aprovechará el tiempo para realizar ajustes a los aparejos, reparaciones y navegaciones de prueba.
Para llegar a Buenos Aires tuvo que trasladar el velero montado en un carretón del camión de su amigo, Mauricio Pascusi; quien, además, lo ayudó a sacar los permisos.
“Este es un proyecto muy largo. Pero cuando vi que entraba el barco al agua, fue para mí un momento emocionante, sentí que culminé una etapa que me llevó tantas horas de trabajo, y ese acto simbólico me hizo feliz”, expresó.
El sueño de Gerardo empezó a materializarse hace cinco años cuando comenzó a construir, en su taller metalúrgico junto a un equipo de doce colaboradores, el velero de 12 metros de largo por 4 de ancho, que pesa 12 toneladas y es capaz de resistir 2 mil kilos de carga. La idea de navegar los mares del mundo surgió cuando era un niño y vivía en la pampa húmeda de la provincia de Córdoba y soñaba con lo infinito del mar, una pasión que ahora comparte con uno de sus nietos, Bruno, y su hija Leticia.
“Siempre quise realizar este viaje, pero fue un sueño postergado. Hace siete u ocho años atrás les plantee la idea a mi familia y todos estuvieron de acuerdo. Creo que no se imaginaron que llegaría a este lugar, pero ahora están apoyándome”, recordó y resaltó que sus hijos se harán cargo de la empresa familiar mientras él busca cumplir su sueño.
Gerardo estima que a partir de enero podrá comenzar su viaje. Irá primero por el Atlántico hasta la costa de Brasil, después por el Caribe y cruzará el Canal de Panamá, luego, se dirigirá a la Isla Marquesa para llegar a la Polinesia. Una vez que esté en ese destino, asegura que decidirá por dónde seguir porque este trayecto le llevará 24 meses.


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