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"En el país no hay divisiones inferiores para las mujeres"

Gabriela Garton, arquera de la selección  de fútbol femenino, afirmó que es una falencia que hace "muy difícil" la práctica del deporte en un club. 

Por Analía Carrara
| 09 de octubre de 2018
Trayectoria. Gabriela nació en Estados Unidos y es socióloga. En Buenos Aires vistió las camisetas de River Plate y de UAI Urquiza. Fotos: Nicolás Varvara y Marina Balbo.

Gabriela Garton tiene 28 años y habla como juega: con fuerza, seguridad y las ideas claras. La arquera de la Selección Argentina de Fútbol Femenino vive en San Luis desde el año pasado, cuando trasladaron a su marido, un joven militar,  al Grupo de Artillería Nº 7. En Buenos Aires vistió las camisetas de River Plate y UAI Urquiza. Aunque descubrió el fútbol en Estados Unidos, su país natal, mientras estudiaba sociología. Hoy reparte los días entre la pelota y el Conicet, mientras suma kilómetros semanales desde la capital puntana hasta la “Ciudad de la Furia”. “Ser mujer pude ser difícil a veces”, asegura Gabriela. Todas sus respuestas durante una entrevista que le brindó a El Diario de la República explican su afirmación.

 

 

—¿Ves diferencias entre hombres y mujeres en el fútbol?

 

—Sí, hay diferencias. Una de las grandes diferencias en Argentina es que no hay divisiones inferiores para mujeres. Y es muy difícil empezar a jugar desde chica en un club organizado. Yo tengo muchas compañeras en la Selección que comenzaron en escuelitas para varones, pero tuvieron dificultades a partir de los 12 años porque la liga ya es exclusivamente para varones. El femenino no está tan desarrollado por cuestiones de infraestructura, pero también por cuestiones culturales. La sociedad todavía no se acostumbra a que una mujer o una nena jueguen a la pelota.

 

—¿Alguna vez te dijeron algo porque jugás al fútbol?

 

—Sí. En Buenos Aires la gente me decía que yo era muy femenina para jugar. Tienen una imagen de que para jugar a la pelota tenés que ser muy masculina. Son ideas que vienen desde hace muchos años.

 

 

—¿Hay deportes para nenas y otros para nenes?

 

—No. La Selección Masculina de Hockey (“Los Leones”) lo demostró cuando ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos (Río de Janeiro 2016). Son ideas que vienen desde hace muchos años y cuesta cambiarlas. En Estados Unidos, por ejemplo, al fútbol lo ven como a un deporte para nenas o para los varones que no pudieron jugar al fútbol americano, porque no eran muy fuertes o rudos. Y acá es un deporte para machos. Ahí te das cuenta que es una cuestión cultural.

 

 

—En la Selección Argentina hicieron un reclamo durante la Copa América de Fútbol Femenino. ¿Por qué?

 

—Hay muchas diferencias con los hombres. Nos habían dado ropa de 2006 para competir en Chile 2018. No nos entraba, estaba rota, era incómoda. Pedíamos viáticos dignos, mejores canchas y condiciones para entrenar. Reclamábamos que nos dieran un poco más de importancia porque estábamos compitiendo para tratar de clasificar a un mundial.

 

 

La pacífica protesta de las chicas explotó en las redes sociales. Antes de enfrentar a Colombia todo el plantel posó con una mano detrás de la oreja izquierda, al estilo Juan Román Riquelme, en un claro mensaje a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Las chicas finalmente terminaron terceras en Chile y accedieron al Repechaje. En noviembre enfrentarán a un equipo de la Concacaf para buscar la clasificación al Mundial de Francia en 2019. El reclamo dio frutos. “A partir de ese momento la AFA se empezó a ocupar más del femenino. En agosto hicimos un viaje para jugar amistosos en Estados Unidos y  Puerto Rico. Ahora se nota que están trabajando para mejorar las condiciones”, aseguró la arquera.

 

 

—Da la sensación de que la mujer tiene que hacer ruido para ser escuchada…

 

—Sí. Y eso también es molesto porque, si bien salió la foto, veníamos hablando desde mucho tiempo antes con los dirigentes. Esa imagen fue una acumulación de reclamos. Pero es cierto que hasta cuando pedimos cosas básicas las mujeres sentimos que somos las que estamos molestando.

 

—¿Cómo ves el fútbol femenino en San Luis?

 

—Estuve entrenando en Sportivo Estudiantes. Ahí recién están incorporaron el fútbol femenino y tienen todas las categorías juntas.  Las chicas usan una cancha de césped sintético. Y si bien tienen un espacio, son muchas chicas y el cuerpo técnico es reducido.

 

 

—¿Cuándo jugaste en River Plate era muy diferente?

 

—No. En River no había canchas para entrenar porque priorizaban las inferiores de varones y las escuelitas. Hay que trasladar esa situación a casi todos los clubes. En River nos mandaban a una cancha de césped sintético que está detrás del Monumental y otros días cruzábamos toda la autopista para entrenar en la UBA (Universidad de Buenos Aires). Éramos las últimas en orden de prioridad. Después jugué en UAI Urquiza y ahí nos daban bastante importancia. Entrenábamos en las mismas canchas que usaba el equipo que representa al club en la Primera B Metropolitana, teníamos ropa de entrenamiento y otra de juego. Ofrecían becas para estudiar en la universidad y vivienda para las chicas del interior.

 

 

—Los dirigentes suelen decir que las mujeres no generan ganancias en el fútbol…

 

—Siempre se refieren al fútbol femenino como un gasto. Y al dinero que gastan en el masculino, le dicen inversión. Hay toda una fantasía sobre el fútbol, que es siempre lucrativo y genera mucha plata. No es tan así. Yo creo que, por ejemplo, podrían poner las categorías infantiles mixtas porque a esa edad no hay diferencias (físicas). En San Luis tendrían que darles la posibilidad de jugar a las nenas. Cobrar una cuota básica a las de inferiores y que la primera no pague. Los dirigentes, en general, deberían ver cada deporte como una inversión social. Una nena al practicar un deporte adquiere muchas cosas. No importa si es fútbol, hockey, básquet, vóley. A mí me enseñó a valorarme más, a trabajar en equipo, a ser más disciplinada, a intentar superarme.

 

 

—¿Qué les dirías a las nenas que quieren jugar al fútbol?

 

—Les diría que sean fuertes, que se rodeen de gente que las apoye y que desafíen los prejuicios de los adultos. Nosotras seguiremos luchando para que puedan tener más oportunidades cuando sean grandes.

 

 

—¿Qué le falta a la mujer para conseguir igualdad en todos los ámbitos?

 

—Tiempo. Seguir luchando. No tenemos que bajar los brazos y conformarnos con lo conseguido. En el fútbol femenino los reclamos vienen desde 1991, cuando la AFA lo incorporó. Las pioneras pelearon y nosotros seguimos haciéndolo para las generaciones que vienen. Esto es así en muchos ámbitos. No hay que conformarse. Juntas somos más fuertes.

 

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