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Recría a corral para mejorar los índices

Participaron expositores de todos los temas de interés para el feedlot: sanidad, medio ambiente, hotelería y estrategias para conseguir más carne por animal. Cada vez más productores se inclinan por el encierre en este período vital.

Por Marcelo Dettoni
| 29 de abril de 2018
Disertantes. Belgrano Rawson, Rossanigo, Sager, Corredera y Ciuffolini describieron los distintos aspectos de interés en un feedlot.

El ambiente ganadero está muy acostumbrado a hacer terminación a corral en busca de ganar kilos, pero no tanto a hacer recría con este sistema, al menos no en el semiárido, donde está más difundida la recría pastoril. Por eso el INTA organizó una jornada en la que planteó las mejores estrategias para la recría a corral en el semiárido central argentino, donde está ubicado San Luis. No es un período más dentro del desarrollo de los terneros, es justamente en estos 90 a 120 días en los cuales enfrentará una serie de cambios que pueden definir su eficiencia como joven y adulto.

 

Como tantas otras veces, la empresa Ser Beef cedió sus instalaciones para la jornada técnica, que excedió las expectativas de los organizadores, ya que un centenar de personas se hizo el viaje hasta el campo ubicado más allá del dique Paso de las Carretas, donde están las oficinas del emprendimiento agroindustrial de la familia Radici. “Inscribimos cien personas, pero después suele venir el 50 o el 60%, esta vez vinieron todas, más algunas que quisieron participar sin haberse anotado en la página web”, contó con asombro Jorge Mercau, uno de los organizadores, mientras hacía malabares para encontrarle ubicación a todos. Además, las charlas se pudieron seguir en directo por internet, desde donde también llegaron algunas preguntas a la hora de los intercambios.

 

Mercau y el resto del equipo del INTA pensó en todo. Por eso abarcaron el impacto en la producción nacional de carne (Alberto Belgrano Rawson), los ejes críticos del negocio y el desafío ambiental (Ricardo Sager), la inserción de la modalidad de hotelería (César Corredera, responsable del feedlot del anfitrión), el manejo de la sanidad en la recría a corral (Carlos Rossanigo) y las estrategias de recría para la producción intensiva de carne (Atilio Ciuffolini).

 

Mientras afuera comenzó a arreciar una lluvia que ya se veía venir desde el este y que aniquiló cualquier chance de acercarse a los corrales para completar con algunos conceptos prácticos, Belgrano Rawson hizo un breve recorrido por la historia y las tensiones entre la agriculturización y la ganadería. Recordó que la segunda se intensificó en la región gracias a un contexto favorable, que ocurrió cuando los elevadísimos precios de la soja corrieron los stocks ganaderos de la Pampa Húmeda al noreste. “No había buenos campos, estaban todos ocupados por la agricultura, entonces ahí nació el encierre a corral”, recordó el técnico de la Estación Experimental del INTA-San Luis.

 

Según datos oficiales, hoy hay 76 feedlots con hotelería (engorde para terceros) importantes en la Argentina, “más una infinidad de pequeños emprendimientos y corrales no inscriptos”, agregó Belgrano Rawson, quien se basó en datos de Senasa para asegurar que “entre el 22 y el 27% de la faena anual de bovinos proviene de feedlots, son entre 250 y 300 mil animales al año. Por eso creció tanto la cámara que los nuclea, que ya cuenta con 2.100 socios”.

 

En una capacidad de encierre de alrededor de medio millón de cabezas, el promedio siempre ronda el 60% de ocupación, con 66 mil animales en recría a corral y otros 52 mil que luego se destinan a la Cuota 481, que es carne de feedlot con destino a los principales mercados europeos. “Hay un gran impacto del engorde en la Argentina, los encierres tienen un ingreso constante, el promedio anual nos dice que por cada animal que sale, entra 1,16”. Según el técnico, “el negocio depende de la relación comercial, que analiza cuánto cuesta cada kilo que el animal engorda; y una relación de compra/venta, que traducido es comparar la invernada, más cara a fin de año, con el gordo, que siempre se incrementa entre abril y junio”.

 

 

El desafío ambiental

 

El segundo disertante fue el flamante titular del INTA-San Luis, el ingeniero Ricardo Sager, quien se refirió a un aspecto muy importante y que muchas veces hace que el ciudadano común recele de los engordes a corral: el impacto de su desarrollo en el ambiente. Tras describir que hay una salud humana, una animal y otra ambiental, que “son interdependientes y vinculadas al ecosistema en el que coexisten”, entró de lleno en el tema.

 

“El impacto ambiental incluye varios aspectos. El agua es uno de ellos, muchas veces contaminada y de baja calidad, que ataca las napas. El aire con la suma de gases indeseables, el suelo, que acumula residuos orgánicos  e inorgánicos y el paisaje, que sufre una fuerte alteración de su aspecto ante la presencia de un feedlot”.

 

Pero Sager no se quedó en la enumeración, fue describiendo las soluciones que requiere cada elemento del ambiente para que el engorde no termine produciendo un desastre ecológico. En el caso del agua, habló de la construcción de canales, piletas, lagunas, filtros verdes, barreras vegetales y un correcto tratamiento de los animales muertos. Sobre el aire, propuso levantar cortinas de árboles y regar las áreas críticas; en tanto que para evitar la contaminación de los suelos pidió recolectar y tratar el estiércol que producen los bovinos. Finalmente volvió a la plantación de cortinas de árboles como una de las llaves para mantener el aspecto del paisaje.

 

“El peor enemigo del feedlot es el barro”, dijo con firmeza, para luego pedirles a todos los que manejan algún emprendimiento de este tipo que sepan manejar los suelos de los corrales. “Tengan cuidado al remover la bosta, eviten la infiltración de nitratos y contengan y manejen los daños para evitar cualquier tipo de contaminación”. Dio ejemplos de malos manejos, sin dar nombres, en feedlots ubicados en Estancia Grande, que terminaron contaminando el arroyo del mismo nombre y, ahora mismo, el río Volcán, donde ya intervino el Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción con la toma de muestras y un análisis de las aguas. No es un dato menor, allí se bañan miles de puntanos y turistas durante el verano.

 

Pero los desperdicios que genera el encierre a corral no son la única fuente de transmisión de problemas. “Hay una contaminación bacteriana que producen las aves, sobre todo las palomas, que son capaces de desplazarse hasta 50 kilómetros en un día, llevando para todos lados las enfermedades. Y también los loros, que sólo se desplazan diez kilómetros, pero son agentes nocivos que provocan ruidos y daños”.

 

Sager recordó que estos establecimientos deben poseer trampa de sólidos y lagunas anaeróbicas y aeróbicas para hacer un buen tratamiento y aseguró que “el compostado del estiércol es un buen relleno para jardines o campos de golf, mientras que de los animales muertos, si son bien manejados, en seis meses no queda nada”. Para el final dejó un buen consejo: “Planifiquen, ejecuten y no escondan nada debajo de la alfombra, eso no sirve”.

 

 

Enfermedades más comunes

 

Si bien es cierto que la principal preocupación de los dueños de un feedlot es la ganancia de peso diaria de los animales, ya que tienen un objetivo comercial, las enfermedades tienen una propagación más sencilla en un ambiente como el del engorde a corral, por lo que un correcto manejo y la adopción de pautas sanitarias básicas es clave, tanto para el negocio como para el medio ambiente que lo rodea.

 

Para describir las principales patologías estuvo Carlos Rossanigo, todo un personaje muy reconocido en el ambiente veterinario. Apuntó a los números en crecimiento que había dado Belgrano Rawson y dijo que tantos cambios culturales, a los que llamó “globalización del movimiento”, trajeron consigo patologías exóticas para la zona central semiárida.

 

“Hubo cambios en la alimentación, con mayor utilización de concentrados y residuos de la agroindustria, de reservas (rollos, silos) y de suplementos proteicos, energéticos y minerales. Además se produjo  una mayor concentración de animales, un hacinamiento que trajo por lógica consecuencia un contagio masivo de esas enfermedades”, explicó.

 

Destacó que los sistemas productivos pueden dividirse entre los feedlots profesionales, los encierres estacionales, los sistemas pastoriles con suplementación y el destete precoz. Y ya metido de lleno en las enfermedades, dijo que la de mayor prevalencia por contagio son las clostridiales, como la mancha, el tétanos y la muerte súbita. “Lo mejor es la prevención, vacunas con doble dosis al ingreso y a los 15 ó 20 días y siempre separando los animales enfermos”, agregó, haciendo foco en que se suelen producir por “mala higiene en los corrales o por cambios bruscos en la alimentación”.

 

Este último es un proceso que juega un papel importante y puede, por ejemplo, provocar muerte súbita en caso de una administración errónea. “Es lo que se conoce como enfermedad clostridial, se puede dar por mayor consumo, cambios bruscos en las dietas (acidosis ruminal), multiplicación de bacterias y toxinas en el preparado o mala higiene en los comederos”, describió.

 

Hay otros errores alimenticios que son cualitativos, por exceso o déficit. Así aparece la acidosis ruminal. “Aparece cuando la dieta tiene granos en exceso, un 90% de la ración, porque tienen demasiados carbohidratos de difícil digestión y fácil fermentación de almidón y azúcares. La diarrea tiene un olor similar a la de los cerdos, se deshidratan y pierden mucho peso. La mejor prevención es incluir al menos 10% de fibra en la dieta, por ejemplo rollo de alfalfa picado. Y además usar programas de PC para balancear dietas, respetar el período de adaptación de concentrados de 21 a 28 días, mezclar y distribuir bien las raciones, mantener los horarios de distribución y prestar atención al frente de los comederos, porque hay animales dominantes y otros más tímidos”, aconsejó Rossanigo.

 

Luego se adentró en un clásico del feedlot: el Complejo Respiratorio Bovino (CRB), con la bronconeumonía y la neumonía por aspiración en primer plano. El CRB ataca sobre todo a los animales jóvenes y en los sistemas de invernada intensiva. Participan múltiples factores ambientales (temperatura, humedad) y de manejo (hacinamiento, nutrición, mezcla de tropas de diferente origen). “Provoca neumonía, dificultad para respirar, conjuntivitis, secreción nasal, fiebre y diarrea. Los animales pueden quedar postrados esperando la muerte”, describió el veterinario. La neumonía puede ser viral, bacteriana o producto de la aspiración de polvillo.

 

Otros síndromes que describió Rossanigo son el que incluye las enfermedades nerviosas, que “pueden producir necrosis en el cerebro y afecciones pulmonares coronarias que derivan en infartos”; y también el de querato-conjuntivitis. “Pero con las nuevas tecnologías todo se puede combatir, sobre todo a través de vacunas combinadas polivalentes”, explicó.

 

“Si hacemos ciclo completo y llevamos animales a un feedlot está bueno darle una vacunación pasiva a la madre en el último tercio de gestación”, aconsejó, para luego mostrar un ensayo realizado con un lote de terneros locales y otro que provino de la Cuenca del Salado, en Buenos Aires, en el que quedó demostrado que, con diferentes tratamientos, “la metafilaxia (tratamiento con antibióticos ante la sospecha de una enfermedad bacteriana) se dio mejor en los que habían nacido acá, porque los otros mostraron falta de adaptación”.

 

Mientras afuera caía la lluvia, Ros-sanigo se refirió a otra patología común en épocas como la actual, otoños con mucha agua. “La coccidiosis es una enfermedad que tiene mucha prevalencia debido al contagio masivo. La provoca un parásito y suele arreciar en días como hoy debido al hacinamiento y el estrés de los terneros. Es peligrosa porque aparece diarrea con sangre en las tropas y la deshidratación posterior puede llevar a la muerte”, alertó. “La lesión más común es la congestión y engrosamiento de la mucosa parasitada del intestino grueso, especialmente el recto. Tiene una variante con presentación nerviosa que se detecta por la falta de coordinación muscular y temblores, hasta la pérdida de equilibrio con convulsiones, movimiento de remo de miembros anteriores y posteriores, bramidos ocasionales, salivación y  respiración rápida”.

 

Un error común en el ingreso al feedlot es liberar la disponibilidad de agua para las tropas que vienen de hacer un viaje largo. “La intoxicación hídrica les produce un exceso de cloruro de sodio, como cuando se contaminan con sal por una mala preparación de la dieta, es un sintomatología nerviosa que se traduce en un edema cerebral. Se la tenemos que dosificar nosotros el agua, porque ellos no tienen límite”, pidió.

 

 

Estrategias de recría

 

Tras la exposición de Corredera, quien se refirió a detalles sobre el feedlot de Ser Beef, los desafíos de escala que afronta en un encierre para 40 mil cabezas que pronto se ampliará a 50 mil y al trabajo que encara día a día con sus 42 empleados, fue el turno del veterinario Atilio Ciuffolini, de la firma Teknal, quien también ofició de asesor nutricional externo de la firma ubicada en Granville.

 

Específicamente sobre la recría, su especialidad, dijo que “debe producir muchos kilos para licuar las pérdidas comerciales”, y aconsejó “salir de la lógica que indica que hay que vender en zafra los terneros porque el 50% surgen de allí, y a la vez deben evitar vender novillos en primavera, que es la época en la que salen del feedlot”. Otros objetivos son vender más kilos sin destetar más pesado, licuar la diferencia entre compra y venta y estandarizar los animales que entran al corral.

 

Según Ciuffolini, “el animal primero produce más hueso y músculo, y luego grasa. Con más crecimiento que engorde aumentamos el frame. La eficiencia pasa por alterar la curva de crecimiento y se asienta en tres ejes: genética, donde influye el criador; implantes hormonales, que son ilegales por lo que no hay que tenerlos en cuenta; y en cambiar el estatus energético combinado con el tiempo”.

 

Si la recría es a corral, motivo de la jornada técnica, el especialista dijo que “la dieta es más balanceada, hay un frame alto y el animal es más cruza que mestizo, por lo que también hay una buena ganancia de peso”.

 

“En ambientes de baja digestibilidad forrajera, no tengo que dar más maíz”, aconsejó, antes de aclarar que “la recría a corral es más complicada, porque los animales tienden a engrasarse. Ahí surge un dilema, porque es más fácil terminar que recriar. Las recrías sobre verdeo y pasturas no maximizan la eficiencia física pero sí la económica. Con dietas de alta energía, hay más rendimiento carnicero. La ganadería es un traje a medida, un rompecabezas para armar”, evaluó.

 

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