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Dos venezolanas escaparon de la crisis y buscan un nuevo futuro en San Luis

Por Ayelen Anzulovich
| 22 de mayo de 2018

Esmeralda Fernández (41) y María López (17), se vieron obligadas a escapar debido a la inseguridad y al caos político que vive su país. Las jóvenes coinciden en que estar acá les trajo tranquilidad.

 

Esmeralda Fernández (41) y María López (17), nacieron en Carácas. Hace un año que se vieron obligadas a escapar del caos político y económico que vive su país. Ya alejadas de la violencia e instaladas en suelo puntano rescatan la tranquilidad de la ciudad, pero el temor sigue latente en sus vidas, y es que en una entrevista con El Diario de la República no quisieron mostrar sus rostros por miedo a represalias que puedan tener en su país. 
Las dos eligieron San Luis como destino. El novio de María también de Caracas hace dos años que vive en nuestra provincia y eso ayudó a que ella pudiera tomar la decisión final de venir. Esmeralda, tuvo la suerte de tener conocidos en Argentina y su esposo en una oportunidad visitó suelo puntano. “El vino primero y me dijo que era tranquilo, yo lo certifiqué”, contó con una tímida risa, mientras trababa de acomodarse para poder contar su travesía. “Buscamos paz y es lo que conseguimos acá. Nos estamos reinventando”, expresó. 
Sentadas una al lado de la otra, en sus miradas sus historias seguían más vivas que nunca. “Hace un año que llegue acá. Me vine con mi esposo y mis dos hijos. Tomamos la decisión porque la situación en mi país no daba para más”, señaló Esmeralda, quien agregó que en su país tenían su propia casa y dos locales comerciales de venta de ropa. “A los negocios los cerramos porque eran imposibles de mantener, la situación económica era apremiante”, explicó.
La crisis en Venezuela impacta seriamente en la vida cotidiana de sus ciudadanos y varios eligen irse debido a la inseguridad, a la falta de medicamentos y de artículos de consumo básicos. “La inseguridad día a día crecía escalonadamente y estaba llegando bastante lejos”, manifestó la joven con sus ojos marrones inmensos y detalló que le toco vivirla muy de cerca. “A unos conocidos no tan solo que le entraron a robar a la casa, sino que secuestraron a toda su familia. Esa situación me hizo reflexionar y me dio mucho miedo continuar ahí. De ninguna manera quería que mis hijos crecieran en un lugar así”, aseguró. 
La salud en el país caribeño no es un tema menor. La falta de medicamentos apremia la vida de los venezolanos. “Hace un año que no teníamos acceso a las vacunas que le debía poner a mi hija. Sólo las conseguíamos si la importábamos y las pagamos en dólares, pero para nosotros era muy difícil conseguirlas. Con el resto de las cosas era igual”, precisó. 
Desde la Dirección Nacional de Inmigraciones de San Luis aseguraron que a principio de año tenían más de cien solicitudes de venezolanos.
María muy emocionada y con lágrimas en los ojos comentó que las razones por las cuales abandonó su país fueron principalmente por la inseguridad, lo económico y la falta de oportunidades para los jóvenes. “Tengo 17 años, estoy en la parte más linda de mi vida y no la estoy pudiendo disfrutar”, manifestó, mientras que con una mano se tomaba su extensa trenza que le reposaba en su hombro derecho. “Nosotros no teníamos oportunidades. A todo lo que podíamos aspirar quedó en sueños nada más”, contó y agregó que antes trabajaba como administrativa. 
“No ganaba mal, pero de todas maneras no podía hacer mucho. Un sueldo básico está en mil trescientos bolívares ($450) y sólo un kilo de carne pasaba ese monto, era imposible vivir así”, dijo con  tristeza y recordó lo que padecen quienes se quedaron lejos. “En los supermercados podíamos comprar de manera regulada. Sólo podías llevar una cierta cantidad de productos por persona. Tenías que hacer colas de más de dos horas y cuando llegabas a la puerta te decían que no tenían más, era desesperante”, señaló.
A María le toco vivir en carne propia la inseguridad. “Uno allá está expuesto a todo. Un día iba caminando y dos personas en moto me quisieron robar, por suerte salí corriendo, pero no quiero ni imaginar si esos hombres iban armados. Se vive el día a día”, resaltó.
Sobre su partida la venezolana explicó que fue muy duro. “Deje a mi papás y a mi hermana. En el momento que tome la decisión me alejé para que no los afectara tanto”, contó y agregó que desde que esta acá les mandan dinero a su familia. “Con mi pareja tratamos de ayudar, todos los meses juntamos mil pesos y se los depositamos”, destacó.
“Cuando llamo a mi casa mis viejos no me quieren decir nada. Sólo se limitan a contar que todo está bien”, dijo Esmeralda, quien agregó que el presente de su país no es alentador. “Nicolás Maduro tiene bajo su mando los poderes ejecutivo, judicial y legislativo y los ciudadanos lo único que teníamos para expresarnos era el voto. Pero en las últimas elecciones quedó demostrado que no vale nada”, manifestó y agregaron que “las pocas personas que hicieron algo están presas o muertas. Realmente están cansados”.
Sobre su estadía en San Luis María precisó que es un lugar donde pueden estar tranquilas. “La gente es muy amable. Nosotras venimos de un país convulsionado y esta provincia nos está dando la oportunidad de comenzar de cero y de tener un futuro”, concluyó.

 

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