Villa Mercedes recibió a los mejores perros detectores de drogas

La quinta policial de la Comisaría 40ª, ubicada en el barrio Eva Perón II, fue sede del Seminario de perros detectores de narcóticos y armas de fuego. La capacitación, organizada por Pedro Julián del Centro Especializado de Adiestramiento Canino de Villa Mercedes (CEAC) arrancó el viernes y participaron oficiales villamercedinos, del Servicio Penitenciario de La Rioja, Policía de Córdoba, de Buenos Aires, Infantería de Mendoza, de la Vª Brigada Aérea, miembros de las delegaciones de AFIP, más cinco canes entrenados. Tuvieron clases teóricas y prácticas, en las que hicieron ejercicios en la Terminal de Ómnibus y en un frigorífico.

Las disertaciones estuvieron a cargo de Carlos Cattaneo y Cristian Ludueña, integrantes del CEAC de la capital cordobesa. “Hicimos hincapié en los perros dentro de su vida operativa, vimos cómo es el desarrollo de ellos hasta la adultez para trabajar. Ayer, empezamos con la selección de cachorros, luego vimos los trabajos que se hacen para despertarles los estímulos y que el animal lo asimile”, detalló Cattaneo.

El agente tiene una experiencia de 15 años en la fuerza policial y realizó capacitaciones nacionales e internacionales. “Lo que queremos es tratar que la tarea sea eficiente y eficaz, que se pierda el menor tiempo posible y se obtengan mayores resultados, que el desgaste de adiestramiento del perro sea menos para obtener lo mejor”, indicó.

Además de los oficiales, los protagonistas fueron los perros Aaron, Mour, Jefe, Eddi y Lisa, que si bien debieron esperar unas horas en sus caniles para entrar en acción, tuvieron su premio: los primeros ejercicios, más recreativos, incluyeron pelotas y cajones. Por la tarde recorrieron unas cámaras frigoríficas, al final del barrio El Pimpollo, donde debieron encontrar distintas sustancias, y después de las 20 las tareas de rastreo se trasladaron hasta el edificio de la Terminal de Ómnibus local.

“Buscamos que tengan muy marcado el instinto predatorio, que pueden tenerlo genéticamente o no, por eso a través del entrenamiento tratamos de aumentar el desarrollo de eso, para aprovecharlo y asociar el olor a buscar después. A los 60 días, tras el destete y que el veterinario da el consentimiento, arrancamos con el adiestramiento. Al principio son juegos y acciones naturales con su guía y luego ejercicios de mayor complejidad mediante asociaciones de estímulo con la sustancia a buscar con un agente motivador”, explicó Cattaneo.

Entre los animales que forman parte del seminario, hay de distintas razas y edades, como cachorros y otros en pleno adiestramiento. Predominan los ovejeros alemanes y los pastores belgas malinois. “Tratamos que sean perros versátiles y estos son los que se adaptan rápido a cualquier terreno. Así podemos trabajar en un campo llano, en un lugar como éste con muchos vehículos, en una terminal de ómnibus o donde se presuma que hay narcóticos”, describió el especialista.

La tarea para los entrenadores no es fácil. Tal como aseguró Cattaneo, recién al año y medio, cuando hace el paso de cachorro a adulto y ya tiene formado su temperamento, en ese momento lo consideran un perro operativo, es decir, ya entrenado para trabajar en la detección de drogas y armas.  Su vinculación en las fuerzas no lleva más de 7 años, después cada guía lo deja que termine su vida siendo una mascota, con más juegos que tareas, sin mayores preocupaciones que una cucha cómoda en lugar del canil.