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Recomiendan respetar las 10 horas de sueño en los chicos

Especialistas aseguran que entrar tan temprano al colegio y cargarlos de tareas les genera presión y agotamiento.

Por redacción
| 03 de junio de 2018
Pibes dormidos. Sobrepeso, estrés y cansancio pueden ser los resultados de tanta exigencia. Foto: Shutterstock.

El despertador suena y toda la familia arranca su día. Los más chicos intentan despabilarse para llegar a la escuela a tiempo y con ganas; pero muchas veces no lo logran, ya que las exigencias son cada vez más y el cansancio aumenta. Hay investigaciones que sugieren que los niños deberían ingresar a la escuela más tarde, a media mañana, o por lo menos después de las 8. En San Luis la mayoría de los establecimientos inicia las clases en ese horario, pero hay muchos que aún conservan la famosa “prehora”, donde los estudiantes entran alrededor de las 7. Además, los especialistas recomiendan que los chicos tengan tiempo de ocio, ya que mientras más se les exige, mayor riesgo de estrés corren.

 

“Los chicos hoy en día están agotados. En muchos escuelas hay prehora, es decir que ingresan a las 7 de la mañana. Si pensamos en chicos que vienen de otra ciudad, como La Punta o zonas alejadas, se deben levantar a las 5 de la mañana para llegar. Tendrían que dormir unas diez horas, pero no alcanzan a hacerlo porque nadie se duerme antes de las 10 de la noche. Eso va a influir en el rendimiento escolar, produce un gran agotamiento y tenemos chicos que terminan el año muy estresados”, indicó la psicóloga Melina Merelo. Y agregó que las actividades ocupan gran parte del día, entonces sienten presión por el poco tiempo que les queda disponible y por las exigencias que tiene cada chico. “Muchas de las actividades que tienen son deportivas, que por lo general suelen ser competitivas, como entrenamiento, torneos. Son pocos los chicos que realizan actividades relacionadas al ocio o a lo artístico, pintura o dibujo. Es tanta la carga horaria que les queda muy poco tiempo para estudiar o completar tareas, para el ocio, o para jugar”, explicó la profesional.

 

Según especificó, en el consultorio los síntomas del estrés generado por esas presiones se presentan a nivel físico, como las alteraciones del peso, del sueño, insomnio, problemas gastrointestinales. Y, según dijo, ese estrés en la etapa adolescente puede precipitar la depresión, ansiedad y hasta la drogadicción. “El ocio, estar con los amigos, compartir con la familia, es lo que se debe fomentar en esta edad. Pero muchas veces, debido a los trabajos y ocupaciones de los padres, la sobrecarga de actividades en los niños es funcional. Y las actividades extraescolares muchas veces funcionan como guarderías”, detalló Merelo.

 

La psicóloga Claudia Kowaliszyn coincidió en que un niño cansado no podrá resolver las actividades que le proponga su maestro. “Si duerme menos horas de lo recomendado por especialistas, el niño estará más cansado, menos enérgico o desganado. Algunos niños incluso tienen más energía durante la tarde. Un chico con sueño o cansancio realmente no podrá resolver las actividades que le proponga su maestro y puede verse afectado su rendimiento escolar, si se prolonga la situación en el tiempo”, afirmó.

 

Además, explicó que apenas se despiertan los pequeños no logran llegar al nivel máximo de concentración, y lo hacen a medida que va transcurriendo el tiempo. Es decir, con el correr de las horas logran tener más energía y concentración. “También influye un buen desayuno y que las actividades que les propongan sean motivadoras”, agregó.

 

 

Un caso diferente

 

María José Villafañe, directora del Instituto San Ignacio de la ciudad de San Luis, contó que en el establecimiento educativo implementan la modalidad llamada “Desayuno en la escuela”. Los chicos ingresan a las 8 y allí mismo les sirven un chocolate, mate cocido o leche con tortitas con queso y dulce. Entran a las aulas recién a las 8:20. “Lo hacemos para que los niños no se tengan que despertar mucho tiempo antes para desayunar y así puedan dormir un rato más. De ese modo evitamos que vengan sin comer y después se desmayen o vengan muy cansados o que durante el viaje a la escuela se descompongan por desayunar rápido o mal”, explicó la docente.

 

La iniciativa les da muy buenos resultados, ya que se aseguran que todos los alumnos desayunen y compartan ese momento. En ese mismo instituto también implementaron la modalidad de ir sin mochilas, es decir, las llevan el lunes y las retiran el viernes. “Entonces los estudiantes simplemente se levantan y vienen, sin perder tiempo en preparar el desayuno o acarrear libros. Buscamos la facilidad para ellos, es muy importante que lleguen relajados”, explicó Villafañe.

 

“Como mamá, mis hijos han entrado siempre a las 7 de la mañana a la escuela y es muy temprano. Además, tampoco es seguro, sobre todo en invierno donde aún es de noche. Sería muy bueno que se cambiara la hora de ingreso en todas las escuelas, por lo menos a las 9 de la mañana, pero por los horarios laborales sería difícil para muchas familias”, aseguró Villafañe.  

 

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