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Con la economía quieta, la ganadería se mueve igual

Aunque los precios están atrasados, los costos incrementan y la sequía dejó secuelas, los productores mantienen vivo el pulso del mercado de hacienda. Los terneros marcan el ritmo.

Por Juan Luna
| 22 de julio de 2018
Fotos: Juan Andrés Galli.

A la ganadería nunca hay que darla por muerta. Los precios vienen retrasados, los costos de producción no paran de crecer y el clima dejó consecuencias en los campos, pero los signos vitales de la actividad están intactos. En un nuevo remate de la firma “Alfredo S. Mondino” en Buena Esperanza, los terneros marcaron el ritmo de un negocio que tiene pulso pero quiere levantar temperatura. Como siempre, el optimismo es el oxígeno.

 

“Hay que trabajar. Ésa es la única forma. Yo tengo 82 años y sigo firme en el campo”, resolvió Carlos Díaz, un pequeño criador de la zona de Batavia, cuando el último martillo había golpeado el estrado y los clientes se preparaban a regresar a sus hogares. Es que los productores no conocen otra fórmula para el éxito, ni otro remedio para los momentos duros: voluntad y sudor en la frente.

 

Por eso las tribunas del galpón que se levanta en una las orillas de la Autopista N° 55, volvieron a estar casi repletos. Porque mientras esperan que las perspectivas mejoren, los diferentes actores de la cadena de la carne mantienen su fe en la actividad.

 

"Nosotros somos criadores de terneros, y dependemos de que al resto de la gente también le vaya bien, sobre todo en campos de mejores condiciones de la Pampa Húmeda. Este año han cosechado menos y tienen los campos en peores condiciones, por lo que tienen menos maíz, menos verdeos y menos plata. Eso a nosotros nos perjudica, pero estamos acostumbrados a ponerle el hombro. Pero estamos seguros que esto va a cambiar", contó Humberto Pérez, un productor de San Rafael que tiene campos en su Mendoza natal y en Unión, al sur de San Luis.

 

No hubo caras largas ni en el almuerzo ni al momento de levantar las manos por la hacienda. Para los productores, ser conscientes de la realidad climática y económica del país, no significa tener que dosificar energías ni frenar la marcha. "Hace dos o tres meses que los valores vienen medios quedados, pero creo que van a llegar las mejoras", expresó Díaz. Pérez coincidió que "los precios están por debajo que los del año pasado, y la plata rinde mucho menos, pero apostamos mucho a la ganadería, porque nosotros también nos dedicamos al cultivo de ciruelas y viñas y siempre nos fue mejor con las vacas".

 

Son varios los obstáculos que el negocio enfrenta este año y que arrastra desde hace un tiempo. La sequía fue una de las principales trabas y aunque las lluvias de otoño aliviaron los campos, las consecuencias todavía se hacen sentir.

 

"Todos la sufrimos en alguna medida, y a las heladas también. Muchos se quedaron sin pasto y por eso hay mucha oferta de invernada", dijo Humberto Campos, otro productor importante de la zona de Unión. Aunque reconoció su suerte: "Yo no me puedo quejar porque tengo reservas y la puedo contar mejor, pero veo mucha gente preocupada".

 

Porque más allá de que los registros de lluvia fueron muy irregulares en la provincia (hay zonas que sufrieron y otras que no tuvieron grandes inconvenientes), muchos criadores tuvieron que recurrir a un destete anticipado como medida para preservar las madres de sus rodeos ante la falta de forraje. Es por eso que la zafra se adelantó varios meses y los terneros que salieron a la venta ahora fueron prácticamente la última oferta importante de crías en la temporada.

 

"Traté de aguantarlos un poquito para sacarles un mejor precio, pero de esa forma hacés sufrir a la vaca. No quedó otra que adelantar y sacar un animal menos pesado", reconoció Pérez.

 

Hubo en la pista, en consecuencia, varios lotes de terneros livianos. Mondino los ofertó como un recurso ideal para aprovechar los verdeos de invierno que de a poco empiezan a florecer, una vez que finalizaron las cosechas demoradas de maíz y soja.

 

De todos modos, "ésta es una zona donde por lo general el ternero sale liviano porque la gente alivia la vaca para que se vuelva a preñar en el invierno. Y si los campos no están lindos, destetan antes en vez de darles más kilos. Pero igual hubo tropas de entre 190 y 200 kilos, que creo que es un buen promedio de kilaje para la región", analizó Garín.

 

Por eso, era una buena ocasión y todavía es un momento clave para incorporar hacienda joven a los rodeos. Para Ernesto Colombo, productor y colaborador de la consignataria cordobesa, "siempre es bueno" comprar terneros. "Estamos en la finalización de la zafra, y pronto van a empezar a faltar, lo que va a elevar los precios. Es muy buena oportunidad porque si bien el maíz vale mucho, estamos comprando la invernada al mismo precio de los gordos", sostuvo.

 

Así, por estas fechas, la reposición es un negocio más que interesante. “Hoy la relación gordo/invernada está muy buena. El que tiene gordo para vender, tiene muy buenas opciones para reponer. Lo único que falta es que responda es un poco el campo, pero los valores de la ganadería son mucho más para entrar que para salir”, aconsejó  Garín.

 

Gordos, terneros y precios

 

El “menú” del remate, que se repite los segundos viernes de cada mes, exhibía casi 4.000 cabezas, entre gordos e invernada, un plato irresistible para los compradores cuando los feedlots han abierto las puertas de sus corrales y la zafra empieza a despedirse.

 

“El mercado de gordos no afloja y tenemos una gran salida que estábamos esperando después de mucho encierre entre enero y marzo”, describió Mondino. Bajo su martillo, salieron a la venta 1.780 animales con destino a faena, entre los que había un alto porcentaje de hembras.

 

Si hace dos o tres años, la retención de vientres era una medida común para agrandar los rodeos en plena expansión de la ganadería, ahora los productores parecen estar más cautos y prefieren no incrementar demasiado el número de sus planteles. Con esa lógica, un buen porcentaje de las vacas se destinan al engorde y a la posterior venta.

 

Colombo opinó que "la buena terminación a feedlot, que es lo que está pidiendo el consumo y el mercado interno de Argentina por el coloreo de la carne", hizo que las hembras se paguen muy bien. Garín coincidió y alertó que esas vacas para consumo "son madres que van a faltar el año que viene, así que sería muy bueno entrar con vientres porque más adelante se va a sufrir un poco”.

 

De hecho, en la subasta de invernada se percibió el mismo razonamiento cuando llegó el turno de las madres. El ritmo frenético que traía la venta de terneros, trastocó a uno un poco más pausado y de mayor especulación. "El negocio rápido como la vaca CUT (cría último ternero) que se espera que tenga el ternero, se engorde y se venda, marcha más o menos bien. Pero en las operaciones que son a largo plazo, como la vaca y las vaquillonas de cría, estamos en los mismos valores de hace dos o tres años, estamos muy atrasados. Pero creemos que en cualquier momento vamos a valorar mucho más a las hembras y el precio va a incrementar", sostuvo el gerente.

 

Los efectos de la sequía también influyen para que los productores decidan desprenderse de sus vientres. El forraje es poco y muchos prefieren preservarlo. "Está faltando pasto en los campos y encerrar está muy caro. Pero hay que aguantar y comprar hacienda, porque estamos en un sector donde todavía no se han acomodado los valores ni el precio del dólar. Vemos un camino positivo hacia adelante", afirmó Mondino, a modo de recomendación.

 

Muy distinta a la de los vientres fue la suerte de los terneros. La hacienda más joven fue la que marcó completamente el ritmo de la subasta, elevó la calidad del encierre y levantó los promedios por encima de la media.

 

Porque en un contexto de precios que pierden la carrera contra la inflación, los números a los que se vendió la ternerada fueron muy buenos. Los de hasta 150 kilos, de ambos sexos, alcanzaron la interesante cifra de $54 por kilo de animal vivo. Luego, los machos de entre 150 y 200, estuvieron en el rango de $44 a $48,50. Las hembras rondaron entre los $42 y los $47,60.

 

Los novillitos de entre 200 y 250 kilos, llegaron a los $43,80; los de 250 a 300 tuvieron su techo en $33,80; y los de más de 300 kilos se pagaron hasta $30,40. Por el lado de las hembras, las vaquillonas más livianas alcanzaron los $41,80; las intermedias fueron hasta los $35,50; y la categoría más pesada trepó hasta los $33,90.

 

Para el martillero cordobés fue la excelente calidad de la hacienda, proveniente de diferentes establecimientos que están repartidos por todo el sur puntano, la que hizo que los clientes pusieran "unos pesos más" por cada una de las tanda de animales.

 

Y más allá del peso de algunos lotes, el estado corporal de los ejemplares no demostró para nada el impacto que se suponía que la seca podía generar en los rodeos.

 

La genética, señaló Colombo, fue la que sostuvo esos estándares que empiezan a hacerse comunes en la zona más austral de la provincia. "Es hacienda que viene de estancias de muy buena genética. Eso ha cambiado mucho acá en la zona, y es producto del trabajo, las inversiones y el mejoramiento que vienen haciendo los productores desde hace años. Entonces es raro ver una vaca que no tenga un buen nivel, además de que son animales que se aguantan muy bien estos inviernos crudos", indicó el hombre.

 

Con la frente en alto

 

Apenas una hora y media tardaron los integrantes de "Alfredo S. Mondino" en hallarles nuevos dueños a las jaulas de hacienda. Cuando la tarde maduraba y el sol estaba alto, la feria terminó. Predominaron las caras de satisfacción en ambos lados de las operaciones (comprados y vendedores), como una comprobación de que a pesar de que las perspectivas están un poco quietas, el negocio se mantiene en movimiento.

 

"Yo tengo 600 hectáreas y 200 vacas. Tengo un poco de maíz y girasol, siembro y cosecho. A mí siempre me gustó esto y es lo que sé hacer, algo que se trae en la sangre. Estoy en el campo desde los siete años y marchen como marchen las cosas, seguimos adelante", proclamó Carlos Díaz, mientras se acomodaba la boina y guardaba los boletos de compraventa para regresar a Batavia.

 

Humberto Campos, conocido por todos como "Pipi", fue franco. "Los precios son una incertidumbre y los costos altos. Un rollo de alambre vale $3.700 pesos, por ejemplo. Sabemos que ir a la carnicería cuesta, pero para llevar un animal a faena también. Hay que poner el hombro entre todos para que se acomode esta estantería. Si algunos tiran para un lado y los otros para el extremo opuesto, no vamos a lograr sacar el carro", expresó.

 

En eso, hay otro factor que también será clave: el climático. "A pesar de que hemos tenido sequía, después las lluvias nos ayudaron un poco. En nuestra zona teníamos miedo pero hasta ahora la llevamos bien. Mientras nos acompañe el tiempo, los productores confiamos siempre", sintetizó el ganadero, un comprador fiel de la feria.

 

Ernesto Colombo aconsejó no sacar el pie del acelerador. "La ganadería tiene futuro porque en cualquier momento se abre más la exportación y hay que estar preparados", dijo. Mientras que Francisco Garín valoró: "La feria, el almuerzo, los remates están siempre repletos. De a poquito, los valores se van a empezar a acomodar y el productor agropecuario no se rinde porque es un gran optimista".

 

A ambos lados de la Autopista 55, que recorre el Departamento Dupuy, el paisaje está teñido de dos matices: por un lado el ocre de los pastos que ya se han secado y de los rastrojos de la cosecha, y al mismo tiempo, el verde intenso de los centenos y las alfalfas que sirven de sustento para la hacienda. Las vacas están ahí y no se quedan quietas.

 

 

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