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Espera que su ex, acusado de abusar de sus hijas, sea condenado

Según la denuncia, el hombre drogaba a las chicas con medicamentos y las filmaba con cámaras ocultas en la casa. La madre dijo que los abusos fueron en 2016, las víctimas tenían 15 y 12 años.

Por redacción
| 23 de octubre de 2019
31 de agosto de 2017. Hubo una manifestación en San Luis contra dos sospechosos de abuso. Uno es Guidugli. Foto: Archivo.

Federico Guidugli era para A.C. el compañero que había elegido para su vida. Vivían juntos con las dos hijas de ella, fruto de una relación previa, y con la nena que tienen en común cuando la joven tuvo indicios de que él abusaba de las chicas más grandes, que en ese momento tenían 15 y 12 años. Lo denunció en 2016, él fue preso ese año, lo excarcelaron en 2017 y volvió a quedar encerrado al año siguiente, a fuerza de pelearla junto a sus abogados en los estrados judiciales, dijo ella. Y ahora, a poco de conocerse cuál será la definición del tribunal que lo juzga, espera que haya un fallo condenatorio. Quien era fiscal de instrucción, Ernesto Lutens, pidió que a Guidugli le den 15 años de cárcel. 

 

 

La denunciante y sus hijas se mudaron a una provincia vecina, para reiniciar su vida. 

 

 

“Quiero que la condena sea clara. (Los abusadores) se aprovechan de la confianza que la gente les da. Son psicópatas, perversos, engañadores, manipulan, buscan caer bien. Espero que la pena no baje de lo pedido por el fiscal”, expresó la denunciante. 

 

Guidugli fue procesado por “Abuso sexual simple, agravado por la situación de convivencia preexistente”, en perjuicio de la chica que hoy tiene 18 años, y por “Abuso sexual gravemente ultrajante agravado por la situación de convivencia preexistente”, en el caso de la adolescente que actualmente tiene 15 años. Tanto ellas como su mamá y su hermanita menor, de 5 años, se mudaron hace un tiempo a una provincia vecina. Fue una decisión que, en parte, obedeció a poder tomar distancia de lo ocurrido aquí en San Luis, para seguir con sus vidas. 

 

“Ellas hoy están muy bien –cuenta A.C.–. La mayor va a terapia. Ya empezó la facultad y está contenta porque le está yendo bien. La que tiene 15 en un momento quiso hablar de lo ocurrido, pero ahora no. Todo el accionar mío, sumado a la respuesta de la Justicia y a la contención de nuestra familia para que yo pueda estar fuerte, ha ayudado mucho”. 

 

Las chicas saben que el juicio está desarrollándose en la Cámara del Crimen 1 de San Luis desde los primeros días de este mes. Está previsto que hoy las partes puedan ver la Cámara Gesell y que declare la psicóloga del Poder Judicial Marisa Samper, contó A.C., quien ha viajado para estar en las audiencias. 

 

En la primera, el defensor de Guidugli, Aldo Giuliani, planteó la nulidad de la requisitora fiscal, es decir, de la acusación. Pero el tribunal rechazó el planteo. A partir de allí, comenzaron a declarar los testigos, entre ellos, los padres de A.C., el novio de la hermana de ella, peritos de las áreas informática, pediatría, bioquímica, psicología y psiquiatría, enumeró la joven, quien también dio testimonio. Fue la primera persona a quien la Cámara escuchó. Habló durante dos horas y cuarto, según detalló. 

 

Los familiares de A.C. dieron referencias de cómo era la relación y el trato que Guidugli, empleado bancario en ese entonces, tenía hacia las víctimas. Y, en el caso puntual del cuñado de A.C., contó detalles de la ocasión en la que su hermana ingirió un jugo adulterado, meses antes de la revelación de los abusos, dijo. 

 

“No sabíamos que Guidugli era el responsable de eso. Después empezamos a atar cabos sobre ciertas cosas extrañas que pasaban”, explicó A.C., quien luego llegó a la conclusión de que tanto a ella como a sus hijas el acusado les daba medicación que inducía al sueño, sin que ellas lo supieran. Se presume que eso le permitía poder abusar de sus hijastras. 

 

Tras la presentación, a las adolescentes les hicieron análisis de laboratorio. En la muestra de orina de una de las chicas hallaron restos de benzodiazepina, una droga que actúa sobre el sistema nervioso con efectos sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, amnésicos y miorrelajantes. 

 

Esa droga está en medicamentos como el Rivotril, el Valium y el Clonazepan, que el imputado admitió haber tomado como parte de un tratamiento de rehabilitación por consumo de drogas.

 

Otra de las conductas atribuidas a Guidugli es haber colocado cámaras ocultas en el baño, por ejemplo, para filmar a las menores duchándose. “Un perito informático de la parte querellante explicó cómo hizo la pericia sobre la computadora de él. La noche que lo eché de  casa, él borró cosas. A través del buscador Tor, que eliminó, ingresaba a la Deep Web. Y había hecho videos, que también había eliminado”, comentó la denunciante, quien refirió que hay constancia de filmaciones en las que el acusado ubica las cámaras ocultas y otros videos en donde esa parte (su acción) está editada. 

 

Según la joven, los peritos psicólogos y psiquiatras del Poder Judicial “fueron concluyentes respecto al perfil de él. Hablaron de histrionismo, manipulación, perversión y psicopatía”. 

 

“Mis abogados –son Bernardo Estrada padre e hijo– me dicen que la prueba reunida es compacta. Las testimoniales se complementan con la pericias informáticas, con las pericias bioquímicas; los rasgos de los que hablamos también han sido ratificados a través de la pericia psicológica-psiquiátrica. Esto no se ha limitado a mis palabras, todo ha quedado acreditado por pruebas e indicios que dan un bagaje de credibilidad a lo que he dicho”, manifestó.

 

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