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Caso Di Marco: una maestra de Florencia cambió su versión

Dijo que cuando declaró haber recibido el comentario de que la nena era tocada por el padrastro, lo hizo bajo amenaza. 

Por redacción
| 11 de abril de 2019
Fotos: Leandro Cruciani.

Fue una formalidad, un gesto que suelen adoptar muchos testigos al momento de declarar, y la docente María Teresa García Cobos lo tuvo. Levantó la mano derecha y respondió afirmativamente cuando el presidente de la Cámara del Crimen 2 de San Luis, Hugo Saá Petrino, le preguntó si juraba decir verdad de todo lo que le preguntaran en el juicio a Carina Di Marco, acusada de ser partícipe por omisión de los abusos sufridos por su hija de 12 años, Florencia Di Marco. Pero la testigo negó sus declaraciones anteriores, en las que había afirmado saber que su colega, Adriana Ramírez, había tenido un encuentro con la acusada, en julio de 2016, en el que la docente le comentó a Di Marco que Florencia le había referido que su pareja, Lucas Gómez, la acariciaba mucho. Por esa razón, y ante la duda de que García Cobos haya incurrido en falso testimonio, el fiscal de Cámara 2, Fernando Rodríguez, solicitó que hagan una compulsa (copia del expediente) y la envíen al juzgado Penal en turno, para investigar.

 

Además, el representante del Ministerio Público Fiscal le solicitó a la Cámara que  también giren las actuaciones para establecer si un policía de Mendoza amenazó o ejerció algún tipo de presión sobre García Cobos, tal fue lo que ella aseguró ayer. “Es un policía de Mendoza, morrudo, grandote. Lo conozco porque persigue delincuentes, pero no sé su nombre”, aclaró la maestra, que no pudo aportar más datos del efectivo que presuntamente le habría dicho que la metería presa si ella no decía que tenía conocimiento de los dichos de Florencia a su compañera Ramírez. 

 

Contó que efectivos de civil la fueron a buscar a la parada de colectivos, y que le pidieron que los acompañara, para dar testimonio. Luego, también la fueron a buscar a su domicilio, y, en esa oportunidad, fue con los oficiales acompañada por su hijo, que es menor. “Me hicieron escuchar el audio. Me dijo ‘mentirosa, te voy a hacer meter presa’ (…) Lo tenía parado al lado mío (…) Por mis hijos, le juro que no tuve ningún conocimiento, ningún indicio. Nunca hablé con la madre de Florencia. Nunca la cité. Y al padrastro menos lo conocía”, aseveró la maestra, quien aclaró que tiene formación en niño maltratado, por lo que, de haber habido algún indicio en su alumna, ella lo hubiera advertido. 

 

Tanto el tribunal como el fiscal y la defensora, Karina Mantelli, intentaron ahondar cuando ella aseveró que todo lo que declaró anteriormente, tanto en una fiscalía mendocina como en el juzgado Penal 3 de San Luis, no era cierto. En esas instancias precedentes, también juró decir verdad. 

 

Quisieron saber si aquí, en el ámbito judicial, también sintió presiones. Dijo que en un momento se quedó a solas con la jueza que instruyó la causa, Virginia Palacios, y que le manifestó que ella había dicho que sabía del comentario de la nena a Ramírez bajo amenaza, pero que era mentira, y que la magistrado no le creyó. “Tuve que seguir con las mentiras. Tuve miedo. Tenía cuatro hijos que andaban en la calle (…) Ella (en referencia a Ramírez) nunca me comentó nada”, reiteró. 

 

Tanto el fiscal, primero, como el presidente de Cámara, después, le preguntaron a la maestra si aquí, en San Luis, le dictaron la declaración que había dado. Y la docente, con notoria resistencia, esquivaba responder de modo directo la pregunta. Dijo que “tuvo que seguir el cuentito que venía de allá”.

 

La testigo tuvo posibilidad de leer su declaración antes de poner su firma. Dijo, además, que es una persona con formación (refirió que ha cursado un posgrado), por lo que se presume que sabe que tiene caminos legales para denunciar que fue intimidada en el ámbito policial o judicial. Pero no lo hizo. E indicó, ante preguntas del fiscal Rodríguez, que no sufrió, tras dar testimonio, intimidaciones en Mendoza ni tampoco en San Luis, antes o después de estar en el juzgado. “¿Pidió asesoramiento, fue a otro lugar a exponer?”, le consultó Saá Petrino. “En la Junta de Disciplina”, respondió la docente, quien comentó que, a pesar del consejo de su familia para que denunciara, no lo hizo. 

 

En 2016, García Cobos estaba a cargo de 5º grado B y le daba, algunos días de la semana, algunas materias a Florencia, que cursaba en 5º A. La maestra responsable de este grado era Adriana Ramírez, la segunda de los trece testigos que comparecieron ayer. 

 

“Solo quiero que se haga justicia por Florencia”, expresó Ramírez cuando Saá Petrino le aclaró, al jurar que, de no decir verdad, podría ser procesada por el delito de falso testimonio. Ambas maestras tuvieron a la nena entre marzo y julio de aquel año, cuando Di Marco solicitó el pase, ya que la familia se mudaría a San Luis. 

 

Callada, muy tímida, muy observadora. Con esos tres adjetivos describió Ramírez inicialmente a la chiquita. “No se integraba. Tenía dos o tres amiguitas. Llegaba siempre tarde. Tenía una mirada dulce. No participaba al trabajar en grupo”, continuó la docente. 

 

Contó que oyó el comentario sobre las caricias del padrastro el día que hicieron una pequeña reunión, en la que celebraron el cumpleaños de ella y despidieron  a Florencia. Los compañeritos le entregaron algunas cartitas y un afiche, recordó.

 

“Ella estaba muy triste, había fallecido el abuelo (en referencia al padre de Gómez, que se suicidó), y no quería venir a San Luis. Se quería quedar con el abuelo” materno, Carlos Di Marco, refirió.

 

“Nos abrazó a las maestras. La besé en la frente. Me dijo ‘a veces, mi papá me acaricia’. Eso fue todo lo que dijo. Después le pregunté ‘Florcita, ¿cómo te acaricia?’. Ella me sonrió, me abrazó, me besó. Tocó el timbre, se fue y no la vi más”, relató. Ramírez dijo que su compañera, García Cobos, estaba, pero no aseguró que ella haya oído. “No sé si sintió o no sintió”, dijo.

 

La maestra aclaró que ella no convocó a Di Marco a una reunión para informarle lo que su hija había expresado. Explicó que la mujer mandó a Florencia a pedir el pase, y que debió ir la madre a retirarlo, dado que no es un documento que se entregue a los alumnos. En esa ocasión le dijo a Di Marco lo que había dicho la niña sobre Gómez, refirió. Dijo que Di Marco le dijo “Ay, esta Flor, siempre mintiendo”, y que la nena solía inventar dolores de panza o de muela cuando no quería ir a la escuela.

 

“Fue un comentario. Le pregunté a la vicedirectora, Ana María Díaz, qué hacer, si era necesario hacer un acta, y me respondió que no, que si la madre me había contestado eso (en referencia a que había minimizado los dichos de la chiquita)” no hiciera acta,  aseveró. 

 

A su turno, Díaz, quien también dio testimonio ayer, dijo no recordar haber sido consultada por Ramírez sobre hacer un acta, o por el caso de la niña. 

 

Cuando la noticia de la búsqueda de la pequeña llegó a los medios nacionales, Ramírez se dio cuenta que la criatura desaparecida había sido su alumna, y en un grupo de WhatsApp del que formaban parte ella y otras docentes de la escuela “Florentino Ameghino” comenzó un intercambio de mensajes sobre el tema.

 

 

La maestra del audio

 

Fue ella, según admitió Ramírez ayer ante el tribunal, quien envió un audio en el que expresó su deseo de que a la niña no le hubiera pasado nada malo, como así también de que Gómez no estuviera implicado en la desaparición.

 

“Pensé en el padrastro. Lo largué en el audio, dije lo que pensaba. No lo conocía. Lo vi cuando salió con una velita en la tele (…) Lo vi y me pareció un ser despreciable. Pensé que podría haber sido él”, afirmó. 

 

Al igual que García Cobos, Ramírez aseveró que fueron maltratadas por la Policía cuando las buscaron para que dieran testimonio, en Mendoza. “Me dijeron que tenía que decir si era la del audio, porque si no, iba a sufrir las consecuencias. Acá en San Luis me trataron mal ¿Qué querían, que dijera lo que no vi? Hubo una mirada acusadora. Fue doloroso, angustiante, porque era una de mis alumnas”, expresó la docente entre lágrimas. 

 

Otra de las maestras que viajó ayer para declarar ante los jueces fue la maestra Miriam Beatriz del Río Pérez, quien confirmó que Ramírez tuvo un diálogo con la celadora de la escuela, Alicia Fabiana Rizzo, en la que esta última la interpeló sobre su actuación ante la manifestación de la niña. 

 

Ayer, Rizzo dijo que, por comentario, le llegó la versión de que la alumna le había manifestado a su maestra, Ramírez, que el padrastro la tocaba, que ella había citado a los padres, y que Di Marco había tratado a su hija de mentirosa. 

 

La celadora confirmó que la directora de la institución, Mónica Poblete Baigorria, les indicó que no dijeran nada de lo que pasó con Florencia. “Le dije ‘no voy a mentir’. Y a Ramírez le pregunté qué había hecho ella por la nena. Y me dijo ‘llamé a los padres, y la madre me dijo que la nena mentía’”, relató. 

 

Según dijo ayer en la audiencia Baigorria Poblete, el tono de esa reunión no fue de censura, o con una pretensión de ocultamiento. “¿Hubo algún pedido, sugerencia, instrucción hacia las docentes?”, quiso saber el fiscal de Cámara Rodríguez. “Dije que iba a venir una comisión (policial), y que por respeto a la familia y la seriedad del tema no se debía hablar del tema en los medios”, justificó Poblete Baigorria, quien confirmó que a raíz del caso le abrieron un sumario administrativo. Tras el hecho comenzó una investigación sobre el personal. Ella, por caso, fue sacada de la escuela “Florentino Ameghino” y comenzó a cumplir tareas administrativas, explicó ayer, durante el juicio, María Inés Fleury, una supervisora de escuela que ya está jubilada y que intervino en la realización de informes que luego fueron elevados a la Dirección General de Escuelas de Mendoza, para hacer las actuaciones administrativas. 

 

 

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