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“Los ciudadanos del mundo no nos unimos contra el enemigo común”

La escritora investigó a fondo el Club Bilderberg, una agrupación cuasi secreta que, según ella, define las riendas del universo. ¿Cómo hizo para exponerlos al mundo y cuál es el precio que tuvo que pagar por eso?

Por Romina Oddone
| 08 de abril de 2019

Escritora, periodista y doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla, Cristina Martín Jiménez fue la primera mujer en publicar un libro sobre el Club de Bilderberg –en abril 2005– y llevar el tema a lo académico con una tesis doctoral que analiza los vínculos de propiedad entre los miembros de esta entidad elitista y los conglomerados de comunicación globales. En España, el Grupo Planeta acaba de publicar su octavo libro, titulado “Hijos del cielo. Las huellas del Cosmos en la cultura humana” donde pone en conexión el conocimiento antiguo con la Era Espacial actual.

 

El Club de Bilderberg es un grupo de hombres poderosos a los que ella llama “los amos del mundo”. La agrupación, según algunos investigadores entre los que se encuentra Jiménez, planifica tras las sombras el destino de la humanidad. Desde 1954 hacen una reunión anual muy exclusiva donde plantean una agenda que se trabaja durante todo el año. Se sabe que existen, pero no dejan conocer a fondo sus propósitos ni sus integrantes.

 

En una charla exclusiva con “Cooltura” Martín Jiménez encastra algunas de las miles de piezas que conforman la trama de esta estructura de poder y del Nuevo Orden Mundial que quieren imponer en Argentina y en el mundo.

 

 

 

—¿Quiénes son los amos del mundo?

 

—En nuestra época actual, es la estructura de poder que las elites de Estados Unidos y Europa fundaron en la Guerra Fría y que ha tomado las principales decisiones desde entonces. La primera reunión fue en el hotel Bilderberg, propiedad del príncipe Bernado de Holanda, en la primavera de 1954. Desde entonces celebran una cita anual, apartados del foco público. La prensa no es bienvenida; únicamente asisten los propietarios y directivos de los grandes conglomerados de comunicación y del sector entretenimiento. Por ello controlan el mensaje y el relato del mundo. Se reúnen junto a miembros de la realeza y la aristocracia europea, los accionistas de los grandes fondos de inversión y bancos globales, presidentes de gobierno y ministros, jefes de los servicios secretos y multinacionales de todos los sectores: armamento, alimentación, automóviles, vehículos espaciales, construcción. Solamente se puede asistir por invitación, no es como el Foro de Davos, que quien paga puede entrar. Bilderberg es mucho más exclusivo, es la "créme de la créme". Por cierto, muchos de ellos pertenecen a la masonería internacional, la más elitista.

 

—¿Por qué se aliaron formando esta estructura de poder? ¿Qué quieren?

 

—Quieren ser los únicos que tomen las decisiones en el mundo, desean controlar el fenómeno de la globalización y decidir quién compra y quién vende en el mercado global o quién preside un país. Es decir, ellos ponen y quitan presidentes y obligaron al rey Juan Carlos a abdicar. Su plan estrella es acabar con los estados-nación y, para conseguirlo, han creado una serie de instituciones supra naciones que toman las decisiones que anteriormente tomaban los gobiernos soberanos. Así, al frente de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), el FMI (Fondo Monetario Internacional), el BM (Banco Mundial), la OMS (Organización Mundial de la Salud), la ONU (Organización de las Naciones Unidas) o la Unión Europea hay siempre un lacayo de Bilderberg. Estas entidades son los instrumentos para imponer sus leyes a todo el planeta. En definitiva, anhelan ser el Zeus y su consejo divino de la era actual.

 

—“Los amos del mundo están al acecho” apenas salió, desapareció. Fue censurado y luego pudiste reeditarlo 7 años después. ¿Qué cambió en ese tiempo que hizo que ahora sí puedas mostrar tu investigación?

 

—La que cambió la historia de esta censura fue una editora valiente de Uruguay, Claudia Garín, que se atrevió a rescatar el libro cinco años después de su desaparición. Se convirtió en uno de los más vendidos del país y por ello se publicó dos años después en España. También me han censurado en Wikipedia, de donde quitaron mi biografía y las referencias a mi trabajo. Pero no me resigno a ser atacada por el poder sin presentar batalla. Por algo, en la antigüedad, las mujeres fuimos consideradas las diosas de la vida y de la guerra.

 

—¿Por qué este grupo que opera en secreto a veces se deja ver?

 

—La Enciclopedia Británica lo define como un foro “secreto” de personas influyentes y durante décadas permaneció oculto del foco público. Finalmente, en 2011 Bilderberg publicó su website, pero solo muestra la relación de invitados –aunque no todos– y un escueto enunciado de los temas a tratar. Lo demás, se mantiene en el secretismo. No comparten la información privilegiada, pero les gusta que se conozca su existencia. ¿Para qué quieres tener poder y no exhibirte ante los demás como un pavo real? Son presumidos y, por eso, tienen a periodistas y escritores en nómina que escriben sobre ellos una mezcla de verdades y mentiras para confundir. Pero si un escritor publica un trabajo serio sobre el club lo atacan y censuran, como fue mi caso.

 

 

 

—Como con tus libros, también fuiste pionera en llevar el tema a la Universidad. Después de siete ensayos, ¿Por qué defendiste una tesis doctoral sobre Bilderberg?

 

—La cuestión Bilderberg es tan importante que me propuse introducirla en la Academia. Y, como me había ocurrido antes en el mundo periodístico, encontré reticencias y varios intentos por parte de profesores e investigadores por desvirtuar mi trabajo. Por eso, no podía permitirme grieta alguna y preparé mi tesis a conciencia. Finalmente fue calificada Cum Laude con mención internacional. Ahora, quien pretenda negar a Bilderberg tendrá que rebatirme con otra tesis doctoral.

 

—¿Qué va a descubrir la gente cuando lea “Hijos del Cielo”? ¿Qué significa para vos este nuevo libro?

 

—Este libro contiene muchos de los temas que me interesan como humana: la filosofía, las religiones, los mitos, las culturas antiguas, el futuro, la mujer, el poder. Es decir, una serie de campos que nos ayudan a comprender porqué actuamos de una forma y no de otra. Porqué somos como somos. En él amplío mi campo de investigación para analizar la historia de la Humanidad. Expongo cómo las organizaciones jerárquicas de las sociedades actuales perpetúan paradigmas que se establecieron en la antigüedad. Aún no hemos sido capaces de superar las estructuras que se corrompieron milenios atrás. Mi leitmotiv en “Hijos del Cielo” sigue siendo el mismo, es crítico al poder por ocultar la información que debe estar al servicio de todos.

 

—¿Por qué ocultan el conocimiento en vez de compartirlo para que todos nos beneficiemos y las personas crezcan intelectualmente? ¿Cuál es su mayor secreto en la era actual?

 

—Lo hacen para manipular no sólo el presente sino también nuestras esperanzas de futuro. En la reunión Bilderberg de 2017 asistió un invitado insólito: un astronauta. Y es que su secreto mejor guardado desde los años 50 es que están centrados en la conquista espacial y que estamos siendo visitados por civilizaciones estelares, como también lo fuimos en el pasado. Es por ello que las mayores fortunas del mundo, como los accionistas de Amazon, Google, Space X, Microsoft, Facebook y las naciones más potentes como China, Rusia, Estados Unidos, India, Emiratos Árabes Unidos, etc. compiten por ser el Cristóbal Colón del cosmos. Donald Trump ya ha creado el primer ejército espacial de la Tierra y Francia ha anunciado que en breve hará lo mismo. ¿Y por qué lo hacen? Porque tienen en su poder información secreta que demuestra que no estamos solos en el Universo. Eso explica el “anhelo de cielo” que la humanidad ha sentido desde sus orígenes. Los textos antiguos cuentan que el eslabón perdido vino del cosmos. Y estas son las cuestiones más trascendentes para nosotros. El espacio ya ha cambiado la geopolítica actual. Ya no es Silicon Valley la referencia del poder, sino la conquista del cosmos.

 

—¿Mauricio Macri es un títere de Bilderberg? El extremo endeudamiento en el que sumió al país a merced del FMI y las políticas despiadadas de ajustes hacia los más vulnerables ¿Pueden ser prueba de ello?

 

—Lo que ha hecho Macri en Argentina es aplicar un patrón diseñado por las elites de Bilderberg. Digo que es un patrón porque es idéntico, es el mismo que aplicaron en Europa cuando anunciaron la crisis global en sus medios de comunicación. En mi tesis demostré que los grandes conglomerados de comunicación son propiedad de bilderbergs y los utilizan para “vender” a sus títeres como Macri y a sus proyectos, como las políticas de ajuste.

 

 

 

—¿Qué otros planes tienen para Argentina?

 

—Su objetivo principal en Argentina es el mismo que en otros puntos del globo: aniquilar el estado-nación, que ellos consideran un concepto viejo y absurdo, para instaurar una especie de gobierno mundial que ahora llaman “Gobernanza responsable”. Cuanta más corrupción, conflictos y ciudadanos enfrentados, más fácil les resulta acabar dominando el país. Argentina está desestructurada por la corrupción y la división entre sus habitantes, por lo que a Macri no le fue difícil enarbolar un discurso emocional y ser votado presidente. Él ha puesto Argentina en manos del FMI, que trabaja al servicio de los propietarios del dinero. Christine Lagarde asiste todos los años a la reunión anual del Club, donde da cuenta de sus logros. ¿Por qué los ajustes en sanidad, educación…? Porque han decidido que los servicios públicos sean de carácter mercantil y estén gestionados por sus empresas privadas. Sucedió lo mismo en España y Europa, pero irónicamente, en la llamada era de la información, los ciudadanos de todo el mundo no nos comunicamos ni nos unimos contra el enemigo común. Sin embargo, las elites sí están muy bien coordinadas.

 

—¿Hay algo oculto en Antártida que no quieren que sepamos o es sólo por los recursos?

 

—El control de la Antártida es vital para las grandes potencias y para los fondos financieros. Han detectado que bajo la nieve hay todo tipo de energías y recursos: petróleo, diamantes, oro… Es una zona que se ha mantenido virgen durante mucho tiempo y que está a punto de manifestar su esplendor. Pero, la verdadera clave está en que el interés por la Antártida es de carácter científico y militar, y que coincide con la competencia desatada entre las grandes naciones y empresas por liderar el espacio. ¿Hay en la Antártida una energía determinada o un tipo de mineral que facilita la propulsión de los cohetes y naves que van al espacio? Si es así, todos querrían explotarla, como ha ocurrido con el coltán. Para mí, esa es la hipótesis más lógica.

 

—Además de Macri, ¿hay otros políticos alineados a Bilderberg en su Gobierno?

 

—Hay dos casos muy llamativos de los que hablé en mi blog cuando fueron nombrados. Uno es el de la ministra de Exteriores y Culto, Susana Malcorra, que era la jefa de Gabinete del secretario de la ONU, Ban Ki-moon. Macri argumentó su elección porque ella “comprende en detalle la agenda internacional que hoy mueve al mundo”. El control de la religión es otro de sus propósitos. El otro es el secretario de Medio Ambiente, Sergio Bergman, quien además es masón. El ministro de Finanzas, Santiago Bausili, ya trabajó con dos pesos pesados en Bilderberg: el Deutsche Bank y J.P. Morgan. Era vital controlar la cartera de finanzas. Ellos trabajan para implementar las políticas del grupo Bilderberg en Argentina. Así imponen su ideología social-económica y política a todos los argentinos. Pienso que uno de los motivos por los que mi tercer libro fue censurado es que en él demuestro que el discurso del cambio climático está siendo manipulado por ellos y que salió de sus laboratorios de ingeniería política y social.

 

—¿Cuál sería para vos el hecho más importante que el mundo debería conocer para despertar de la ilusión en la que vivimos?

 

—Que hay un grupo de manipuladores profesionales que trabajan para sembrar el caos, la ignorancia y la división con el objetivo de controlarlo todo y a todos. Lo que diferencia a esta elite de las antiguas es la capacidad que han tenido para rebasar fronteras, convirtiéndose en globócratas. Otra de sus características es que al apropiarse de los medios de difusión, como la prensa tradicional, la educación, el arte, el entretenimiento y las redes como Facebook, Twitter, YouTube o Google, sus mensajes son los que se repiten y replican de forma masiva en todo el mundo. Es difícil que se escuchen otras versiones de los acontecimientos. Pero una mentira repetida mil veces sigue siendo mentira. Para no caer en la trampa, debemos ser ciudadanos activos siempre en busca del conocimiento y compartirlo.

 

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