Hienas hambrientas
El equipo de Roller Hockey de San Luis tiene ocho años de vida, pero pocos lo conocen. Mujeres y hombres que aceleran con fuerza propia.
Todo comenzó una tarde en Potrero de los Funes, y fue justamente por patines. Ese día, Priscila Hauser, integrante de la comisión y actual jugadora de las Hienas, se unió a otros patinadores que estaban disfrutando de la localidad turística para pasar la tarde sobre ruedas y desde ese momento no pararon de juntarse. Al principio, sólo era para andar en rollers hasta que a uno de los chicos se le ocurrió llevar unos sticks, un disco y los equipos se armaron solos. “A partir de ahí empezamos a juntarnos, siempre al aire libre, en los horarios en que podíamos. Como un grupo de amigos que se junta a jugar al fútbol, nosotros nos juntábamos a jugar roller street”, contó la jugadora.
El equipo es mixto y como cada uno tenía sus responsabilidades, esas reuniones eran cada vez más esporádicas aunque las ganas de jugar siempre estaban, “hasta poníamos dos zapatillas al medio del aeropuerto a modo de arco, también íbamos a playas de estacionamiento a practicar. En ese momento éramos entre 15 y 20 más o menos”, recordó Priscila.
De esto hace ya ocho años y de esos integrantes quedan sólo algunos. Como había distintas prioridades el equipo no lograba consolidarse, hasta que se disolvió, pero no para siempre. Los meses pasaron, y el grupo tenía épocas de juntadas en La Punta, después en el club La Merced, de capital, entre otras sedes temporales donde podían hacer los partidos. Hasta que hace dos años le comentaron a una integrante la posibilidad de que se realizaría una cancha para este deporte y eso reactivó el grupo, “Se hizo una reunión y comenzamos nuevamente. Se abrió la convocatoria, pegamos afiches, folletos y a partir de ahí ingresaron chicos nuevos, porque de los viejos quedamos tres o cuatro”, aclaró Hauser.
Una vez que lograron un grupo sólido solo faltaba un lugar estable para las prácticas. Al principio les fue difícil conseguirlo, ya que la mayoría de los clubes donde iban no les permitían entrenar porque con los patines y el tejo se rompe el piso o la pared. Hasta que llegaron al club Pringles e hicieron un contrato.
Uno de los mayores obstáculos, según comentan los jugadores, reside en el costo del equipamiento. Ellos se fueron armando poco a poco, compraron parte de la vestimenta usada en Mendoza y en Córdoba, precisamente cuando iban a algún torneo, pero al principio participaban solo de amistosos.
Entrenan martes y jueves a las 22 en el club Pringles, de calle Colón.
Para los jugadores, las prácticas son momentos únicos. Como aseguró María José, quien fue parte de la camada inicial pero estuvo ausente un tiempo porque fue mamá. Hace siete meses regresó y con más ganas que nunca. “Para mí es poder darme unos minutos para mí como mujer, como jugadora. Son dos horas en las que entreno, en las que puedo trabajar mi cuerpo, relajar mi cabeza y solamente pienso, hago y disfruto hockey”, expresó con un brillo en la mirada.
La primera competencia a la que asistieron fue en Mendoza, y la experiencia fue sorprendente por dos motivos: “Fuimos cuatro mujeres sin cambios y todo el partido estuvimos con solo una chica nueva dándonos aire. Acá estábamos acostumbradas a jugar con varones, éramos brutísimas, las chocábamos, frenábamos contra ellas, pero ahí ganamos el partido”, dijo una de las jugadoras quien en ese primer enfrentamiento notó las grandes diferencias. El equipo mendocino tenía entrenadores y los sanluiseños eran prácticamente autodidactas.
Claudio Merino, presidente de club, entrenador y jugador junto a Martín Viviloni y Priscila Hauser decidieron llevarlo a otro nivel. Los tres se reparten las tareas y se consultan entre sí las decisiones frente al equipo y así incorporaron al entrenador personal Freddy Saravia y la nutricionista Johana Aguirre, quienes ayudaron a encauzar al equipo y el grupo se ha convertido en un todo.
En Semana Santa las Hienas tuvieron su primera clínica a cargo de la jugadora de la Selección Nacional de Roller Hockey, Victoria Palero, quien hoy por hoy entrena a dos equipos en Mendoza. Además, es psicóloga deportiva y en tres días les dio una clase teórica y mucha práctica. Realizaron minicampeonatos entre sí y pudieron instruirse en varios niveles. “Victoria está muy capacitada, tiene mucha empatía, mucha conexión. Todos nos sentimos muy cómodos”, dijo uno de los jugadores.
Una de las participaciones más recientes fue en agosto del año pasado durante un torneo en San Juan. “Viajaron las chicas como representantes del equipo femenino y ganaron un partido con el equipo y camisetas nuestras. Nosotros, el equipo de hombres fuimos fusionados con otro grupo de Córdoba. No era la idea pero queríamos jugar”, dijo Viviloni, representante del equipo masculino. El jugador hace hincapié en que hay un prejuicio que sobrevuela a los patinadores: “La gente cree que el que anda en roller no es muy masculino. Pero cuando lo conocen se dan cuenta de que es totalmente distinto, el hockey sobre roller es muy parecido al hockey sobre hielo. Es un deporte que se juega fuerte, es muy brusco, te golpeás y necesitás muchas protecciones para que no te lastimés. Los que creen que es muy suavecito, no lo es”, aseguró y aprovechó para invitar a quienes deseen conocer más sobre la disciplina, que se acerquen al club Pringles los martes y jueves a partir de las 22.
Para Martín, ponerse los rollers y salir a la cancha representa un momento de libertad, una pasión que no tiene comparaciones. “Me encantaría que este deporte crezca en la provincia, que tengamos una cancha de hockey roller. Así yo creo que la gente se interesaría mucho más porque actualmente la mayoría lo desconoce”, dijo.
El poder asistir a competencias les dará un plus ya que según ellos mismos no sólo se conoce a muchos colegas, sino que se adquiere conocimientos, los fortalece y cada vez se animan a más. Ahora entrenan física, técnica y tácticamente para poder llegar a los próximos torneos de una mejor manera. Son un equipo más maduro formado por estudiantes, trabajadores y profesionales que cada semana asisten a las prácticas con mucha pasión y ganas de consolidarse a nivel provincial.
El nombre
Como tradicionalmente se usan nombres de animales, entre todos elaboraron una larga lista y cada uno dio sus argumentos. Eligieron ese porque “posee muchas de las características que nosotros como grupo, principalmente porque es un animal que se mueve en manada y su fortaleza en ataque no es individual, siempre es en grupo entonces nos representaba bastante y por otro lado siempre nos reímos mucho y porque en algún momento parecemos hienas”, reveló el presidente del club.


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