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Comprar terneros pareciera ser la opción del momento

El especialista en el mercado de las carnes alentó a los criadores a seguir invirtiendo, porque "el mundo pide más de lo que se produce". Aseguró que la clave está en China.

Por Marcelo Dettoni
| 02 de junio de 2019
Pasión. Los chinos cada vez compran más carne argentina. Ahora quieren calidad.

Escuchar a Víctor Tonelli siempre es interesante. El consultor no se queda en medias tintas, no le escapa a la polémica y, a diferencia de otros "gurúes" de los negocios, él se la juega y suele dar consejos. O al menos dice lo que haría en determinadas situaciones, siempre dejando en claro que “el dinero es de ustedes, no mío”, como para establecer sin vueltas que él puede entregar una visión o una sugerencia, pero que nada es palabra santa en materia de negocios. Esta vez, como se verá más adelante, arriesgó un vaticinio: “Compren terneros, tienen un precio ridículo. Después de la zafra van a aumentar”. Son las cosas que les gustan a los auditorios activos, porque ven el compromiso del expositor.

 

Por eso cada vez que viene a San Luis congrega una buena cantidad de profesionales relacionados al campo y productores ansiosos por conocer los números de los mercados internacionales, las tendencias de la carne en el mundo y el futuro a corto plazo de una actividad que siempre deja tela para cortar y es atractiva aún en medio de las recurrentes crisis económicas que atraviesa la Argentina.

 

“Manejo eficiente de la ganadería” fue la denominación de la charla que lo trajo de nuevo a la provincia de la mano de Coninagro, una de las confederaciones rurales del amplio espectro del campo nacional, que en su caso nuclea sobre todo cooperativas del interior profundo (tiene unas 800), que implican a unos 120 mil productores asociados a ellas. Para completar el combo, también dio su visión de la actualidad Carlos Iannizzotto, el titular de Coninagro, un hombre con raíces en San Luis, donde tiene familia, ya que es una provincia cercana a su natal Mendoza, donde se desempeña en el ámbito de la vitivinicultura.

 

Tonelli atrapó de entrada a la audiencia que completó todos los asientos del Espacio CIL, un coqueto salón de eventos ubicado en la avenida España de la capital puntana. Lo hizo al prometer desmenuzar las oportunidades que brinda la ganadería en tiempos como los actuales, de mucha incertidumbre. Antes, ya se los había ganado a todos al reconocer que “San Luis es una provincia cara a mis sentimientos, vine muchas veces en mi vida y la vi crecer de manera exponencial, pasó a ser un polo ganadero impresionante en pleno semiárido, con limitaciones de agua y de suelos, además de desarrollar una agricultura pujante gracias a muchas obras de infraestructura que hizo el Gobierno”.

 

También tiene una ligazón, aunque lejana, que proviene de su trabajo en una de las grandes empresas ganaderas de la provincia: es vicepresidente de Cabaña Las Lilas, que tiene campos en el sur de San Luis y organiza un renombrado remate de reproductores todos los años, allá por noviembre, en el que vende genética de primera calidad.

 

De la protesta a la propuesta

 

Arrancó hablando de la Mesa de las Carnes, una organización que concentra a todos los estamentos de la cadena, desde los criadores hasta los dueños de grandes supermercados que colocan la carne en sus góndolas, pasando por los matarifes y los frigoríficos, locales y exportadores. Fue creado hace 4 años, cuando recién despuntaba la administración de Mauricio Macri y la ganadería tenía expectativas que después se vislumbraron como desmesuradas. Pero nadie les puede achacar nada a los criadores, porque si hay gente optimista, que siempre confía en que todo va a ir mejor, son ellos. Y eso que luego la realidad los desmintió una y otra vez.

 

“Dejamos la protesta y pasamos a la propuesta”, definió Tonelli a la Mesa de las Carnes, de la que dijo que “avanzamos todo lo que permiten las restricciones presupuestarias. Fue muy enriquecedor arrancar con este espacio de discusión que armamos con el gobierno nacional, a veces las cosas van rápido y en otras oportunidades más lentas, pero siempre van, hay diálogo, nos sentimos escuchados, todo es muy distinto respecto de lo que pasaba antes de 2015”.

 

Enseguida hizo un repaso de lo que pasó con los precios del ganado y de la carne desde la llegada de Cambiemos al poder. “En los 24 primeros meses, que abarcaron todo 2016 y 2017, el valor de la hacienda corrió de atrás al maíz, que había quedado sin retenciones y se revalorizó, el dólar y el Índice de Precios al Consumidor (IPC).

 

En 2018 se acentuaron las subas del cereal y del dólar, que arrancó un gran proceso de devaluación del peso al que siguieron dos corridas cambiarias, lo que ayudó a restablecer la competitividad de las exportaciones pero al mismo tiempo disparó los costos de la ganadería en todos sus eslabones. Recién en los casi cinco meses que llevamos de este año se puede decir que la cosa se invirtió y la hacienda recuperó parte de su valor, aunque hay sectores que todavía están en rojo”, resumió.

 

El stock ganadero también tuvo fluctuaciones en la última década, porque en 2007, cuando asumió Cristina Kirchner, estaba en 55 millones de cabezas, bajó a 48 millones en 2011 luego de una fuerte liquidación de hembras producto del cierre de las exportaciones y las trabas que impuso Guillermo Moreno desde la Secretaría de Comercio, y lentamente se fue recuperando hasta volver a las 54 millones de cabezas el año pasado. “La media histórica”, según el analista.

 

La faena, por supuesto, acompañó esos movimientos del stock, ya que ambas están íntimamente ligadas. “Ahora se espera una caída de unas 700 mil cabezas, lo que representa que habrá 200 mil toneladas menos de carne en un mercado que tiene dos puntas que compiten: el consumo interno y la exportación”, vaticinó.

 

Otro cuadro interesante que mostró Tonelli es el que compara el stock total versus el stock de hembras, que permitió deducir que la faena de hembras es cada vez mayor. “Ustedes se preguntarán, como lo hacen todos en el ambiente ganadero, si hay liquidación. Yo diría que no, que lo que pasó es que decreció la faena de machos. Durante el período de recuperación que vivió la ganadería argentina fue mayor la faena que el stock, pero la explicación es que cayeron las existencias de machos, no es que hubo una liquidación de parte de los productores”.

 

Los porcentajes en la faena de hembras también dicen mucho de hacia dónde va la ganadería y baja los niveles de alarma. Fueron muchas más las terneras que pasaron por los frigoríficos que las vacas y vaquillonas, “lo que indica que no están matando productoras, que el campo sigue confiando en que la situación va a mejorar”, según Tonelli, quien hizo un seguimiento de la evolución de los stocks y encontró que “es similar al de 2018, con menos vacas porque ante los altos costos se mandan a faena las improductivas y más terneros que luego se convertirán en invernada e irán a los engordes”.

 

El problema se da en que el crecimiento es desparejo. “Con oferta forrajera buena el destete de terneros está en el 68% en las zonas más productivas, pero si vemos los números del NEA encontramos que ese porcentaje baja al 50%, porque las pasturas no abundan, se perdieron muchos lotes y la situación económica aprieta. La vaca es noble y sobrevive, pero para que produzca hay que darle de comer”, reflexionó.

 

¿Dónde están los novillos?

 

Otro drama que se viene repitiendo en la ganadería argentina es la falta de novillos, la categoría que exige la exportación de cortes Premium, porque es la carne que buscan los exigentes mercados europeos. Claro, hacer novillos requiere de tiempo e inversión, pero ninguno de los gobiernos que pasaron por la Casa Rosada en la última década se ocupó de ese fomento para producir más kilos de carne. “La existencia de novillos en 2007 era de 15 millones de cabezas, y ahora tenemos apenas 10,5 millones. Eso hizo bajar la participación en la faena de esta categoría del 35% al 18%. El mundo los pide y nosotros no se los podemos dar porque hubo políticas erradas de parte del poder de turno”, según Tonelli.

 

 “Cuando el nivel de las exportaciones es alto sobre la disponibilidad (entre 18 y 20 por ciento), el novillo es más caro que el novillito”, describió el especialista, quien anticipó que “se viene más protagonismo del sector exportador, será la gran traccionadora de los precios porque hoy no se puede depender de una demanda interna deprimida por la inflación y la falta de dinero de la gente”.

 

Claro, el dólar también juega su papel en la situación del novillo de exportación. “En diciembre de 2017 los frigoríficos que tienen mercados afuera pagaban 3,35 dólares, era el precio más caro de todo el Mercosur, muy por encima de Brasil, Uruguay y Paraguay. En setiembre de 2018 pasamos a ser los más competitivos de la región con un precio de 2,42 dólares luego de las dos mega- devaluaciones. Y ahora estamos en 2,90 dólares, lo que quiere decir que siempre que llovió, paró”, cerró con un guiño.

 

El precio del novillo para exportación tuvo sus oscilaciones. Pasó de U$S3,35 en diciembre de 2017 a U$S2,42 el año pasado y ahora está en U$S2,90.

 

En cuanto a los terneros, según Tonelli, “el precio de esta categoría sigue al país desde hace 15 años, cuando los feedlots ganaron el papel principal como el modelo de engorde favorito de los criadores. En 2014, el último año del kirchnerismo, se necesitaban 24 kilos de maíz para comprar uno de terneros, no quedaba otra que decir: ‘Pobres productores agrícolas’, qué mal la estaban pasando. Pero el costo de reposición también era alto para los ganaderos. Este año, la relación está en 10 a 1, con un costo de reposición más bajo”.

 

La relación del cereal con la ganadería, de la que es el principal insumo, lo incentivó a dar un consejo. No es común, ya que siempre prefiere mostrar todas las cartas, pero sin meterse a fondo en cuestiones tan delicadas como son las inversiones ajenas. Pero esta vez Tonelli fue a fondo: “Yo creo que es el momento de comprar terneros, tienen un precio ridículo. No tengan dudas de que después de la zafra van a subir”.

 

Pero no se quedó en el vaticinio, lo apoyó con argumentos: “Se viene la mejor cosecha de maíz de la historia. Habrá un 60% más de granos disponibles que en la campaña pasada, lo que les tiene que dar seguridad. Cuando tengan ese maíz, que además tendrá un precio conveniente, en la bolsa, salgan a comprar terneros. Hay que tomar decisiones, son los momentos clave. Pueden hacer dos cosas, o bien vender ese maíz o, si tienen los recursos forrajeros suficientes, hacerse de terneros para invernar. Esta última es una muy buena opción en San Luis, que está lejos del puerto, porque los fletes siguen complicando la venta directa de granos”.

 

 

Los números de la carne

 

En el último tramo, la charla viró hacia cuestiones de mercado, sobre todo puso énfasis en la situación externa y las posibilidades que tiene la Argentina de seguir aumentando su participación. “Los números son claros, en 2007 la exportación de carne vacuna sumó 8 millones de toneladas y el año pasado ese número creció hasta las 10,5 millones de toneladas. La explicación es una sola, Asia, que tuvo un crecimiento del 90% en la participación total de esas compras. Hoy adquiere un 52% más que hace 10 años”, explicó el consultor ganadero.

 

“Lo único que tenemos claro es que la carne no alcanza para abastecer lo que piden los mercados, por lo que va a seguir subiendo el precio por una simple cuestión de oferta y demanda. Y les aclaro que cuando digo Asia, en realidad estoy diciendo China, un país que comenzó a importar carne en 2012 y este año ya se llevó dos millones de toneladas. Es una locomotora desbocada, que en 2022, según las estimaciones de Rabobank, va a agregar dos millones de toneladas más”.

 

No podía quedar afuera de una charla sobre carnes lo que está pasando con la peste porcina africana, que está devastando el rodeo chino y de cerdos. “Es el principal productor de carne de cerdos con el 48% de la participación mundial, pero ya perdió el 21% de su rodeo y puede seguir complicándose. La Unión Europea produce el 21%, Estados Unidos el 11% y Rusia el 3%, todos están lejos de los números de China”, mostró Tonelli en un gráfico.

 

El siguiente exhibió cómo se distribuye el consumo de los 105 kilos por habitante y por año de carnes en el gigante asiático. Lo que más comen es pescado (41% de ese total), seguido ahí nomás por el cerdo (39%) y luego el pollo (12%). Muy lejos vienen la carne vacuna (6%) y la ovina (2%). “Si sacamos al pescado de la ecuación, el 66% del consumo es carne de cerdo, es un mercado impresionante”, concluyó.

 

Ya queda claro para los especialistas que el 30% de la producción china de cerdos (el 20% de la mundial) se va a perder por la peste. “Hay un problema de caída de la oferta, van a faltar 16 millones de toneladas, cuando el mundo hoy exporta poco más de la mitad, 8,8 millones. Entonces va a caer el consumo y va a subir el precio. Ya lo hizo un 36% en los últimos 12 meses, con una inflación que en China ronda el 2,3% anual. Ahí hay un nicho que los productores de cerdo tienen que aprovechar y San Luis tiene algunos grandes”, evaluó el especialista.

 

Finalmente volvió a hablar de la carne vacuna y de lo que dejó la SIAL realizada en Beijing hace pocos días, la feria más importante del mundo por el volumen de comercialización. “La suba de precios estuvo en el orden del 20 al 25 por ciento para la carne argentina, sobre todo la de vaca, que es la que llevan los asiáticos, tanto congelada con hueso como sin hueso que es la más barata. Pero también la carne enfriada con y sin hueso, para la que hay un nuevo protocolo y le permitirá al país vender cortes más caros”, contó Tonelli, quien volvió a remarcar la importancia de China para las ventas externas argentinas: “Representaba el 55% de nuestras exportaciones y ahora pasó al 68%. Eso compensó la caída de ventas a Rusia, que también produce vaca como nosotros”.

 

“A pesar de los indicios positivos, sigue la incertidumbre, algo que es habitual en la Argentina. Todos me preguntan: ‘¿Qué hago?’, ‘¿Seguirán las retenciones?’. La verdad que no lo sé, leo los diarios igual que ustedes. Lo bueno es que hubo un aprendizaje, ya sabemos que era mentira aquello que sostenía el kirchnerismo de que había que dejar de vender afuera para defender la mesa de los argentinos. Cuando el gobierno anterior tomó esa medida los argentinos consumían 65 kilos de carne vacuna por habitante y por año, y hoy están por debajo del 50%, mientras el pollo y el cerdo ganaron consumidores. Pero no tienen la culpa las exportaciones, sino la crisis económica. La Argentina no puede volver a cerrar las exportaciones, ahora hay una deuda externa enorme que hay que pagar”, aseguró Tonelli.

 

En el cierre, un productor preguntó qué pasará si vuelve a ganar una fórmula kirchnerista, a lo que el consultor le bajó el tono: “Minimizaría el impacto de un retorno de Cristina y sus ideas”, dijo. Para redondear con un mensaje optimista: “No hay sector con más potencial que la ganadería en la Argentina. Hay vida después del Mercado de Liniers y la mesa de los argentinos…”.

 

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