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El pacífico poder de una fotografía

A 30 años de la imagen de un héroe anónimo y desarmado que enfrentó a los tanques del ejército chino y recorrió el mundo, todavía no se sabe con certeza qué fue de su vida.

Por redacción
| 04 de junio de 2019

Por: Agustina Bordigoni

 

 

5 de junio de 1989. Una imagen tomada en Pekín recorre el mundo y se convierte en el símbolo de la Matanza de Tiananmén, de la que se cumplen 30 años.

 

Cargando una bolsa en cada una de sus manos, un joven desarmado se acerca lentamente a los tanques que se dirigían hacia la plaza por la Chang'an Avenue o “Avenida de la Paz Eterna”; tan paradójicamente violenta en los días anteriores. Se para frente a ellos (que en primer lugar vacilan sobre seguir su camino o no) y logra por un momento detenerlos e incluso subir a uno de los vehículos para intentar hablar con los soldados del Ejército de Liberación Popular, cuyo nombre es en sí mismo otra de las tantas paradojas de ese día.

 

Durante unos instantes el hombre se vuelve a atravesar frente a los blindados para impedir el paso y luego es interceptado por personas de civil que lo retiran del lugar. Nunca se supo en realidad qué pasó con él ni quiénes eran esos hombres, aunque hay muchas teorías sobre eso.

 

Las imágenes fueron tomadas por algunas cadenas de televisión internacional pero realmente inmortalizadas en una foto, tan dramática como accidental. Solo después de tomarla el fotógrafo comprendió la real dimensión de lo que había capturado. Un héroe anónimo (presumiblemente llamado Wang Weilin, aunque su verdadera identidad es incomprobable) no solo se animó a desafiar a los tanques que se le aproximaban y con ellos al gobierno chino. También se convirtió en el símbolo de la resistencia pacífica, de un reclamo y en protagonista de una de las imágenes más representativas del siglo XX. Su protesta, sin mediar palabras, llegó a cada rincón del planeta.

 

 


Parodias de una imagen contundente.

 

 


De los incidentes a la masacre

 

El 15 de abril de 1989 la muerte del reformista y ex líder del Partido Comunista, Hu Yaobang, congregaba a miles de personas en la plaza de Tiananmén. El motivo, que parecía inconexo, desató posteriormente una ola de protestas por la implementación de las reformas económicas y políticas en China que habían comenzado la década anterior.

 

La modernización del socialismo en el país no estuvo desprovista de contradicciones: entre miembros del partido gobernante y entre diferentes sectores de la sociedad existía la creencia de que o las reformas habían ido demasiado lejos, o que por el contrario debían profundizarse (especialmente en el plano político, el más rezagado) con mayor celeridad.

 

Muestra clara de esas contradicciones fueron los problemas económicos que comenzó a atravesar el país, sobre todo en términos de inflación, endeudamiento externo y pérdida de puestos de trabajo, y que resultaron en el resurgimiento de las ideas más conservadoras dentro del gobierno, contrarias a las más reformistas de su líder Deng Xiaoping. En ese contexto interno y en uno externo de pérdida de poder y caída del comunismo en gran parte de Europa y el inicio de una serie de reformas en URSS, los manifestantes entendieron que el clima era propicio y esperanzador y el gobierno consideró que el clima era peligroso y amenazador.

 

Todos esos factores convergieron en la llamada matanza de Tiananmén, en la que, entre el 3 y el 4 de junio, miles murieron y otros tantos terminaron detenidos.



 

 


Un tema tabú

 

Gran parte de los ciudadanos chinos, sobre todo los más jóvenes, no conocen en profundidad lo que ocurrió en aquellos días convulsos de 1989. No hay una cifra oficial de víctimas ni demasiada información al respecto. La fotografía del rebelde, que llegó al resto del mundo pese a los estrictos controles, no fue tan emblemática en el país. A decir verdad, hasta fue tomada como la imagen de lo pacíficos que podían ser los militares frente a un manifestante.

 

La foto ha sido censurada en páginas web que han intentado burlar las prohibiciones, incluso retocándola con patos amarillos en reemplazo de los blindados. Nada se sabe en el mundo ni en China sobre la identidad del héroe anónimo, sobre su destino. Si fue apresado, si murió o si se refugió en Taiwán.

 

Lo que sí se sabe es que fue declarado como una de las personas más influyentes del siglo XX por la revista Time. Pero “el hombre del tanque” es mucho más que eso. Es la imagen de un rebelde y de miles a la vez. La imagen del impresionante poder del ejército, pero también (y sobre todo) del majestuoso poder de un solo hombre desarmado.

 

Los acontecimientos ocurridos en China desde el 15 de abril de 1989 siguen siendo recordados con su foto, tan icónica como su protagonista. Tan importante es que se volvió famosa en todo el mundo, excepto en el lugar donde fue tomada.

 

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