En Chile no hay dudas sobre la información
En el país vecino usan etiquetas grandes y de fácil lectura.
Para combatir la obesidad, en junio del 2016 Chile puso en marcha un nuevo sistema de etiquetado en los alimentos para ayudar a la población a identificar los niveles de azúcares, grasas saturadas, sodio y calorías. Los artículos que exceden las cantidades permitidas tienen una etiqueta que indica “alto en azúcares”, “alto en grasas saturadas”, “alto en sodio” o “alto en calorías”. El objetivo final es que la población reduzca el consumo de productos que tengan estas etiquetas. En el país trasandino cinco de cada diez niños presentan sobrepeso.
La presencia de uno o más de estos sellos indica que el alimento es poco saludable y tiene niveles superiores a los permitidos por el Ministerio de Salud chileno, lo que advierte al usuario que el consumo frecuente de dichos artículos podría ocasionarles enfermedades como diabetes, accidentes cerebrovasculares (ACV), entre otras.
Con esta ley, la comida chatarra quedó prohibida en los colegios. También la publicidad de alimentos poco saludables, como algunos productos elaborados con chocolate que como gancho publicitario traen un juguete.
La legislación también hizo cambiar la fórmula de la famosa "Cajita Feliz" de una cadena de comidas rápidas. Para cumplir con la norma, las hamburguesas ahora en Chile son más pequeñas al igual que las papas fritas. Como postre, solo se entregan frutas y las bebidas son todas bajas en azúcar. El famoso tigre que salía en las cajas de cereales no pudo escapar a la norma y lo tuvieron que sacar
Sobre este tema, la nutricionista Natalia Belzunce dijo que desde el 2018 la Argentina trabaja en un modelo de etiquetas similar al que hoy tiene el país vecino. “Son octágonos negros que alertan a la población. Uruguay también los utiliza y es una buena manera de prevenir las enfermedades. Todo este trabajo tiene que ir acompañado por una campaña de concientización. Más allá del rotulado, hay que enseñar a elegir”, detalló y agregó que en nuestro país se quiere proponer la utilización de nuevos colores a modo de advertencia ante valores poco saludables. “No solamente que se permita que se visualice rápido sino que sea legible y fácil, sobre todo si hablamos de alimentos procesados”, explicó.
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