El arte, un espacio muy alejado de la paridad de género
En los museos, a nivel mundial, la presencia femenina no supera el 15%. Además hay pocas mujeres en puestos directivos y su participación como jurados en concursos es casi nula. Históricamente la artista ha sido invisibilizada, solo tomada como musa y desde el lugar de objeto.
Las mujeres del arte quedaron relegadas de la historia a pesar de que hubo muchas artistas talentosas. En los museos, a nivel mundial, solo hay un 13% de presencia femenina en las colecciones que exhiben, tampoco hay espacio para las mujeres en cargos de toma de decisiones, como direcciones de museos o jurado en concursos. Su rol en el arte siempre ha sido subordinado al del hombre y estuvieron, durante siglos, totalmente sesgadas. El dato se desprende de diversas investigaciones sobre el tema y la cifra se mantiene en ese promedio como tendencia mundial. “El número puede variar, en algunos museos internacionales llega a 15%, pero ronda siempre ese porcentaje”, detalló Romina Mateos, especialista en arte, quien trabaja como curadora en La Casa del Poeta, en Merlo.
La joven es Licenciada en Arte y Gestión y junto a su compañera, Rocío Villareal Lemos, realizaron su tesis de grado en la que estudiaron el panorama en museos de la provincia de Córdoba, algunos otros países de Latinoamérica y del mundo. Explicó que en ese sesgo están incluidas hoy no solo las artistas sino también las mujeres que participan en actividades de extensión, como cursos o talleres; curadoras; directoras de museos y también jurados en concursos, en donde la presencia de mujeres es casi nula.
Según la investigadora Andrea Giunta, autora del libro "Feminismo y Arte Latinoamericano", durante el siglo XX la presencia de las mujeres no alcanzaba el 10% y, en muchos casos, oscilaba el 5%. “Hay muchas mujeres en los cargos relativos a la educación o guías de museos, pero en cargos directivos es bajo el porcentaje, prácticamente nulo. En los concursos, a veces ni siquiera hay mujeres en los jurados”, explicó Mateos y agregó: “El dato relevante es que en las carreras de arte hay más cantidad de estudiantes y de egresadas mujeres. En todas las carreras de artes visuales de Argentina la tendencia es que hay entre un 75 y 80% de mujeres y la pregunta entonces es por qué habiendo este porcentaje de mujeres que se dedican al arte es tan mínimo el porcentaje de obras o la presencia de ellas en los museos”. En San Luis la perspectiva es diferente. La Casa del Poeta, el centro cultural principal de Merlo, está conducido por María del Sol Uría; mientras que en el Museo Dora Ochoa de Masramón, el más tradicional de la capital, está al frente Patricia Perkman. En el Museo Histórico de San Luis (MUHSAL) también hay una mujer dirigiéndolo, Cristina Pérez; y Alejandra Racca está al frente del Hito del Bicentenario.
Para ampliar más el tema: “Feminismo y arte latinoamericano: historias de artistas que emanciparon el cuerpo”, de Andrea Giunta, editorial Siglo Veintiuno.
Algunas artistas, las reconocidas, pudieron trascender gracias a lo que algunas autoras llaman visibilización por otros intereses. Por ejemplo, en el caso de Lola Mora, recibió una serie de encargos por parte de personalidades gubernamentales y así pudo darle visibilidad a su obra. “Había un montón de mujeres en ese momento, pero solo trascendió ella. Hay muchos casos de mujeres que trabajaban en los talleres de artistas, restaurando o enseñando y sus nombres no figuran, ni en la prensa, ni en las galerías, ni en exposiciones. Hay una autora que dice que son visualizaciones específicas, es decir se han dado a conocer por un hecho muy puntual”, contó Mateos. También se puede incluir aquí el caso de Frida Kalho, quien a pesar de tener un enorme talento y de que ya era proyectada como una de las mejores artistas latinoamericanas, logró destacarse por ser mujer de Diego Rivera. Frida durante mucho tiempo fue presentada como “la mujer de”, algo de lo que le costó despegarse.
La muestra “Mujeres radicales: arte latinoamericano 1960-1985”, curada por Andrea Giunta y Cecilia Fajardo Hill, es una exposición de 120 mujeres artistas y colectivos, con más de 280 obras en fotografía, video y otros medios experimentales. Estuvo en varios museos de Estados Unidos y también en Latinoamérica, en la Pinacoteca de São Paulo.
Hay muchos casos de otras artistas que directamente fueron opacadas por sus parejas o mentores. “Hay un caso, el de Lee Krasner, una gran artista norteamericana que cuando se casó con el pintor Jackson Pollock se dedicó a la carrera de él. Ella no solo es muy importante como curadora, fue la gestora de toda su obra. Estuvo detrás de él pero nunca se habla de ella. Era muy buena pintora, muy buena artista”, indicó.
Otro caso es el de Camille Claudel, una escultora que nació en 1864 y fue amante durante quince años de Auguste Rodin, con quien trabajó mucho tiempo hasta incluso llegar a superar en talento. Debido a la censura de género de la época, su nombre siempre estuvo empañado por el de él y nunca recibió el reconocimiento que merecía. Sus trabajos muchas veces fueron presentados a través del escultor y su carrera siempre se mantuvo a la sombra de Rodin, a pesar de haber alcanzado el mismo nivel. “Dicen que Leonardo y muchos artistas renacentistas tenían en sus talleres mujeres trabajando, eso se tapó. También porque en ese momento era mal visto que una mujer estuviera en el taller de un artista. Ellas querían aprender, trabajar con el maestro, la única forma de hacerlo era a través del ocultamiento porque el rol que se les había dado era otro, con los hijos en la casa, si se llegaba a ver eso seguramente serian juzgadas socialmente”, explicó Mateos.
Lee Krasner, una gran artista que al casarse con el pintor Jackson Pollock abandonó su trabajo.
El papel de la mujer en el arte también está dado por una representación de ellas que reforzaba estereotipos y reflejaba los cánones de la época. “En la pintura la mujer no ha sido sujeto, sino que siempre ha sido objeto, la modelo, el cuerpo idealizado, la famosa Venus; no como un sujeto, no como algo presente, como alguien protagonista. Prevaleció una imagen que refuerza las ideas del patriarcado”, detalló la joven. Siempre como musa, subordinada y sumisa.
Los feminismos proponen una revisión de la historia y de las prácticas en el arte, para que resurjan los nombres que fueron “olvidados” y también que se les dé mayor espacio a las mujeres en el arte, tanto a artistas, curadoras y espacio de dirección en museos. “Hay que luchar por un espacio, por lograr la igualdad. Lo ideal sería que en las muestras que haya un cupo para mujeres, como pasó con la música. Que esté reglamentado legalmente. Que se puedan alternar también directoras y directores de museos. En Córdoba os tres museos más importantes de bellas artes tienen todos directores varones. En Buenos Aires han formado una colectiva que se llama Nosotras Proponemos y hacen una revisión de todo esto, desde los cargos que se ocupan en cultura hasta el lugar de la mujer en la historia del arte, revisar, ver quién la escribió. Justamente, porque al ser escrita por hombres, hizo que se opacara el papel de un montón de mujeres artistas. Hay muchas historiadoras mujeres, que están escribiendo la historia desde otro lugar”, explicó Mateos, quien conforma además "Bravía", un grupo de mujeres artistas en Merlo que organizan muestras para exponer sus trabajos.
“Trato de promover muestras de mujeres, desde mi lugar hago lo posible para revertir estos datos. La idea es que exista esta equidad al momento de armar las muestras, de ir rotando a los artistas hombres y mujeres. He tratado de ir intercalando y si tuve que sugerir jurados he pedido que tengan en cuenta eso, y que sea equitativo”, comentó.


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