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Darío Coronda, un artista cordobés que busca a su mamá hace diez años

El hombre de 43 años fue apropiado durante la última dictadura cívico militar. Se enteró de su condición recién en 2010, por un primo. Desde entonces quiere dar con su identidad.

Por redacción
| 08 de enero de 2020
Darío mantiene la esperanza de reencontrarse con su madre biológica, a quien busca desde hace una década. Aunque imprecisos, hay datos que indican que sería puntana. Foto: Leandro Cruciani

 

Darío Coronda no expresa ni un dejo de rencor en su mirada, pero sí una enorme ilusión. El artista plástico busca a su mamá biológica desde hace diez años (actualmente tiene 43) y los pocos datos que obtuvo, indican que su progenitora podría ser puntana. Luego de un prolongado tiempo de reflexión, su caso vio la luz tras la publicación en las redes sociales del video "Identidades", un material audiovisual que guionó personalmente y que concibió como una obra de arte más.

 

En una entrevista previa con la Web de El Diario de la República, Darío contó que necesitaba viralizar el videoclip para que se viera en la zona de Cuyo.

 

Después de pasar casi veinte días en la tranquila Juana Koslay junto a su pareja y familiares, "Kartú", como lo llaman sus amigos, habló en exclusiva con El Diario de la República. "Estoy en búsqueda de mis orígenes", afirmó.

 

"Me enteré de mi condición en 2010, por un primo que me dijo que yo no era hijo de mi madre de crianza. A partir de ahí empecé una búsqueda con idas y vueltas, momentos duros por el silencio familiar y de mucha gente que está vinculada, como el médico que firmó mi partida de nacimiento y una mujer que vivió en la pensión ubicada en la calle Montevideo 358, en Córdoba capital, donde supuestamente trabajaba y vivía mi mamá", dijo Coronda.

 

El médico que citó es Antonio Luis Cumini, también amigo de su padre fallecido en 2005 y quien firmó la partida de nacimiento apócrifa fechada el 14 de diciembre de 1976. Mientras que la mujer a la que alude es Graciela Carrizo, una presunta conocida de su progenitora, quien la habría acompañado a dar a luz.

 

 

“Al enterarme de mi situación fue difícil, me llevó un tiempo procesarlo aunque queda una cicatriz”, expresó Darío Coronda.

 

 

Aunque en la actualidad refleja ser una persona de temple sereno y tolerancia, admitió que el mutismo que ejerció su familia de crianza le causó una decepción muy grande, una adversidad que superó —según dijo— gracias al arte, una actividad que se transformó en herramienta de persistencia y de fortaleza espiritual en el día a día.

 

"Crecí con mucho amor, tuve una vida muy buena. La madre que me crió y que en la actualidad tiene 87 años me dio todo, pero enterarme en 2010 sobre mi situación fue difícil, me llevó un tiempo procesarlo aunque queda una cicatriz muy grande por todo el ocultamiento y el pacto de silencio que hasta la fecha no solo me afecta a mí, sino a muchas familias del país. Acá hay un problema grave, muy vinculado al tráfico, la apropiación y la adopción, tres términos que no son la misma cosa. En mi caso fui víctima de una apropiación, porque estoy registrado con una partida de nacimiento ilegal", sostuvo.

 

La pensión a la que refiere "Kartú" es la de los Ramallo, que funcionaba en la zona de La Cañada y que en la década de los setenta era frecuentada por estudiantes, prostitutas y viajeros que estaban de paso. Según Carrizo, su mamá subsistía como recepcionista del alojamiento y también de la actividad sexual en un burdel del Parque Las Heras, datos que hasta la actualidad no pudo constatar.

 

"De lo único que estoy seguro es que sí está viva y puede tener alrededor de sesenta años", dijo el artista ilusionado.

 

Tras reconocerse como víctima de apropiación por el terrorismo de Estado, Coronda comenzó a militar en la causa que pregona el derecho a la identidad, un trabajo que en la Argentina tiene el sello de las Abuelas de Plaza de Mayo, organización con la que colaboró a través de los "Murales por la Identidad". Su cuñada, María Gracia Iglesias, una psicóloga puntana que actualmente trabaja para la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, es quien lo acompaña en una búsqueda que por el momento no tuvo resultados positivos, pero que continuará con un sentido personal y, también, colectivo.

 

 

Banco de datos

 

Hasta el momento, unas 12 mil personas de todo el país se sometieron al análisis de sangre con la esperanza de dar con sus familiares biológicos, de quienes fueron separados entre 1976 y 1983.

 

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