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Una familia siria refugiada en San Luis vuelve a su país

Joseph, Maya, Housip, Abelardo y Lila retornarán a Siria, donde se reencontrarán con sus allegados. 

Por redacción
| 17 de octubre de 2020
Unidos. Contaron que llevan dulce de leche para que sus parientes lo prueben. El hijo mayor, Housip, habla dormido y sueña con el asado. Foto: Carlos Braile.

 

Hace tres años y medio, Joseph y Maya, junto a sus hijos Housip y Abelardo, escaparon de una guerra y San Luis los recibió. Pero volverán a su tierra natal, la ciudad de Alepo, en Siria. El conflicto terminó y el sentimiento de extrañar a sus familias se hizo más fuerte. Cuando arriben, los allegados de la pareja conocerán a Lila, su hija puntana de dos años y medio.

 

Llegar a San Luis en 2017 no fue fácil. Después de un viaje de 36 horas, arribaron a tierras desconocidas, a una provincia que los abrazaría aunque no pudieran comunicarse con la palabra porque no manejaban el idioma.

 

“Llegamos a San Luis con otras familias sirias. Cuando vinimos, Abelardo tenía seis meses y Lila no estaba, Housip era más chiquito. Para nosotros el primer mes fue diferente, aprender fue muy difícil, pero acá la gente es muy sociable; si necesitamos algo nos ayudan, si ellos saben que nosotros no hablamos, no entendemos, toda la gente siempre ayuda. Acá tenemos una vida diferente y muy buena, pero ahora Alepo está más tranquilo, no hay guerra, extrañamos mucho a nuestras familias”, cuenta Joseph en un castellano casi perfecto.

 

La familia consiguió en Alepo un hogar donde vivir y Joseph tendrá trabajo al arribar a su país. “Hace tres años no teníamos vida que vivir y ahora la situación está mucho mejor. Nos esperan 40 personas. La primera semana solo vamos a festejar el reencuentro. Estamos ansiosos”, expresó Joseph con una sonrisa enorme. También contó que llevan potes de dulce de leche para que sus familiares lo prueben.

 

Los niños, Housip, de 11 años, Abelardo, de 4, y Lila, de 2, hablan español fluido; también se expresan en árabe y armenio. El mayor estudió en la escuela Corazón Victoria y le agradeció a su directora.

 

Joseph dice que Housip habla dormido, soñando que come asado.

 

“Tener a Lila estando lejos de la familia fue difícil porque allá, cuando vino Abelardo, había gente ayudándonos, pero ahora solo yo ayudo”, cuenta Joseph. La niña de dos años y medio fue la primera hija de refugiados sirios nacida en San Luis. Actualmente ya hay tres puntanitos y otro en camino.

 

“Es muy importante para mi familia decirle muchísimas gracias al Gobernador, él siempre nos ayudó. Gracias a Anses, Dosep, los médicos, los hospitales, la gente de San Luis, gracias por todos”, expresó emocionado Joseph, quien estos años trabajó en la Sociedad Sirio-Libanesa como seguridad. “Tenemos muchas fotos acá en San Luis, es un recuerdo especial”, dijo.

 

 

 

“Llegamos a San Luis con otras familias sirias. El primer mes fue diferente. Aprender fue muy difícil, pero la gente es muy sociable, si necesitamos algo nos ayudan, toda la gente siempre ayuda. Acá tenemos una vida diferente y muy buena” (Joseph)

 

 

Sentimientos encontrados

 

Con sentimientos contradictorios, la coordinadora del Corredor Humanitario San Luis, Liliana Scheines, expresa que está feliz porque la familia se reencontrará con sus allegados, pero ella ya los extraña. Abelardo la ama y le pide ir a jugar, ella se considera su tía.

 

El Corredor Humanitario fue creado por el gobernador Alberto Rodríguez Saá a fines de 2016, con el fin de darles un lugar seguro a los refugiados e integrarlos a la comunidad puntana.

 

En un principio, los sirios que llegaron fueron alojados en las residencias de la Universidad de La Punta (ULP), algunos decidieron buscar nuevos lugares y otros permanecen allí.

 

“En febrero de 2017 llegan Lana y Magic (su nombre es Majb, pero el gobernador Alberto Rodríguez Saá le dio ese apodo al llegar a San Luis), quienes fueron los primeros, y después empiezan a llegar más familias cada cuatro meses más o menos. Joseph con su familia llegaron a mediados de marzo de 2017, cuando Abelardo tenía solamente seis meses”, rememoró Liliana.

 

“En este momento —detalló— hay 42 refugiados en la provincia y hemos ayudado a salvar la vida de alrededor de 60. Este es un paso muy importante, con sentimientos contradictorios, porque por un lado estamos contentísimos de que puedan volver a su tierra, es muy difícil dejar su lugar, más cuando uno no lo elige. Acá tuvieron educación, salud, amigos y los hicimos sentir como en casa. Es muy bueno que ahora la situación ya esté tranquila en Alepo y puedan volver, pero por otro lado fueron tres años, así que nos encariñamos y nos vamos a extrañar mucho”, expresó Liliana.

 

Otra familia de refugiados ya volvió a Siria: Elie y Lama, junto con su hijo puntano Albertito, a quien nombraron en honor al Gobernador. “No sabemos si otros van a volver porque hay que ver cómo se va dando, si tienen trabajo allá o no. Salir de una guerra es durísimo. Depende de la inserción de cada familia, también las edades de los hijos”, explicó la coordinadora, quien cree que la decisión de retornar a su país natal es una satisfacción, una meta cumplida.

 

“El Corredor Humanitario se creó para ayudar a salvar vidas y hoy podemos decir que cumplimos el objetivo, que ayudamos a salvar las vidas de esta familia, principalmente de los niños”, indicó.

 

Liliana mencionó que el objetivo para este año era lograr que todos los refugiados tuvieran trabajo y pudieran alquilar un departamento, pero la pandemia lo impidió, por lo que el objetivo sigue pendiente para 2021.

 

 

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