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Sol Castro, una de las grandes promesas del básquet femenino

La rionegrina vivió un 2019 soñado que le permitió emigrar al exterior. Busca crecer y brillar en la Selección.

Por redacción
| 14 de noviembre de 2020
Garra y corazón. Debutó en Las Gigantes en el Preolímpico de Bahía Blanca. Mudó su talento a Pensilvania. Foto: Internet.

Un 2019 de ensueño, con la participación en el Mundial U19 en Tailandia, el debut en la Selección mayor frente a las figuras de la WNBA en Bahía Blanca y el bicampeonato con Lanús en el Federal a fin de año, no relajó a Sol Castro. La ala pivot de Río Colorado, de 20 años y 1,86 metro, fue por más y tomó una decisión trascendente a comienzos de este 2020: irse a jugar (y estudiar) a Estados Unidos, a la prestigiosa NCAA, eligiendo —de todas las ofertas que tuvo— a la Universidad Robert Morris, siempre protagonista en la rama femenina. Por eso, tras los primeros meses viviendo en Moon, Pensilvania, dialogamos con la rionegrina para saber cómo viene la adaptación de una de las joyas del ascendente básquet femenino nacional.

 

 

—¿Por qué elegiste irte a Estados Unidos y puntualmente a Robert Morris?

 

—Elegí venirme a Estados Unidos por varias razones, sobre todo por el hecho de poder hacer una carrera mientras que juego en un gran nivel como el de la NCAA. La otra es seguir trabajando como jugadora amateur. Quiero desarrollar al máximo mis habilidades antes de ir a jugar a un nivel profesional.

 

 

—Contanos dónde vivís, con qué te encontraste, qué te sorprendió, qué te gusta más y qué menos en estos primeros tiempos en Pensilvania.

 

—Vivo en el campus de la universidad. Por la pandemia, no tuve la oportunidad de recorrer mucho de lo que es Pittsburgh o Moon Township, pero lo que pude ver es muy lindo, un lugar tranquilo y seguro al igual que el campus. Una de las cosas que más me gusta es que el edificio en el que vivo me queda cerca de la cancha, las facultades y la cafetería. Por lo contrario, lo que menos me gusta es el hecho de que haya cuestas por todos lados. Pero la verdad es que no me puedo quejar, todo es soñado.

 

 

—¿Cómo ha sido tu adaptación en los primeros meses? ¿Qué te costó más?

 

—Los primeros días fueron los más difíciles porque tuve que empezar las clases, sin tiempo para acomodarme como me hubiese gustado. Una vez que me organicé y empecé a entender cómo eran los entrenamientos, todo se hizo mucho más fácil. Una de las cosas con las que todavía sigo un poco "incómoda" es el idioma. Entiendo lo que me dicen y me puedo expresar, pero no con gran fluidez, o a veces me cuesta entender a compañeras o coaches, que son nativos. Igualmente es cuestión de tiempo y ya noto un avance.

 

 

—¿Cómo estás llevando la falta de competencia por la COVID-19?

 

—Tengo muchas ganas de volver a jugar. El hecho de entrenar y que nunca lleguen los partidos o que haya tanta incertidumbre es duro, pero lo tomo como un desafío y estoy tratando de enfrentarlo sin bajar el nivel de entrenamiento a pesar de no saber qué puede llegar a pasar.

 

 

—¿Ya notás algún cambio en tu juego, en tu condición física o en la técnica?

 

—No llevo mucho tiempo como para notar grandes cambios, pero sí en el juego de equipo. Me tuve que ir adaptando porque es diferente a lo que jugaba antes, además del nivel de intensidad y energía que hay en los entrenamientos. En cuanto a condiciones físicas noto un poco de diferencia, pero creo que más que nada es porque estaba entrenando en casa por la pandemia.

 

 

—¿Qué estás buscando en tu juego?

 

—La idea es irme corriendo a la posición de alera, algo que encaja más con mi biotipo para competir a nivel internacional en el mediano plazo. El juego posteado lo conozco, es el que hice siempre, tengo que ir mejorando las acciones de frente al canasto, desde el rompimiento y el tiro a distancia.

 

 

—Robert Morris es una candidata constante, ¿qué rol tenés en el equipo?

 

—Al ser freshman, si jugamos el torneo, creo que voy a tener un rol secundario. Debo ganarme los minutos desde los entrenamientos, que mis compañeras tanto como los coaches puedan confiar en mí. Pero entiendo mi lugar, sé que va a llevar su tiempo ocupar otro rol y estoy trabajando duro para lograrlo.

 

 

—¿Te ponés a pensar cómo viene siendo tu carrera, tus inicios, los kilómetros que viajabas para jugar, tu paso por Lanús, hasta llegar a este presente?

 

—Cuando miro para atrás y veo todo lo que logré, estoy feliz porque de a poco he ido cumpliendo sueños que tenía. Valoro cada paso que di y todo lo que me pasó porque eso es lo que me trajo hasta donde estoy y me hizo la persona que soy. Pero más importante, todo ese camino me demostró que el trabajo del día a día y los pequeños detalles son los que hacen la diferencia y que no hay otro camino más que el del esfuerzo para cumplir lo que uno se proponga.

 

 

—¿En qué momento hiciste el click que te permitió pegar esa explosión que te llevó a jugar la NCAA y a debutar en la Selección mayor?

 

—El click lo hice cuando llegué a Buenos Aires por el 2017. Más que nada cuando quedé fuera de la Selección U17 para ir al Sudamericano de Bolivia. Eso fue un gran golpe para mí, pero lo usé a mi favor para potenciarme y seguir mejorando. Le tengo que dar crédito en esto a todo el club Lanús. Allí me brindaron la oportunidad de desarrollarme. Sin la confianza de todos no habría llegado, como así también el apoyo de los entrenadores y el preparador físico de la Selección. Son gran parte de la jugadora que soy hoy.

 

 

—Tu debut en la Selección mayor siendo aún menor y la proyección que tenés te convierten en una de las grandes esperanzas del básquet nacional. ¿Cómo te sentís con eso?

 

—Siempre digo que soy un poco inconsciente de esas cosas, ya que si lo pienso por demás se puede llegar a volver una carga o algo que me juegue en contra. Pero no por ser inconsciente soy irresponsable, todo lo contrario, eso me hace ser mucho más responsable porque sé que tengo que esforzarme para poder ganarme un lugar en la Selección. Estoy orgullosa de lo que logré, pero no satisfecha porque sé que queda mucho por delante.

 

 

—¿Qué significa la Selección y cuáles son tus objetivos a corto y mediano plazo?

 

—La Selección es una de las cosas más importantes que me pasó, ya que gracias a ella se me abrieron un montón de puertas y posibilidades. Mi vida cambió mucho, aprendí una barbaridad y exprimí al máximo cada posibilidad. Mis objetivos a corto plazo son poder ganarme un lugar nuevamente en la mayor, y a medio plazo es ir ganando cada vez un poco más de confianza para ir desarrollando otro rol.

 

 

—¿Cómo ves este nuevo proceso y lo que está pasando con el Femenino en CABB?

 

—Creo que el camino recién comienza y que hay mucho compromiso de parte de todos, tanto de todo el staff de entrenadores como de la dirigencia de la CABB. Espero que con el paso del tiempo se siga así. Este es el camino y si se puede mantener esta dedicación, el Femenino va a dar un gran salto de calidad.

 

MM

 

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