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"Podrán no estar de acuerdo conmigo, pero yo respondo lo que me preguntan"

Hijo de una exiliada argentina de familia peronista y de un cubano que huía de Fidel, el psicólogo se recibió mientras estudiaba en el taxi que manejaba. Tuvo una polémica participación en el juicio contra Nahir Galarza.

Por Astrid Moreno García
| 09 de noviembre de 2020

Nací por accidente, soy producto de dos personas exiliadas que trataban de escapar de los dictadores latinoamericanos”. Así se narra a sí mismo Gabriel Cartañá. A los golpes y tirones como tantas otras historias de los gobiernos opresores en América Latina, comenzó la vida del psicólogo “de la televisión”.

 

Su abuelo fue Ángel Borlenghi, uno de los fundadores de la Confederación General de Empleados de Comercio y Ministro del Interior del gobierno de Juan Domingo Perón. “Emigró junto con mi madre, de 13 años, y mi abuela. Pasaron por diferentes países y mi mamá terminó viviendo en España, donde estudió abogacía. Allí conoció a mi padre que casualmente era cubano, también exiliado y escapaba del régimen de Fidel Castro”, describió Gabriel.

 

Cuando se suponía que dos personas ya no podían tener más encuentros con regímenes autoritarios, los Cartañá decidieron mudarse a Venezuela, donde había una colonia importante de cubanos.

 

“Cuando en el 1974 vuelve Perón, mi mamá, ya separada, decidió regresar a la Argentina conmigo, que tenía cinco años, y mis hermanos de tres y cuatro”, relató Cartañá y agregó que su madre falleció hace muchos años mientras que su padre aún vive en Venezuela. Con un dejo de ironía, el psicólogo remató: “¿Quién iba a decir que terminaría como empezó?... En un régimen similar al de Castro en Cuba”.

 

Muchos años después de su retorno al país, Cartañá consiguió un trabajo como taxista, aunque más tarde descubrió su verdadera profesión. “Manejé un taxi siete años y cinco de ellos fui alumno de la facultad de Psicología. Toda mi carrera la estudié arriba del coche. El día que rendí el último final seguí trabajando una semana más, lo hice gratis para devolverles simbólicamente algo a los pasajeros que tuve durante esos años. Yo pude estudiar gracias a todos ellos”, agradeció.

 

Pero cuando ya pensaba que había logrado más de lo que podía pedir, con un consultorio y pacientes estables, la vida volvió a cambiarle el norte. Hace algunos años conoció a Beto Casella y con él las luces de los estudios.

 

“Somos amigos hace un tiempo ya, él me decía que vaya a la radio o a la televisión, pero yo en ese momento no le veía ningún beneficio. Un día, por un tema que no recuerdo, me preguntó si me podía sacar en su programa radial en una entrevista telefónica, después me llevó a 'Bendita TV' y a partir de ahí me empezaron a convocar en otros programas”, explicó Gabriel, quien ahora conduce su propio programa de radio y es columnista del ciclo televisivo de Casella.

 

Para Cartañá la clave de su éxito en los medios nacionales es que se diferencia de sus colegas en dos cosas. “Muchos psicólogos hablan en técnico para que la gente crea que son inteligentes, yo no hago eso; la otra es la habilidad de hablar y no decir absolutamente nada. Los políticos mienten y después no cumplen, nosotros, al igual que los médicos que escriben recetas inentendibles, solemos hablar de forma inentendible”, comparó. Y se diferenció: “Podrán estar de acuerdo conmigo o no, pero yo respondo lo que me preguntan”.

 

Gabriel también es psicólogo forense y por esa especialidad la defensa de Nahir Galarza, la joven que cumple perpetua por el asesinato de su novio en Gualeguaychú, lo llamó para que le hiciera un peritaje. “A partir de unas entrevistas exhaustivas, de analizar su discursividad y varios test llegué a la conclusión de que tiene un desarrollo emocional de mucha inmadurez, cognitivamente es tan inteligente como cualquiera”, detalló.

 

También reveló que la relación que tenía la joven de 19 años con Fernando Pastorizzo, el muchacho asesinado, era violenta. “Fue una relación como se dice ahora 'tóxica', hubo violencia, pero no de género, sino de tipo vincular y psicológica, entre ambos”, sentenció.

 

Por el momento el psicólogo se alejó de los penales y se acercó a las nuevas modalidades de streaming con una serie llamada “Terapia real”, compuesta por ocho capítulos, de los cuales ya estrenó tres y los demás serán subidos cada 15 días. “Es un proyecto que hice antes de la pandemia e iba a ser lanzado por televisión, pero cambié de opinión a último momento. Son sesiones con pacientes reales que accedieron a ser filmados”, explicó.

 

En los capítulos se puede ver a una mujer que fue abusada por sus padres desde los 6 a los 15 años, un conflicto de pareja jóvenes y una mujer que perdió a su hijo en el parto y cuenta cómo fue vivir dos días en una maternidad escuchando los llantos de otros bebés.

 

Ahora, solo resta esperar para ver con qué nueva sorpresa aparecerá el psicólogo de la televisión, la radio, los penales y las redes sociales, donde tiene cerca de medio millón de seguidores que le hacen “consultas” diariamente

 

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