Con dificultades y desafíos, se cumplió un mes de clases online
Según datos del Ministerio de Educación, ya funcionan más de 47.600 aulas virtuales.
El aislamiento social, preventivo y obligatorio trastocó todos los órdenes de la vida cotidiana, con una repercusión sin precedentes sobre el sistema educativo. Sin ser una excepción y al igual que en el resto del país, en la provincia las clases virtuales cumplieron un mes en el que la tarea de enseñar se desarrolló con algunas dificultades estructurales y particulares, pero con el desafío primordial de evitar que los niños, niñas y adolescentes pierdan el año escolar.
La interrupción intempestiva, a mediados de marzo, de las actividades escolares presenciales obligó a que la cursada sea a distancia, a través de la tecnología. Según explicaron las autoridades gubernamentales de San Luis, durante el último mes los problemas estuvieron asociados a la falta de conectividad en áreas rurales, donde la señal de internet es débil o escasa por falta de antenas. También a que algunos alumnos no cuentan con dispositivos electrónicos.
"El balance es fantástico. Salvando las distancias con el sistema presencial, que es irremplazable, tratamos de que los estudiantes no pierdan los contenidos y de llegar a todos", dijo el ministro de Educación, Andrés Dermechkoff, quien indicó que además de las plataformas virtuales, los docentes también incorporan otros soportes como el mail o WhatsApp para dar sus clases.
"Tenemos cosas por pulir como sucede con los chicos que viven en zonas rurales, que al estar en sus casas, alejados de la escuela, la señal de internet no les llega. Por el momento esos casos los estamos cubriendo con los cuadernillos que envía Nación hasta que podamos solucionar la conectividad", agregó Dermechkoff.
Como contrapunto, sostuvo que la principal ventaja es que la Provincia implementa una política digital desde hace más de diez años. Cuenta con servicio gratuito de internet y proveyó a alumnos y profesores de netbooks y tablets, y una parte de los docentes recibió capacitaciones sobre la utilización de las herramientas educativas de Google.
"Google todos los días nos pasa un reporte con datos de las últimas cuarenta y ocho horas sobre toda la actividad. Por ejemplo, el informe del 18 de abril dice que por la plataforma se enviaron cuatro millones y medio de mails, se subieron un millón seiscientos mil archivos y hubo cerca de ocho mil seiscientas videollamadas en Classroom, que es la plataforma obligatoria para el sistema educativo público", indicó el titular de Educación.
Según informó la ministra de Ciencia y Tecnología, Alicia Bañuelos (quien además se desempeña como rectora de la ULP), hasta esta semana la provincia registraba una matrícula total de 120.352 alumnos de los niveles inicial, primario y secundario; 47.632 aulas virtuales; y 7.719 docentes.
"En la provincia el noventa y cinco por ciento de la gente utiliza la red pública, son más de ciento treinta mil hogares. Hay diálogo permanente con el Ministerio de Educación sobre los alumnos que no tienen conectividad con la idea de solucionarlo", explicó Bañuelos.
Situaciones heterogéneas
El giro de un sistema presencial a uno virtual dejó en evidencia situaciones de aprendizaje heterogéneas, en las que una parte del proceso educativo de los chicos quedó a cargo de sus padres y madres, en un ambiente familiar y de trabajo, por el traslado de la oficina a casa.
El docente de educación para adultos, Juan Sangalli, señaló que las clases virtuales en algunos estudiantes motiva la curiosidad y la autonomía en la realización de las tareas, mientras que en otros ocurre todo lo contrario.
"El aula es irremplazable, pese a que la tecnología ofrece muchas ventajas hay ciertas cosas que son inherentes a la interacción personal en el aula, independientemente de la calidad educativa", explicó Sangalli.
Para Sandra Moreno, maestra de una escuela privada, otro factor que tiene gran incidencia en el cumplimiento de los objetivos es la condición socioeconómica de los alumnos. Dijo que en la institución en la que trabaja realizaron un relevamiento sobre los dispositivos electrónicos que los estudiantes tienen en su casa y si eran usados de manera particular por ellos.
"Al principio enviábamos mucho contenido, pero con los días fuimos moderando y pasamos a subir una actividad semanal por materia porque si no en los hogares desbordaban", explicó.
A las diferencias institucionales, se suma la situación y organización en cada hogar. Como el de Verónica Montenegro, donde la rutina de estudio es similar al horario escolar. "Tengo dos hijos, al que cursa tercer grado le cuesta menos, pero el que va a primero está en la etapa de alfabetización y es bastante complejo", sostuvo. Y añadió que los chicos atraviesan por un período de estrés inusitado porque viven encerrados desde hace un mes.


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