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“El pecado es más grave que todo el coronavirus porque mata el alma”

Lo dijo monseñor Pedro Martínez durante la celebración central de Cristo de la Quebrada. El religioso dio una sentida y particular misa que fue seguida por cientos de personas a través de internet y otros medios de comunicación.

Por redacción
| 03 de mayo de 2020
Fotos: Nicolás Varvara.

La misa central de la celebración de Villa de la Quebrada fue especial. El santo más popular de la provincia, ese que todos los años congrega un mar de gente, que hace posar su mano sobre el vidrio que lo resguarda, sentir su energía, pedir y agradecer al mismo tiempo, estuvo rodeado del obispo, el cura párroco, un grupo de monjas que viven allí, la intendenta del pueblo y un equipo de filmación que retransmitió para distintas plataformas.

 

La pandemia de coronavirus, que confinó a las personas de todas partes al aislamiento preventivo y a no salir de sus casas, obligó al pueblo y a la Iglesia a llevar la misa a la casa de cada fiel con el apoyo del gobierno provincial y los medios de comunicación. Tan solo en la página de Facebook de El Diario de la República la misa fue seguida por unas 800 personas en simultáneo.

 

 

 

 

El evangelio también fue especial, casi elegido para la fecha: habla del buen pastor y sus ovejas y el conocimiento mutuo.

 

Durante el sermón, monseñor Pedro Martínez hizo una analogía sobre cómo Dios conoce a cada uno de sus fieles. “El hermoso día de hoy celebramos al santo Cristo de la Quebrada de un modo particular, en su cruz y su dolor. Un dolor que es también del cura párroco, de la intendenta, de la madre superiora, de la comunidad religiosa que atiende el santuario y el dolor de todos los fieles que hoy no pueden venir, de las agrupaciones de gauchos y peregrinos que no pueden estar, pero Dios nos mira a todos”, comenzó diciendo Martínez.

 

El discurso del máximo representante de la Iglesia Católica en la provincia continuó con algunas referencias al dolor que sienten todas las personas en el mundo: “Jesús nos conoce a nosotros, conoce nuestra voz, nuestro corazón y hasta el pliego más oculto de nuestro pensamiento. San Pedro nos muestra que tenemos que unir nuestros sufrimientos al de Dios en la cruz y tenemos tantos sufrimientos en estos días, personas que perdieron a sus familiares. No nos acostumbremos a los números que vemos en las noticias, recibimos reportes de cuántos murieron en tal lugar y tantos en otro y sin querer se nos va pegando un número y son todas personas con historia y sus familiares que se quedaron sin ellos, no son un número”.

 

Por último, llamó a cuidarse también del pecado, como nos cuidamos de esta peligrosa enfermedad: “Cómo nos gustaría estar todos, poder hacer tantas cosas, pero tenemos que ofrecer siguiendo aquellas costumbres y leyes que nos ayudan a sobrellevar esta enfermedad. Ofrezcamos, no nos revelemos, ofrezcámonos a los pies de la cruz de Cristo. Tenemos un cuidado asombroso para no contagiarnos, pero no la misma preocupación con el pecado. El pecado es más grave que todo el coronavirus porque mata el alma y cierra la puerta a la vida eterna”, concluyó monseñor.

 

 

 

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