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"Es un error pensar que los bomberos van a llegar"

El especialista en incendios forestales pide responsabilidad individual, acotar las quemas prescriptas, ordenar la urbanización en las sierras y una buena gestión del combustible para estar preparados para lo que se viene: una primavera peligrosa luego de tanta sequía.

Por Marcelo Dettoni
| 06 de septiembre de 2020
Accesos. Es vital tener las picadas cortafuego en buenas condiciones para que pueda llegar el auxilio.
El semiárido, con sus lluvias concentradas históricamente desde octubre hasta marzo, tiene en el invierno su estación seca. Pero pocas veces se dio una situación como la actual, con cinco meses sin una gota, lo que agravó la condición de los cultivos y, sobre todo, puso a todos en alerta por la posibilidad de que se adelanten los incendios forestales, que suelen llegar y multiplicarse junto con los vientos de la primavera.

El máster en Gestión de Incendios Forestales y todo un experto en manejo del fuego, Franco Todone, fue consultado por la revista El Campo sobre las probabilidades que tiene San Luis de sufrir más focos de incendios de forma prematura (algunos ya se dieron en distintas regiones, como Potrero de los Funes, Merlo y ahora Quebrada de Cautana, en el norte provincial) y cuáles son los métodos más efectivos para estar preparados y poder resistir el poder de las llamas, que no solo acaban con el bosque nativo, también amenazan a las poblaciones de la zona serrana.

 

“Se puede concluir que se avecina una temporada de incendios difícil, con indicadores de riesgo cercanos al máximo histórico. Por eso todos, como comunidad, debemos extremar las medidas de precaución y prevención, estar alertas y comunicados, involucrados positivamente con el problema hasta tanto disminuyan los valores de los índices a medida que inicie la estación lluviosa”, cuenta Todone, quien tuvo un paso por el Ministerio de Medio Ambiente de San Luis unos años atrás, siempre dedicado al manejo del fuego.

 

 

-¿Lo que pasó en Córdoba debe servir como referencia para San Luis?

 

-San Luis está a los mismos niveles que Córdoba, lo bueno es que tuvo más cuidado con el fuego. Ante las mismas condiciones, las autoridades fueron más responsables. Hay conciencia, se hace cumplir la legislación, están alertas los sistemas de combate y de detección temprana. Sería bueno no usar el fuego como manejo productivo en estos meses porque la propagación puede ser extrema. Córdoba ayuda a tomar conciencia, la visibilidad que se le dio al drama es muy positiva. Estamos en los mismos niveles de predisposición en materia vegetal, nos puede pasar tranquilamente lo mismo.

 

 

-¿Cuánto es culpa del hombre y cuánto de la naturaleza en la generación de incendios?

 

-El 90% es la mano del hombre, algunos creen que el 95%. Los incendios de hoy en la Argentina marcan eso. Es cierto que hay más actividad eléctrica en las zonas serranas o montañosas, lo que también juega su papel. Y el otro pasa por la mala utilización de la herramienta del fuego. El cambio climático, que trajo más calor y menos lluvias, nos enfrenta a una situación en la cual el combustible, que es la vegetación susceptible a ser quemada, se vuelva más inflamable. Ojo, esto no quiere decir que haya que dejar de usar el fuego, hay que adaptar su uso a un nuevo escenario. Eso requiere de compromiso, más regulación estatal y más conciencia de los productores.

 

 

 

 

-Claro, porque históricamente los productores hicieron quemas en busca del rebrote…

 

-El caso del Delta del Paraná es paradigmático. Toda la vida se ha quemado, si no es imposible hacer actividad agropecuaria. Es una herramienta productiva para obtener palatabilidad para el ganado. Lo que hay que hacer es regular de otra forma, planificar el manejo. Es un error prohibir las quemas, es una práctica muy arraigada en ciertos campos sin margen productivo. No hablo de prohibir, pero sí de adaptarnos a las nuevas condiciones. Por ejemplo, que el período para quemar sea más corto.

 

 

-¿Y el clima tan seco cuánto influye?

 

-El impacto del clima en los combustibles es a mediano plazo, no es automático. Venimos de 5 meses sin lluvias, y encima hay tendencia marcada de Niña, que antes era neutral. En esta región eso hace que llueva menos de lo normal. Este trimestre (agosto/octubre) la Niña condicionará a precipitaciones menores de lo normal, a lo que hay que sumar la sequía característica del invierno. Se necesitan recaudos extremos. Hay que cambiar las prácticas del manejo del fuego: tener picadas impecables, hacer solo quemas prescriptas con más control, agregar tecnificación y respetar los índices de peligro.

 

 

-¿Qué son los incendios de interfase de los que tanto se habla?

 

-Es una clase nueva, son los urbano-forestales, producto de que nos expandimos en el medio natural sin patrones de urbanización. Hay lugares en los que no habría que hacer casas, como las laderas de la sierra. Los bomberos no pueden llegar con los tiempos óptimos para dar seguridad y apagar los incendios. Son una evolución para mal, cada vez nos urbanizamos más dentro del monte.

 

 

-¿Tenemos bomberos capacitados para las exigencias actuales?

 

-Tienen muchos desafíos, porque los bosques son menos resistentes a ser quemados por el cambio climático. Se están adaptando, repensando la forma de combatir los incendios, que hoy tienen una mayor intensidad. Están más capacitados, hay un proceso de tecnificación de los sistemas de combate para ganar en previsibilidad.

 

 

Para Todone, las quemas prescriptas deben acotar su período de actividad, sobre todo en épocas como la actual, de peligro extremo.
 

 

-¿Cuánto tardan los bosques en recuperarse?

 

-Mucho tiempo, pero no es el único daño que deja el fuego. Hay zonas que eran húmedas o de frío extremo que hoy están estresadas a nivel hídrico, más predispuestas a quemarse. El fuego las alcanza y al ser tan inhóspitas, no se los puede combatir. Entonces el fuego transforma el stock natural de carbono en dióxido de carbono que alimenta el cambio climático y deja una secuela en la atmósfera, más allá de la que queda en el territorio.

 

 

-¿Qué es la gestión del combustible?

 

-Un poco lo que hablábamos antes, se pueblan zonas sin recaudos dentro del monte. Las casas están en un entorno inflamable con pastizales secos cerca. Gestionar el combustible implica ralear, limpiar los alrededores. Hay muchos loteos sin picada perimetral. Es todo un dile que enfrenta a los que defienden la vegetación nativa y los que buscan extraerla para combatir al fuego. Es un choque ambiental en el que hay que llegar a un equilibrio.

 

 

 

-O sea que cada uno puede aportar a la gestión del combustible…

 

-Claro, es muy desacertado confiar en que los bomberos contendrán el fuego antes de que llegue a nuestro hogar, por el contrario deberíamos preguntarnos: ¿Qué tan lejos está el monte de mi ventana? ¿Me rodean pastizales y arbustos secos? ¿Mis techos están limpios de hojarasca? ¿Mi barrio tiene uno o más caminos de salida o evacuación? ¿En qué condiciones están estos caminos? ¿Existen tanques de agua o hidrantes cercanos para abastecer a los bomberos? Cuando el fuego avanza hacia un sector urbano-rural, ya sea por viento o pendiente, sin encontrarse con picadas cortafuego, caminos, parques u otras “discontinuidades” del monte, las viviendas pueden ser gravemente afectadas. Esto es cultura del riesgo para adoptar medidas.

 

 

-¿Para qué sirve el Índice Meteorológico de Peligro de Incendios Forestales (FWI)?

 

-Es una composición de variables meteorológicas que dan una fórmula para conocer el índice de peligro y el impacto de un incendio. Estudia cuántas probabilidades hay de que un foco se transforme en incendio forestal. Estudia los vientos, la precipitación acumulada, la temperatura y la humedad relativa y transforma todo en un número. Se actualiza a diario, lo utiliza el Sistema Nacional de Manejo del Fuego como índice oficial. Lo queremos regionalizar porque les da mucha información a los bomberos para saber a qué se van a enfrentar, si un incendio es rápido o lento, si las llamas son de un metro o de diez. Este año el nivel de ocurrencia de incendios está por debajo de lo esperado, ya que en este momento tenemos el doble del promedio histórico del índice FWI, está en un máximo histórico en 25 años. Por eso digo que el escenario viene complicado.

 

 

-Por lo que dice, no es alentadora la situación de cara a la primavera.

 

-Para nada. La situación a futuro no es alentadora, para los próximos tres meses se esperan precipitaciones inferiores a las normales debido principalmente a la influencia de la La Niña,  por lo que considerando el comportamiento de los índices y su proyección para la época se esperarían condiciones de peligro muy altas a extremas, en los máximos históricos. No es un pronóstico alarmista, es la realidad y hay que actuar en consecuencia, no dándole al fuego las condiciones que necesita para expandirse.

 

 

-¿Tienen alguna otra herramienta tecnológica?

 

-A partir de este año, desde la Licenciatura en Ciencias de la Atmósfera y Meteorología de la Universidad Nacional de los Comechingones vamos a hacer un pronóstico meteorológico especial para situaciones de incendio. El producto final lo pondremos a disposición de los organismos de combate. en este caso no se trata de un cálculo matemático, sino de evaluar los incendios que ya están declarados, para que los bomberos sepan con qué se van a encontrar. Toda ayuda para los equipos de combate es indispensable, porque de la efectividad de ellos depende la suerte de todos nosotros.

 

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