La capitana de un barco que navega en pasiones desbocadas
La escritora de novelas románticas fue arrollada por la literatura en la que encontró un oasis para dejar en libertad a sus historias. Además del romance, la brújula que marca el curso en sus libros, Florencia incorpora hechos históricos, astrología y erotismo a sus relatos.
Florencia Bonelli dejó el agua calma y cristalina de los números, las cuentas y las estadísticas para navegar a través de las olas de un mar desbocado e inestable que es el del amor, el deseo y las pasiones. Como un gran tsunami que la cubrió y la inundó por todos los rincones de su mente, encontró en la literatura romántica la calma tras la tormenta y un oasis en el que libera las historias que luego convierte en novelas.
La escritora nació en Córdoba, donde estudió economía. Luego se mudó a Buenos Aires. Allí ejerció como contadora pública hasta 1999, cuando de casualidad, como suceden las mejores cosas, descubrió su verdadera profesión escondida entre las páginas de “El Árabe”, una novela de la escritora inglesa del siglo XX Edith Hull.
La historia de amor, basada en el síndrome de Estocolmo, entre Diana y su captor, Ahmed, encendió una llama en Florencia imposible de apagar que la llevó a renunciar a su trabajo y dedicarse de lleno al mundo de las fantasías, el romance y las historias de época. “Fue fácil, porque cuando una pasión es arrolladora, no hay dudas”, respondió firme, contundente y con un dramatismo digno de sus personajes cuando le preguntan si fue difícil tomar la decisión de dejarlo todo y perseguir su sueño.
Ese mismo año lanzó su primer libro, “Bodas de odio”. Una novela romántica ambientada en el segundo levantamiento de Corrientes contra el gobierno de Juan Manuel de Rosas en 1847. En medio de la disputa política, don Juan Cruz de Silva, perteneciente al círculo íntimo del presidente, y una joven de familia acomodada, Fiona Malone, descubrirán el odio y el amor. Todo al mismo tiempo y con el mismo fervor que la lucha entre unitarios y federales.
Para poder crear sus historias, la novelista realiza un trabajo previo muy exhaustivo. “Siempre digo que la investigación es una parte de mi labor que disfruto tanto como escribir. Muchas veces tengo que imponer un límite porque me entusiasmo descubriendo escenarios, personajes y situaciones, y la tarea tiende al infinito”, detalló Florencia sobre el detrás de escena.
El otro remo de este bote que navega en mares turbulentos, además de una rigurosa investigación, es —obviamente— el sentimiento que mueve montañas y destruye imperios. “En cuanto al romance, sí, considero que nunca pasa de moda, es inherente a la naturaleza humana desear enamorarse y vivir con la intensidad que solo se experimenta en el amor”, fundamentó.
Si a esa dupla se le agrega una pulsión, da como resultado una triada explosiva que solo puede definirse con dos palabra: Florencia Bonelli. “El deseo es lo que nos moviliza, lo que nos hace ir hacia adelante para cumplir un objetivo. Es la energía primordial, la chispa que nos activa. Es fundamental en la vida del ser humano”, recalcó y se podría agregar perfectamente a la oración final “y de sus personajes”.
Las soldados de Bonelli
Muchas de sus protagonistas, a quienes califica como “heroínas”, vivían, crecían y, sobre todo, se enamoraban en épocas de la historia en las que su rol era ser desposadas y convertirse en amas de casa. Negada a asumir ese rol pasivo, la escritora corre ese velo de quietud y las pone en el frente de batalla para formar su propio ejército de mujeres abanderadas de injusticias sociales, como la esclavitud, el bulliyng y el machismo.
Florencia aseguró que esta cualidad intrínseca que hay en todos sus personajes no se la adjudica a querer dar una imagen feminista. “Se debe a que son temas que me resulta interesante incluir. No tiene que ver con que sea una mujer la que escribe”, remarcó. Y agregó: “Sino con tener conciencia de que esas cuestiones nos afectaron — si se trata de una novela histórica— o nos afectan —si se trata de una contemporánea— de un modo profundo, muchas veces propiciando cambios radicales en la sociedad”.
Melody Maguire es una joven criolla del 1806 que de día trabaja como niñera e institutriz del hijo de un adinerado inglés y de noche ayuda a los esclavos traídos de África a las colonias a recuperar su libertad. Por su parte, Mariyana Huseinovic es una soldado de élite que fue capturada como prisionera durante la Guerra de los Balcanes y lucha por recuperar su dignidad.
Por último, está Cósima, la protagonista de su último libro de nombre homónimo. Es una mujer del siglo XXI, tiene 50 años y es psicóloga. Sufrió de discriminación en su infancia y ahora trabaja para ayudar a niños con autismo. “Quería crear la historia de una mujer que tuviese aproximadamente mi edad. Es mi libro más peculiar porque nació como un cuento, por eso está escrito de manera alternada en la primera persona de ella y en la de él. Es una técnica que utilizo solo para ese tipo de narraciones. Luego la historia me pedía más y más, y las páginas se sumaban. Llegó una instancia en la que tuve que admitir que se había convertido en una novela”, reflexionó sobre su escrito más contemporáneo.
¿Qué une a estas tres mujeres? Además de ser las protagonistas de exitosos libros de la escritora cordobesa, todas ellas luchan por un mundo más justo e igualitario.
Sobre si concibe una literatura feminista, la autora de trilogías como “Caballo de fuego” y “Nacidas”, respondió: “No, la verdad es que no. Yo escribo hace más de veinte años y desde mis primeras novelas mis heroínas se caracterizaron por tener un carácter determinado y una personalidad decidida”.
Ya sea con historias de hace más de 200 años o actuales, ambientadas en suelo argentino o en países lejanos con culturas opuestas, o con protagonistas regidos por sus signos zodiacales, logra atrapar al lector no solo con sus historias principales, sino que tiene la habilidad de contar varios relatos en un mismo libro, algo que le da una profundidad única a sus personajes secundarios, que a veces le roban los reflectores a los protagonistas.
“Es probable que sea uno de los elementos que atrae a la gente a mis novelas. Sé de lectoras y lectores que son muy fanáticos de mis personajes secundarios, sobre todo de Juana Folicuré, de ‘Caballo de Fuego’, o de María Pancha, de ‘Indias Blancas’”, afirmó.
Sin embargo, para Florencia, lo que la lleva a estar entre las autoras más consumidas del país son dos cosas. Primero que no se ve a sí misma como escritora, sino como una lectora más, y segundo, sus novelas tienen mucho más para ofrecer que solo romance o erotismo. “Hay datos históricos reales, intrigas, suspenso, personajes multifacéticos y otros ingredientes que logran atrapar al lector”, argumentó.
Con un espíritu federalista, como algunos de sus personajes, varias de sus narraciones suceden en distintas provincias del país, como es la caso de “Indias Blancas”, “Trilogía del Perdón”, “Me llaman Artemio Furia” y “Nacida bajo el signo del Toro”, entre otras. “Siempre están presentes en mis planes para escribir. Muchas de nuestras ciudades encierran momentos históricos únicos”, justificó.
La escritora no conoce San Luis, pero remarcó: “Sé que tiene lugares de una belleza única”. Quizás su próxima historia pueda ambientarse en algún lugar perdido entre las Sierras de los Comechingones con dos puntanos como protagonistas de sus novelas rosas que a veces se manchan de rojo o violeta, dependiendo de la lucha que decidan encarnar sus personajes


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