Diseños más chicos, el efecto de la pandemia en los tatuajes
Los clientes aún se hacen dibujos en la piel, pero de menor tamaño, lo que significa menos sesiones y dinero.
Los tatuadores aseguran que de a poco recuperan el flujo de clientes que tenían antes de la pandemia. A pesar de que debieron tener sus puertas cerradas durante algunos meses como muchos otros rubros, los villamercedinos siguen eligiendo dejar huellas indelebles en su piel y por eso tienen varios turnos a diario. Sin embargo, la mayoría elige diseños más pequeños, lo que significa una menor cantidad de sesiones y un precio más económico.
Uno de los artistas consultados que tiene su local en el microcentro, Maximiliano Dechecco, explicó que reciben personas todos los días, pero que no es la misma cantidad que antes porque hay menos circulación en las calles. Sin embargo, como atienden con citas previas, pueden acomodar varias en una sola jornada de acuerdo a los tamaños de los tatuajes y a la duración.
En cuanto a los diseños, no hay ninguno atípico o destacado en particular. “Es variado, eligen desde un nombre hasta un dibujo en realismo, una foto o un animal. En estos próximos meses va a mejorar porque siempre cerca de primavera y verano se va levantando, pero si sigue complicada la economía no sé cómo vamos a estar. Por ahora el 80% de los que vienen son jóvenes”, indicó.
Por otro lado, Natasha Ozán, quien tiene su estudio sobre la calle Chacabuco, mencionó que comenzó a dedicarse al mundo de la tinta hace apenas dos años. “Cuando inició la pandemia aproveché el tiempo para perfeccionarme, paré en Fase 1 y cuando se levantaron las restricciones, noté que la gente volvió a interesarse por los tatuajes y desde ese momento estoy trabajando muy bien”, señaló.
Los precios parten de los 1.500 hasta 16.000 pesos y dependen del tamaño, el tiempo y los insumos.
Del mismo modo, remarcó que los clientes están pidiendo mucho la técnica handpoke, a mano, "que se puso de moda y es como el origen de la forma de tatuar, como cuando no existían las máquinas”.
Gabriel Majlis, quien se dedica al rubro desde hace unos veinte años, contó que le cuesta un poco acomodarse todavía y sobre todo para tomar trabajos grandes que llevan varios meses. “Tuvimos que pasar turnos porque hubo un contacto estrecho y un caso positivo de COVID-19 en el equipo, así que eso nos frenó, pero ya estamos activos nuevamente”, detalló.
Para aplicar los protocolos para evitar contagios de coronavirus, todos coincidieron en que no tuvieron inconvenientes ya que por las tareas que realizan están acostumbrados a cuidar la higiene y a sanitizar de manera permanente los espacios que utilizan.
Los precios parten de los $1.500 y pueden llegar a los $16.000 por sesión. Estos últimos son aquellos diseños que son de gran tamaño y necesitan de varias citas para poder dejar todos los detalles listos. En el costo, los artistas también tienen en cuenta los insumos y materiales que utilizan.
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