Un mundo unido
Idas, vueltas, negocios, coimas y muertes alrededor de una de las obras arquitectónicas más impresionantes del mundo.
La historia de Panamá (incluso como Estado nacional independiente) está estrechamente vinculada a su canal interoceánico. Y el destino de muchos de sus líderes también.
Pero no solamente implicó un cambio para el país, sino también para el resto del mundo: el canal que comenzó a construirse en 1878 por Francia y se inauguró en 1914 como una obra que continuó Estados Unidos también tuvo su incidencia en la erradicación de la fiebre amarilla y el combate de la malaria.
A fines del siglo XIX el ingeniero francés Ferdinand de Lesseps, quien había construido el Canal de Suez en Egipto, planteó la posibilidad de crear un canal a través de Panamá que uniera los océanos Atlántico y Pacífico. El territorio panameño pertenecía por entonces a Colombia, por lo que, luego de varias expediciones por la selva panameña, consiguió autorización del gobierno central para la obra.
Los Estados Unidos, que ya tenían un sistema ferroviario en el istmo, también se sentían atraídos por la idea de la construcción de un canal, pero luego de los viajes a la zona comprobaron que el terreno no era el adecuado, por los grandes peligros de la selva y por las enfermedades endémicas que podrían causar miles de pérdidas.
De Lesseps, a pesar de conocer estos problemas, decidió emprender una impresionante obra en la que tanto las condiciones de trabajo como la malaria y la fiebre amarilla causaron la muerte de más de 22.000 personas. Los intentos terminaron en 1889, con una compañía en quiebra y con sus titulares bajo arresto. Tanto el ingeniero como su hijo fueron enjuiciados por sobornar a medios de comunicación y a legisladores para seguir adelante con el proyecto. Las consecuencias de esa historia fueron más allá del mundo empresarial: la compañía “cayó en medio de un escándalo políticofinanciero que para muchos de los adversarios del régimen anunciaba el fin de la tercera república francesa. Los restos de maquinarias y excavaciones, junto con la concesión colombiana, eran lo único que los acreedores de De Lesseps lograron salvar del desastre”, señala Tulio Halperín Donghi ("Historia contemporánea de América Latina").
De hecho, la nueva compañía que surgió de la quiebra logra finalmente el interés de Theodore Roosevelt para comprarla y hacerse cargo de la obra.
El canal, condición para la independencia
Entre los acreedores había uno en particular que no estaba dispuesto a perder lo invertido. Se trataba de Bunau Varilla, quien no solamente había negociado con Roosevelt, sino también con legisladores y con los revolucionarios que en Panamá estaban empezando a luchar por su independencia de Colombia.
Los caminos se fueron uniendo: el Senado aprobó la construcción del canal en Panamá, pero el gobierno estadounidense no logró la aprobación del Congreso colombiano. Entonces las noticias de los movimientos independentistas en Panamá, iniciados por Manuel Amador Guerrero, tomaron más relevancia. Con la condición de obtener la aprobación de la construcción del canal, los Estados Unidos apoyaron a los revolucionarios y a Guerrero, constituido posteriormente como el primer presidente.
Antes de comenzar la construcción, el médico estadounidense, William Gorgas, viajó a Panamá para evitar las muertes que habían sufrido los trabajadores bajo el comando francés. Luego de varios estudios descubrió el origen de la malaria y la fiebre amarilla en el mosquito e inició una campaña sanitaria sin precedentes que incluía fumigaciones, instalación de telas mosquiteras y plantas potabilizadoras.
Las obras comenzaron en 1904 y finalizaron en 1914. El 15 de agosto, el territorio panameño quedó divido en dos, uniendo a los océanos Atlántico y Pacífico.
El acuerdo Torrijos-Carter
En 1968, un golpe de Estado comandado por el oficial del Ejército, Omar Torrijos, se hizo del poder en Panamá. En ese momento, las tensiones entre los Estados Unidos y Panamá se incrementaban, sobre todo luego de la noticia de la nacionalización del Canal de Suez en Egipto. Torrijos comenzó a denunciar a la administración norteamericana del canal por el tráfico de drogas en la región y por la utilización política de la circulación.
En el contexto de la Guerra Fría y para evitar ganar un nuevo enemigo, los gobiernos de Torrijos en Panamá y de Jimmy Carter en EE.UU. firmaron, en 1977, un acuerdo en el que se establece que “la República de Panamá tendrá una participación creciente en la administración, protección y defensa del canal”. Además ponía un plazo (el 31 de diciembre de 1999) para que EE.UU. entregara a Panamá la soberanía del canal.
Pero Torrijos se negó a renegociar el acuerdo y comenzó a negociar con Japón la construcción de un canal a nivel del mar. Por otro lado, rechazó la política de créditos ofrecida por EE.UU. para incrementar su poder financiero en la región, con lo cual se convirtió en un obstáculo para el país, sobre todo durante la presidencia de Ronald Reagan.
Es por eso que el accidente aéreo del 31 de julio de 1981, en donde Torrijos perdió la vida, dejó tantos interrogantes. Las hipótesis iban desde una conspiración de la CIA hasta un complot entre los servicios de inteligencia estadounidenses y el sucesor en el poder panameño, Manuel Noriega. En 1989 la operación “Causa Justa”, iniciada por el presidente George Bush padre, terminó con la captura de Noriega, sellando una vez más el destino del país.
El canal, origen de muchos enfrentamientos e invasiones, sigue siendo clave para Panamá y para el mundo.


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