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Yeny Yurchag es la nueva presidenta de la Sociedad Rural de San Luis

Tiene 44 años, es técnica en Producción Agropecuaria y viene de la Comisión de Mujeres de la Rural.

Por redacción
| 02 de agosto de 2021
Yeny es ténica en Producción Agropecuaria y docente en la escuela Agraria de San Luis. Foto: Internet

La Sociedad Rural de San Luis, en un hecho histórico, es presidida por primera vez en 80 años de vida por una mujer. Se trata de Yeny Yurchag, una dirigente de 44 años que está vinculada a la actividad agropecuaria desde hace dos décadas y fue una de las fundadoras de la Comisión de Mujeres de la institución puntana.

 

Cuando parecía que iba a haber dos listas, finalmente se convirtió en la sucesora de Guillermo Pagano tras un acuerdo de unidad, que ella leyó como un "crecimiento del sector, que empezó a comprender que las mujeres podemos aportar mucho y así terminar con esa concepción tan machista que tiene el campo en general".

 

"Lo siento como un reconocimiento, no fue fácil llegar porque es un ambiente muy de hombres, que siempre opuso resistencia a que nosotras podamos ocupar cargos importantes y tomar decisiones. Pero en mi caso estoy acompañada por muchos hombres y mujeres que no se fijan en el sexo de quien está a cargo, sino en sus méritos y en las convicciones. Iniciamos una nueva etapa en la Rural", le contó Yurchag a El Diario de la República.

 

A los 44 años, la técnica en Producción Agropecuaria llegó al máximo cargo luego de un largo camino y con una característica muy especial, ya que no posee campo propio, lo que hizo "ruido" en los sectores más conservadores. Es docente en la escuela Agraria de San Luis y esposa del productor Roberto López, quien sí tiene una explotación agropecuaria (hoy alquilada) en la zona de Alto Pelado.

 

La acompañan en la nueva comisión directiva Horacio Pereira (vicepresidente), María Laura Brianzó (secretaria), Juan Carlos Boriosi (tesorero), Joaquín Belgrano Rawson (prosecretario), Natalia Montero (protesorera) y los productores José Chiotti (hijo) y Gustavo Abrate, que serán el nexo con las demás asociaciones. "La idea es no rellenar cargos, queremos que haya participación, que todos vengan a las reuniones y sean parte de las decisiones. Quiero una Sociedad Rural de puertas abiertas y que mantenga un diálogo fluido con todos los sectores", aseguró la flamante presidenta.

 

Cuando Pagano anunció que no seguía por cuestiones de índole personal, a Yurchag le habían propuesto ser vicepresidenta en la nueva gestión. "Pero en una reunión ampliada finalmente me ofrecieron encabezar la lista porque querían un cambio generacional, aire fresco en la dirigencia y la verdad es que me quedé helada, no me lo esperaba", reconoció.

 

Pero no dio ni un paso atrás, aceptó el desafío y ya está con toda la atención puesta en lo que viene. "Me llevó un par de días tomar conciencia de dónde estaba, es una época difícil, todavía con la pandemia dando vueltas, aunque estoy confiada en que vamos a dar un salto de calidad. Tenemos que hacer docencia, interesarnos por lo que pasa también en otros ámbitos. Por ejemplo, me encantaría hablar con diputados y senadores provinciales para conocer qué se puede legislar en materia rural", propuso con entusiasmo.

 

Yurchag está convencida de que el término empoderamiento no viene de poder: "Es 'acceder a'... a hacer, a crecer. Tener la chance". Ella la tuvo, ahora es su turno.

 

 

Pasión por el campo

 

A pesar de no tener campo propio y de provenir de una familia completamente citadina, a Yeny Yurchag siempre le gustó la actividad rural. "No sé por qué, pero de chica quería ser veterinaria. Cuando estaba en la secundaria le rogué a mi papá que me dejara pasarme a la escuela Agraria y finalmente accedió. Estuve de segundo a cuarto año, pero a él no le gustaba el ambiente, decía que eran casi todos varones y me terminó sacando. Entonces terminé en una escuela de la ciudad, fue una frustración que se trasladó a mis primeros años universitarios", recuerda.

 

Y fue así nomás, porque probó con muchas carreras: fonoaudiología, ciencias políticas, derecho y comercio internacional. Cuando estaba en tercer año de esta última, su vida cambió gracias a un amigo. "Me contó que iba a empezar a dar clases en la carrera de producción agropecuaria del ITES, me entusiasmé y comencé a cursar, hasta que me recibí", dice con una sonrisa.

 

Con título en mano, la convocaron para un censo agropecuario que nunca se concretó y luego trabajó en el Ministerio del Campo en la gestión de Nano Pastor, dedicada a la restitución de tierras a huarpes y ranqueles. Con los primeros incluso desarrolló la cría de llamas y viajaba al norte con su hija Agostina recién nacida.

 

Hasta que llegó la Rural a su vida. "Durante la carrera hice unas prácticas en el predio, ahí me acerqué y conformamos el Ateneo de Jóvenes", cuenta Yeni sobre su primer contacto con la institución que hoy preside. Y no paró: "Muchos tenían miedo, decían que éramos arrolladoras, pero solo queríamos tener la chance de trabajar con ellos".

 

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