En la habitual audiencia general de los días miércoles, en el aula "Paulo VI" de El Vaticano, el Papa Francisco pronunció palabras fuertes y con un claro destinatario, al calificar de “detestable” la hipocresía dentro de la Iglesia Católica, y señaló especialmente a los políticos que “viven de una forma en público y de otra en privado”.
El Papa argentino señaló que “hay muchas situaciones en las que se puede verificar la hipocresía”. Al respecto, añadió: “A menudo se esconde en el lugar de trabajo, donde se trata de aparentar amistad con los colegas mientras la competición lleva a golpearlos por la espalda. En la política no es inusual encontrar hipócritas que viven un desdoblamiento entre lo público y lo privado”.
El pontífice definió la hipocresía como “el miedo a decir abiertamente la verdad. Es fingir o aparentar para quedar bien a los ojos de los demás” y rezó para que los cristianos sean “coherentes” y combatan “con valentía todo lo que nos aleja de la verdad y de la fe que profesamos”.
“Que tu discurso sea sí sí o no no, porque el resto viene del maligno”, agregó.
Horas antes, desde el seno de El Vaticano, se instaló la posibilidad de la renuncia de Francisco y hasta hubo medios que se apresuraron a escribir profusas editoriales al respecto. De no haber hablado Francisco en estos términos, esta semana hubiera terminado con la lista de los “papables”.
No le resulta nada sencillo al hombre más poderoso de la fe católica limpiar la podredumbre instalada en el centro de su estructura de gobierno.
“La hipocresía en la Iglesia es particularmente detestable”, fue una de las frases del sumo pontífice.
“Por desgracia, hay hipocresía en la Iglesia y hay muchos cristianos y muchos ministros hipócritas”.
La “hipocresía en la Iglesia” acarrea además otros problemas, ya que cuando no se actúa “de otra manera que no sea con la verdad” se pone en peligro “la unidad en la Iglesia, la unidad por la que el mismo Señor rezó”.
En ese contexto, el obispo de Roma afirmó que “también Jesús condena la hipocresía y reprocha a quienes se muestran justos por fuera pero por dentro están llenos de egoísmo y falsedad”.
Tampoco les resulta nada sencilla la batalla a los enemigos de Francisco.
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