Un deportista sanluiseño en Valencia II

Decíamos ayer, en este mismo espacio, que… el viernes 17 de septiembre el pelotari argentino Alfredo “Puly” Villegas ganó la Copa del Mundo de pelota goma en frontón de treinta metros disputada en Valencia, España.

Una cancha de treinta metros es algo muy parecido al infinito para cualquier mortal. Y un enfrentamiento individual (esta modalidad está en dura discusión) deja a cualquier jugador en una soledad inconmensurable. En esos momentos, se deben añorar muchas cosas. El "Puly" debió extrañar muchas cosas que siempre lleva consigo. La bandera de San Luis que lo acompaña a todos lados. A su esposa, a sus tres hijos. Su país. A su padre, a sus hermanos, a toda su familia. A su equipo. A los pelotaris de todos los rincones de la Argentina, incluso de Uruguay. A todos sus amigos, especialmente a aquellos que lo sostienen económicamente en una carrera difícil, en un deporte que pese a tener tantos adeptos en tantos pueblos y en tantos clubes, no es demasiado difundido.

Para un técnico, para un mentor, para un inspirador de grandes jugadores de cualquier disciplina deportiva es un sueño cumplido que alguno de sus pupilos llegue a ser campeón del mundo. Mucho más si ese deporte marcó el sino de toda su vida personal, familiar, laboral. Mucho más si el sujeto en cuestión lleva la propia sangre y es su hijo. Cuesta imaginar esta sensación multiplicada por tres. Hay que tener mucho talento, mucha experiencia, mucha garra. Hay que aquilatar alguna trayectoria, hay que haber visto muchos partidos, hay que haber ganado y perdido en muchas canchas de pelota como para alcanzar este logro. Esto hizo Eduardo “Flana” Villegas. Entre otras cosas, el padre del "Puly", su entrenador. Y el padre e inspirador de Alfredo y de Gabriel. Una familia campeona del mundo. Una familia de San Luis. Ah… y atentos que se viene Andrés. La humildad del "Flana" y su inefable espíritu no le quitan brillo a semejante hazaña, por el contrario, la realzan.

Ya se hizo referencia a varios problemas de infraestructura, y a autoridades nacionales e internacionales que no acompañan demasiado semejantes esfuerzos. Más vale naufragan en cierto desconcierto y en algunas decisiones inexplicables. Sin embargo, hay algunos logros y algunas realizaciones que marchan en el sentido correcto. Hay otro apoyo en estas tierras y San Luis tiene un trinquete modelo que ha permitido un desarrollo importante en este deporte. Esas instalaciones son conocidas y reconocidas en el mundo. Incluso los clubes tradicionales de San Luis han mejorado mucho sus espacios y esto propicia no solo condiciones adecuadas para torneos profesionales, sino la existencia de escuelitas de pelota para todas las edades y para todos los niveles. El "Puly" guía los primeros pasos de muchos niños y jóvenes en este sentido. Allí pone de manifiesto, una vez más, su amor por su tierra y por su deporte.

Aunque tantos elogios suenen desmedidos, no todos los días se gana un campeonato del mundo. Es muy duro enfrentar algunas situaciones, y es muy valioso rescatar semejante hazaña deportiva. Es muy importante reconocer la claridad de objetivos y el desarrollo de una carrera muy exitosa. Estos logros responden al esfuerzo, y esto se debe repetir hasta el cansancio. Hoy en día el deporte de alto rendimiento exige una dedicación exclusiva, un entrenamiento metódico y continuado. Hay que tener mucho coraje, además de mucha técnica y mucha calidad. Hay que estar muy concentrado y seguro de uno mismo como para triunfar en condición entera de auténtico visitante en una tierra donde este deporte es parte de la cultura y de la mejor tradición. Es para pocos. Y uno de esos pocos nació, se crió y está orgulloso de vivir en San Luis. Enhorabuena.

Valen entonces la felicitación, el agradecimiento y todo el reconocimiento que le brindó el pueblo puntano a su llegada. Más que merecido. Y no es descabellado ni imprudente pedir que se repita. Y lo más pronto posible. Se viene Biarritz 2022, en Francia.