En constante crecimiento: balance de la tercera edición de Rock en la Casa

Pero ¿cuántos habitantes tiene San Luis?”, se sorprendió Tamara Pettinatto cuando, sobre el final de la tercera noche de Rock en la Casa, la organización informó que 35 mil personas estaban reunidas con la intención de escuchar música en vivo. Más que la cifra, lo relevante es todo lo que generó el festival: trabajo para empresas gastronómicas que no dieron abasto, la posibilidad del reencuentro luego de dos años sin realizarse y una grilla original que elevaba el encuentro a la siempre confusa “altura de las circunstancias”.

Los organizadores, hoy lunes, con la resonancia de la distorsión todavía presente en la explanada del Molino, deben estar conformes por el final sin incidentes, por la efectiva actuación del sistema de seguridad y prevención, y por la manera en la que llevaron adelante la edición del regreso, acaso la más difícil y esperada de las tres que tuvo el festival villamercedino.

Lo primero a resaltar fue la coordinación entre lo que sucedía arriba del escenario y el calor que se instaló abajo. Todas las noches las bandas tocaron en el horario establecido y no hubo grandes demoras, producto del mensaje claro de la organización y de la predisposición de los músicos. Cuando algún grupo quiso exceder los esquemas, como lo hizo Superavit el viernes, la orden de cortar el sonido se hizo realidad.

Ese aceitado mecanismo de técnica, logística, responsabilidad y organización tuvo su correlato en las cuatro noches —tal vez la excepción haya sido la última, cuando algunos permitidos tendieron a la relajación— y en la difícil misión de conjugar los egos rockeros en un festival en el que todos se fueran contentos.

Deja como saldo positivo Rock en la Casa la buena salud de la que goza la escena local, que contiene bandas que están en perfecta capacidad de soportar la presión de tocar en un escenario de alto nivel, ante un público numeroso y con toda la atención puesta en ellas. De las 100 bandas que se inscribieron, 34 fueron al prefestival y 10 quedaron seleccionadas por un jurado culposo para las fechas finales.

Tampoco desentonaron en la propuesta las cuatro bandas locales invitadas por la organización para completar las fechas: la grata sorpresa de San Luis Not Only Blues Band, la consolidación de Nosotras Tan-Bién y La Yugular, y el paso adelante en el que está Daltónicos. "Dicen que somos acomodados, pero estamos acomodados porque hace muchos años que estamos en esto", gritó, visiblemente exaltado, Marcelo "Pompón" Parosky, líder de la banda mercedina.

El plano artístico estuvo marcado a fuego por la primera elección de las bandas. Sonaba por demás prometedor un festival que juntara a La Vela Puerca, Guasones, Estelares, Eruca Sativa y La Mancha de Rolando, y que hubiera tenido a los evolucionados Airbag y al pop antipático de Chano en la mitad de la semana. La oportuna inclusión de Rusher King permitió acaparar un segmento especial de adolescentes cercanos al trap que convivió pacíficamente con el público rockero.

El riesgo de llevar adelante la iniciativa con la pandemia todavía instalada se figuró el día inicial, cuando se anunció la deserción de Estelares, la banda que más expectativa había generado en la previa no solo por sus canciones amables, sino también porque era la única que iba a debutar en la provincia. Los contagios de COVID-19 en el equipo suspendieron la presentación de Manuel Moretti y compañía, y los organizadores tuvieron que salir de apuro a buscar reemplazantes. En Ella es tan Cargosa y Jóvenes Pordioseros encontraron dos grupos que, juntos, no suplían ni la mitad de la anunciada originalmente, pero valió el esfuerzo y la velocidad para tapar el hueco generado en la cartelera.

Posiblemente queden para la próxima edición algunas cuestiones a resolver, más de forma que de fondo, como por ejemplo la conveniencia de mantener la figura del conductor, obsoleta en los festivales del rock. Hay un año por delante para empezar a pensar la próxima edición, que puede ser la de la consolidación definitiva de Rock en la Casa como uno de los festivales rockeros más importantes del país.

Redacción/MGE