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Aprender a esquilar puede ser un trabajo redituable

 De la mano de un crecimiento del stock de ovejas, llegó la necesidad de profesionalizar la actividad. Especialistas de Catamarca viajaron para brindar las herramientas necesarias.

Por Marcelo Dettoni
| 17 de abril de 2022
Práctica. El especialista catamarqueño esquiló la primera y luego cedió su lugar. Fotos: Fotos: Martín Gómez y Prensa Ministerio de Producción.

La esquila no es una tarea muy difundida en San Luis, donde recién en los últimos años comenzó a crecer el stock ovino y la lana que se obtiene no es de buena calidad y hay el volumen necesario como para que sea un buen negocio. Pero eso puede cambiar a la brevedad porque de la mano de una mayor cantidad de ovejas llegaron las oportunidades.

 

Por un lado está el proyecto de Javier Dupuy, un productor de la zona de La Toma, que va a ser un comprador activo ya que quiere usarla como aislante para techos a través de un aporte que gestionó a través de la Unidad Ejecutora Provincial (UEP) para las leyes Ovina y Caprina. Y además el Ministerio de Producción de San Luis, en asociación con el INTA, logró un aporte de la Ley Ovina y puso en marcha un centro de acopio de lana en la estación experimental que tiene el instituto en Villa Mercedes, donde a partir de conseguir más volumen y aunar voluntades quiere conformar un precio de referencia que sea rentable para los productores.

 

Saberes ancestrales. Olivia Morales dijo que venían a "compartir conocimientos". 

 

 

Con estas condiciones que hacen crecer la potencialidad de la cría ovina, la UEP dictó un curso de esquila para que los productores interesados puedan agregar valor en sus establecimientos, y sobre todo para aquellos que se dedican a esta actividad desde hace años con medios precarios, que de esta manera pueden conseguir mejores trabajos. La capacitación, que duró tres días e incluyó una parte teórica y mucha práctica, la dictaron especialistas de la UEP de Catamarca, una provincia donde la actividad ovina está mucho más desarrollada.

 

 

Primero hay que esquilar las más blancas y luego ir de manera paulatina hacia las oscuras para no contaminar el vellón. Armando Escalante.

 

Este cronista tuvo la chance de presenciar el primer día del encuentro, que tuvo como sede el Módulo Genético de Sol Puntano, donde el Ministerio de Producción invierte en genética y cría las ovejas que luego intercambia con los productores ovinos para mejorar sus índices generales y promover la llegada al mercado de carne de cordero y productos lácteos derivados. Allí habían dejado un grupo de ovejas sin esquilar justamente esperando este día, para que los inscriptos puedan experimentar, la mayoría por primera vez, el manejo de una máquina, ya que están acostumbrados a las tijeras.

 

La bienvenida la dio Juan Manuel Celi Preti, el titular de la UEP, quien mostró las instalaciones, los invitó a visitarlas cuando quieran y resumió el crecimiento de la inversión ovina, poniendo énfasis en la compra de ejemplares de raza Dorper que hicieron el año pasado. Luego Jorge Reynals, director regional del INTA La Pampa-San Luis y parte importante del proyecto, les contó que el objetivo es armar una comparsa de esquila y aprovechar el centro de acopio, que funcionará en las instalaciones de la estación experimental, para conseguir mejores precios.

 

Herramienta clave. Armando Escalante les enseñó cómo preparar la esquiladora.

 

 

El instituto fue el soporte legal para comprar la maquinaria completa de esquila, que se va a entregar en comodato a los interesados y así facilitar su ingreso a un mercado laboral que hoy no tiene casi ejecutantes. “Se necesitan muchas ovejas para esquilar, a más lana, ustedes saben que habrá precios más competitivos”, los incentivó Reynals.

 

Olivia Morales, la coordinadora del equipo catamarqueño, dijo que “la idea es compartir nuestro método de trabajo”, y para eso llegó acompañada por Armando Escalante, un especialista en esquila que se capacitó en Chubut; y Juan Carlos Condorí, quien se encargó de enseñarles los secretos de otra actividad clave: el acondicionamiento de la lana. “Capacitar y transmitir los saberes es importante, porque así van a lograr valor agregado y también bienestar animal”, dijo Morales antes de dar paso a la parte teórica del curso.

 

Allí llegó el turno de Escalante, quien comenzó a mostrarles cómo es el mantenimiento adecuado para la máquina. “Es vital tener un regulador de velocidad, porque no todas las ovejas son iguales”, arrancó el instructor, quien les mostró, desarmando su propia máquina y la que compró el INTA, todas las partes que la componen y cómo cuidar la tijera, con sus peines y cortantes.

 

“Hay que desarmar la tijera siempre que terminan la jornada. El principal problema suele ser que se rompen los seguros de los cortantes por el desgaste, entonces el mantenimiento es una parte vital del trabajo”, explicó, para agregar que “hay que lavar todo, parte por parte, con agua caliente y detergente. Y si se puede, deben comprar los repuestos de la misma marca que la máquina”.

 

Compartir la experiencia. Todos tuvieron la oportunidad de armar y desarmar la máquina para aprender sus secretos.

 

 

Sobre el afilado, mostró un esmeril 80 para el cortante, ya que es un material menos consistente. En cambio aconsejó a los principiantes usar uno del número 50 para el peine, antes de encarar el 80 una vez que hayan tomado confianza. En cuanto a los peines, exhibió las diferencias de curvatura según el grosor de la lana, y si se trata de ovejas o llamas.

 

Armando también armó con los dos discos y la prensa la máquina de afilado. Les enseñó cómo lijarlos (de manera circular y suavemente) y cómo poner el pegamento para que la lija se adhiera mejor. Una manera de ganar tiempo mientras todos se dedicarían a la esquila. 

 

 

 La mayoría de los asistentes vio por primera vez cómo es esquilar con una máquina, ya que están acostumbrados a hacerlo solo con las tijeras.

 

Cada participante tuvo la oportunidad de armar y desarmar la máquina para comenzar a familiarizarse con los componentes, ya que se trata de esquiladores que solo conocían la tijera.

 

Fue importante la colaboración de Gastón Comino, un productor ovino de Saladillo, el único que conocía el funcionamiento de las tijeras eléctricas. Estuvo muy activo, ayudando a sus colegas y a los instructores, con la misma pasión que le pone a la cría y la esquila desde siempre.

 

Cuando el sol ya no daba sobre las bayonetas que colgaban del techo, fue el tiempo de comenzar a esquilar. Primero Escalante mostró cómo lubricar el motor y dejó detalles importantes, como que la bayoneta, con su cable flexible, debe llegar al piso y siempre debe estar paralela a la pierna del trabajador del lado de su mano hábil; y también pidió que ajusten el copete, pero no a fondo. Recomendó trabajar a 2.400 revoluciones, por lo que volvió a insistir con la importancia de contar con un regulador de velocidad.

 

Las ovejas del módulo genético fueron esquiladas una a una. 

 

 

“Primero hay que esquilar las más blancas y luego ir paulatinamente hacia las oscuras, para no contaminar el vellón”, aseguró el especialista de Catamarca, quien en todo momento puso énfasis en mantener limpio el lugar de trabajo. “Otro aspecto importante es fijarse el sexo de la oveja, para no cortar el prepucio si es un macho”, agregó.

 

La primera "clienta" de la peluquería ovina fue una Pampinta pesada, de unos 80 kilos, un animal que no suele verse en la punta catamarqueña, donde predomina la raza criolla, ovejas mucho más chicas y maniobrables. Antes de tomar la máquina, marcó los cortes que hay que hacer con un ladrillo. “Si el esquilador es diestro, debe tomar la mano izquierda de la oveja y sostenerla ayudándose con las piernas. Si está nerviosa, esperen a que se tranquilice un poco”, explicó ante un auditorio expectante.

 

El primer corte lo hizo en el antebrazo, luego bajó desde el pecho e hizo otros cortes circulares más abajo. “Nunca le dejen la cabeza libre, para que no se levante, ayúdense con el antebrazo”, les pidió mientras hacía un esfuerzo importante. “La tijera siempre la deben tener hacia abajo, por si está muy ajustado el copete y terminan lastimándose”, aconsejó mientras cortaba la lana por los costados, como si la fuera descascarando. “Estiren la piel con la mano libre y una vez que terminen con el pecho, van acostando el animal de a poco. Busquen hacer cortes largos para aprovechar mejor el vellón”, mostró Escalante, a la vez que encaraba la parte de la paleta y el costillar tras dar unos cortos pasos hacia atrás para que la oveja pueda apoyar la cabeza y así ofrecer menos resistencia. Un secreto sencillo: puso su pie debajo de la cruz del animal para que no se pueda levantar, ya que de esa manera no apoyaba las patas.

 

Cuando terminó con la primera oveja, mientras los anotados para la esquila se preparaban para hacer su primera experiencia, quienes llegaron para aprender sobre acondicionamiento (las inscripciones eran en pareja) fueron a la mesa a escuchar a Condorí y ver cómo trabajaba con esa lana recién cortada. La mesa tenía un tejido cuadriculado para que pueda caer la lana suelta, y abajo lo ideal es poner una lona.

 

“Vamos a hacer un acondicionamiento simple, sin clasificado”, propuso el visitante, quien primero puso la lana hacia abajo y sacudió para que caiga el material que no sirve. “Dispusimos de dos bolsones, uno que llamamos "garra" en el cual vamos a poner lo de menor valor, que de todos modos puede servir para hacer fieltro o sogas Es la lana sucia, que no es vellón, lo de las orillas y lo que está muy sucio, o contaminado con orín y bosta”, describió.

 

 

Este curso es muy importante, la máquina es más pesada de lo que me imaginé pero es cuestión de costumbre. A la larga nos va a facilitar mucho el trabajo. Horacio Lencina

 

El otro bolsón tenía la sigla ‘VBA’, o sea ‘vellón blanco adulto’, y allí puso la lana más aprovechable, la de los cuartos, el costillar y la paleta sobre todo. “Doblen todo hacia el centro y hagan un rollo desde los cuartos”, les dijo mientras lo hacía con practicidad.

 

Mientras tanto, los futuros esquiladores a máquina eléctrica vivieron en carne propia todo el proceso. Primero con el ladrillo imitando las pasadas y siguiendo las instrucciones de Escalante, y luego directamente con la máquina. “Me tocó la más fácil”, dijo Horacio Lencina con una sonrisa, mientras se preparaba para acometer con otra Pampinta enorme. Pero con el aliento y los consejos del instructor, fueron tranquilizándose y perfeccionando la posición del cuerpo y el uso de las manos. Nada es fácil al comienzo, sobre todo porque, salvo Comino, el resto está acostumbrado a maniatarlas (las dos manos y una pierna) para esquilar con tijeras manuales.

 

Lana. La materia prima. 

 

Pero todos fueron cumpliendo con el cometido y tomando experiencia. Antebrazo, debajo de las costillas, el vacío, la zona genital, los tres cortes en el copete (orejas y cabeza), el cogote, el lomo y las piernas. En ese orden fueron esquilando y compartiendo las vivencias. “Esta es una salida laboral en un mercado poco explotado, eso es lo que queremos lograr con esta capacitación”, cuenta Gabriela Delgado, la coordinadora de la UEP.

 

 

 2.400 revoluciones por minuto son las que debe desarrollar la máquina para esquilar ovejas, según los especialistas. En el caso de las llamas, recomendaron usar menos, 2.200 revoluciones.

 

“Nunca había tenido una máquina eléctrica en la mano, yo corto a tijera desde hace años en Villa Mercedes, La Toma, Naschel y donde me llamen. Va a ser más rápido, pensá que yo esquilo 3.500 ovejas por año, tengo patrones que me convocan desde hace años”, cuenta emocionado Jorge Ortiz, quien llegó acompañado por su sobrino Joaquín, quien siguió atentamente los consejos sobre acondicionamiento de la lana.

 

Horacio Lencina, en tanto, también es un experimentado esquilador con tijeras manuales. “Este curso es muy importante, la máquina es más pesada de lo que me imaginé, pero es cuestión de costumbre.  A la larga nos va a facilitar el trabajo. Yo esquilo unas 700 ovejas por año, porque tengo otro empleo a la tarde, pero si me puedo especializar, voy a mejorar mucho lo que pueda hacer en los campos que me contraten”, cerró en un perfecto resumen de lo que buscó la UEP con un curso que puede ser fundacional para una nueva forma de esquilar en San Luis.

 

 

Redacción  /  NTV 

 

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