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Aída Clara Cantero Sosa: "La visión hegemónica del derecho es androcentrista"

La profesional brindó una capacitación en derecho y lenguaje con perspectiva de género en San Luis.

Por redacción
| 29 de mayo de 2022
Lenguaje con perspectiva. Cantero Sosa destacó el avance en materia legal que existe en la provincia y el país. Foto: Marina Balbo.

La abogada chaqueña Aída Clara Cantero Sosa brindó una capacitación en el Concejo Deliberante de San Luis. La charla estuvo organizada por el Inadi (Instituto Nacional contra la Discriminación, el Racismo y la Xenofobia), el Concejo Deliberante y el Poder Judicial de San Luis. Cantero abordó temas relacionados al derecho y la discriminación en la escritura y oralidad de las leyes y los magistrados, a la vez que recalcó la importancia y urgencia de la implementación de las leyes con perspectiva de género, como la Ley Micaela. Señaló como urgente la revisión de las normas que tengan una visión heteronormativa y discriminatoria.

 

Cantero Sosa es abogada de la Universidad Nacional del Nordeste y docente en la institución. Es magíster en Derecho de Familia, Niñez y Adolescencia, diplomada en Promoción de Derechos y Políticas Antidiscriminatorias por la Red Iberoamericana de Organismos y Organizaciones contra la Discriminación. Desde 2009 se desempeña como asesora del Inadi y también es asesora externa del Consultorio de Salud Integral TLGBIQ+ del Hospital "Julio C. Perrando".

 

En diálogo con El Diario de la República, Aída resaltó algunas de las aristas tratadas en la capacitación realizada el viernes a la mañana en el Concejo Deliberante de San Luis y contó sobre su militancia.

 

 

—¿Cómo empezó su militancia?

 

—Desde la facultad para acá estuve en espacios de Derechos Humanos y activismos de Derechos Humanos, pero con el tiempo me fui perfilando más al transfeminismo, porque me parece una propuesta de feminismo más incluyente, no por desdeñar a otras, sino por el contrario es complementaria con cualquier otra expresión de feminismo y diversidad que hay dentro del movimiento. A partir de ahí y con el trabajo en el Inadi, hace trece años profundicé más la actividad militante y participo como integrante de una asociación civil Unidos por la Diversidad, en la que estamos desde 2010 trabajando por las diversidades y la visibilización y promoción de los derechos de este colectivo. Tenemos una propuesta sociocultural en el Centro Cultural Alternativo en Chaco desde hace ocho años, un programa de radio que sale una vez por semana en el que exponemos problemáticas, avances y desafíos en torno a las diversidades.

 

 

—Militar desde estos espacios es complejo en muchos lados, ¿cómo es en Chaco?

 

—Como en todos los lugares es difícil. Encontramos espacios incluyentes o amigables, por decirlo de alguna manera, y otros que son muy duros e impermeables como el Poder Judicial. Depende también del perfil que tenga la representación política de turno con respecto a las iglesias. Ahora tenemos una gran arremetida, lamentablemente, contra la ESI (Ley de Educación Sexual Integral) en el Chaco, porque se emitió una resolución que regula la ley con creencias y valores científicos, como que la ESI ya no tenía eso. Habilitó que las comunidades confesionales, evangélicas y católicas pudieran realizar actividades con su propia perspectiva de ESI y, por ejemplo, en las mismas se han tratado temas como reestructuración sexual como terapia para reencaminar a una persona hacia la heterosexualidad. La verdad que es muy preocupante y cada vez que uno dice "bueno, mirá todo lo que conseguimos" y nos aparecen estas cosas y decís ¡No! La militancia es un activismo de por vida y hay que estar siempre latentes y pendientes de alguna situación. Como decía Simone de Beauvoir, hace falta alguna crisis económica para que cualquiera de los derechos de las mujeres y diversidades esté en riesgo y es lo que siempre vemos cuando asumimos el compromiso de militar y activar estos espacios.

 

 

—Desde el campo de las leyes, ¿cómo se relacionan los Derechos Humanos con el lenguaje inclusivo y neutro?

 

— En realidad me parece que los abogados, abogadas y abogades todo el tiempo trabajamos con la oralidad y la escritura. Somos grandes artífices de inclusiones y exclusiones desde esa perspectiva. Obviamente que hay una postura hegemónica del derecho que trata de invisibilizar, anular o subalternizar a aquellas personas que consideran inferiores dentro del sistema jurídico argentino, pero también estamos aquelles abogades que luchamos por una perspectiva del derecho que tiene que ver con el acceso específico a los derechos humanos de las diversidades, disidencias y de todas las personas en situación de vulnerabilidad o vulnerabilizados en su condición humana.

 

 

—En la capacitación habló de trabajar el derecho con perspectiva de género y atendiendo a la diversidad y disidencias, pero también comprendiendo a las personas con discapacidad, los pobres, las minorías étnicas, ¿cómo expresarías esa postura?

 

—La visión hegemónica del derecho es androcentrista y para un varón hegemónico, heterosexual, privilegiado con poder de dominación. La visión que propugnamos y promovemos desde otras perspectivas del derecho es no androcentrismo. Por definición de un opuesto, es pensar que hay otras corporalidades, hay otras identidades que escapan a esa cuestión hegemónica y que merecen ser reconocidas como seres humanos, personas, porque ya lo son en la existencia, en la cotidianidad, en la vida. Debemos velar porque se le reconozca jurídicamente el derecho a ser humano persona.

 

 

—Cuando se habla de lenguaje inclusivo se hace hincapié a ese lenguaje que no solo incluya a las disidencias sexuales, sino también a las minorías en todos los aspectos humanos, ¿cómo lo definiría desde su visión?

 

—Cuando hablamos de lenguaje no sexista es solamente un apartado, el sistema de ginopia, de no ver a las mujeres es otra problemática. Pero cuando hablamos de etnocentrismo y androcentrismo son definiciones del sistema mucho más abarcativas de exclusión de diversidades y pensamos en esto que mencionás, de incluir a las personas con componentes identitarios distintos a ese hegemónico. Siempre debemos pensar qué roles tenemos cuando adjetivamos a las personas. Ser un zorro o ser una zorra, ¿es lo mismo? Claramente, para las mujeres, ser zorra es despectivo y ser un zorro para el varón es un adjetivo calificativo que dice que es hábil, es ágil. Ser zorra es inferior, sos una corporalidad sujeta a brindar placer a otros, sos un objeto.

 

Tenemos que pensarnos desde los discursos en qué lugares nos ponemos. Pensar cómo nos integramos desde la familia, cómo nos nombramos a nosotras mismas y nosotres mismes en nuestros espacios de trabajo y en los espacios donde nos movemos. Es importante para desandar y deconstruir el sistema hegemónico lingüístico donde predomina la masculinidad.

 

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