Estuvo 1 año y ocho meses preso por un asalto que no cometió

“Hace meses que espero el debate para demostrar mi inocencia. Que haya hecho mal las cosas una vez no significa que sea culpable de todo. Me perdí el nacimiento de mi primer hijo por estar preso y solo quiero volver a mi casa para estar con él”, se sinceró Lautaro Nahuel Selada en la última audiencia del juicio en su contra, al que llegó acusado por haber asaltado una farmacia de la capital en 2021. El joven, que pasó un año y ocho meses con prisión preventiva, quedó libre este lunes a la tarde tras ser absuelto por una jueza, que se inclinó por el beneficio de la duda. Tanto la fiscal como el defensor oficial de Juicio coincidieron en que la investigación policial fue deficiente y direccionada.

El hecho por el que juzgaron a Selada ocurrió el 17 de septiembre cerca de las 19:30 en la Farmacia Franzi, propiedad de Karina Franzi, en la manzana 266 del barrio 116 Viviendas de la capital. Ese día, la mujer y una clienta, de apellido Tarasconi, tramitaban el pago de unas boletas cuando un joven delgado, con barbijo y gorra roja ingresó simulando ser un cliente y sacó un arma para exigirles a ambas dinero.

Las llevó hacia la parte trasera del comercio, a Tarasconi, que es mayor, le permitió quedarse sentada en una silla, pero a Franzi le ató las manos con un cordón. Luego se hizo de 41 mil pesos producto del cobro de servicios, otros 4 mil de recaudación de la farmacia, mil de la clienta y el teléfono celular de la dueña. Curioso fue que, al salir, el delincuente tuvo que pedirle a la comerciante que le abriera la puerta, que se activaba con un botón debajo del mostrador.

Según fue ventilado en el debate, la Policía de la Comisaría 39ª, a cargo del caso, utilizó imágenes de las cámaras de seguridad de la farmacia para identificar al sospechoso. Para ello le solicitó colaboración al Departamento de Investigaciones, que le remitió a la comisaría un informe, basado en análisis de imágenes de redes sociales, en el que señalaban a Selada, que ya había tenido una condena por otro delito contra la propiedad.

Ayer, la fiscal de Juicio Virginia Palacios y el defensor oficial Esteban Sala sostuvieron que esa identificación se realizó sin trabajo de calle por parte de los investigadores y que solo se limitó a comparar un buzo y una gorra que vestía el delincuente con imágenes publicadas por el imputado en Facebook.

Cerca de un mes después del robo, la Policía pidió una orden de allanamiento, que se concretó recién el 11 de noviembre, en la casa familiar de los Selada en el barrio Amppya. Allí secuestraron, debajo de un colchón, un arma negra tipo revólver (que no funcionaba), una gorra, un pantalón y un par de zapatillas y tres tickets de cobro expedidos por la máquina de la Farmacia Franzi. Días más tarde, el joven fue procesado con prisión preventiva por el delito de "Robo calificado por el uso de un arma de fuego”.

Incertidumbre probatoria

El debate comenzó antes de la feria judicial y tuvo dos audiencias. Ayer, en sus alegatos, Palacios dijo que los testigos que pasaron por el estrado, incluidas las víctimas, no pudieron aportar elementos contundentes del hecho. Franzi, que también es fotógrafa, dijo desde un primer momento que estaba en condiciones de reconocer al ladrón, pero la fiscal reprochó que la Policía nunca hizo una rueda de reconocimiento.

“Este sumario fue totalmente deficiente, con una investigación mediocre, pobre, que ha llevado a Selada a un proceso judicial solamente por haber transitado causas con anterioridad”, sentenció.

También puso en tela de juicio la forma en la que llegaron a Selada y cuestionó los tickets hallados en su vivienda. “¿No sería una torpeza llevarse tres tickets sin utilidad?”, se preguntó, y evitó utilizar la palabra ilegal, pero sí dijo que su hallazgo entra en el plano de la incertidumbre.

Respecto a ese punto, Sala fue más contundente: “¿Con qué motivo una persona se los llevaría y conservaría hasta dos meses después de cometido el hecho? El personal policial insulta nuestra inteligencia si piensa que podíamos creer que esto fue así”.

Antes, la defensa citó como uno de los últimos testigos a la licenciada de Criminalística, Débora Suárez, miembro del Departamento de Delitos Complejos del Poder Judicial. Como parte de las pruebas, Sala le solicitó que les tomara fotografías a los llamativos tatuajes que Selada tiene en ambas manos, y que está probado que tiene, al menos, desde 2015. Y que comparara esas imágenes con secuencias de los videos de seguridad en las que se ve la mano derecha del asaltante.

Ante la jueza y las partes, la profesional aseveró con imágenes que quien asaltó la farmacia no tenía tatuajes en las manos.

Por todo lo expuesto, Palacios dijo que le era imposible sostener la acusación fiscal y pidió que el joven fuera absuelto; Sala, que apuntó a un proceso viciado, pidió lo mismo. Tras un cuarto intermedio de media hora, la jueza Adriana Lucero Alfonso reingresó a la sala con la noticia que el imputado y su familia querían escuchar: lo absolvió por el beneficio de la duda y por ausencia de acusación fiscal, ordenando su inmediata libertad.

La madre y las hermanas de Selada lloraron, lo abrazaron y salieron presurosas a darles la noticia a otros familiares que esperaban en tribunales. “Esa tarde va a poder ir a encontrarse con su hijito”, dijo una de ellas.

Redacción / NTV