SAN LUIS - Viernes 27 de Junio de 2025

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Cómo se gestionan de manera responsable los herbicidas

Tipos de control de cultivos no deseables en agricultura, compatibilidad química y biológica, orden de carga y cuidados al mezclar, son parte de las definiciones de Ramiro Goncalvez al explicar cómo se selecciona el adecuado.

Por Roberto Vinuesa
| 28 de octubre de 2024
Ensayos. Antes de cargar la máquina pulverizadora, los profesionales realizan pruebas de compatibilidad a pequeña escala en las mezclas de herbicidas.

La aplicación selectiva de herbicidas para minimizar el impacto ambiental es uno de los principales ejes de la gestión responsable del control de cultivos no deseables en la agricultura comercial, según el ingeniero agrónomo y asesor privado Ramiro Goncalvez, quien entre sus prácticas recomendadas se destacan el uso de químicos de baja toxicidad, dosis precisas y equipo adecuado.

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La aplicación selectiva de herbicidas para minimizar el impacto ambiental es uno de los principales ejes de la gestión responsable del control de cultivos no deseables en la agricultura comercial, según el ingeniero agrónomo y asesor privado Ramiro Goncalvez, quien entre sus prácticas recomendadas se destacan el uso de químicos de baja toxicidad, dosis precisas y equipo adecuado.

 

La percepción y el enfoque en el control de malezas en la agricultura ha cambiado con la nueva onda de cuidado del medio ambiente. “Hace unos 30 años la definición era malezas, hoy es cultivo no deseable, luego hay varias corrientes de control de cultivos no deseables, como barbechos de boca con animales, mecánicos y barbechos químicos”, explicó el profesional.

 

Consultado por suplemento El Campo, Goncalvez dijo que en la práctica lo más avanzado es el control selectivo, químico o eléctrico básicamente.

 

Pero también recordó que el objetivo principal del barbecho en la agricultura y su relación con el control de malezas es que se trata del tiempo que transcurre entre la cosecha de un cultivo y la siembra del siguiente. Por lo tanto, la rotación de cultivos determinará el largo y momento del año en que se ubique el barbecho.

 

En San Luis. Los ingenieros agrónomos actualizaron conocimientos con un especialista de la firma Rizobacter.

 

Para saber qué tipos de herbicidas existen y cómo se selecciona el adecuado para un lote específico, indicó que según su época de aplicación los herbicidas pueden clasificarse como de presiembra (PS), preemergentes (PRE) y postemergentes (POST). Los herbicidas de presiembra se dividen en PS foliares y PS al suelo.

 

De acuerdo a su selectividad, agregó que los herbicidas pueden ser clasificados como selectivos y no selectivos. Los primeros son aquellos que a ciertas dosis, formas y épocas de aplicación eliminan algunas plantas sin dañar significativamente a otras. Por ejemplo, atrazina es un herbicida selectivo en maíz y sorgo.

 

A su vez, los herbicidas no selectivos son los que ejercen su toxicidad sobre toda clase de vegetación y deben utilizarse en terrenos sin cultivo o bien evitar el contacto con las plantas cultivadas. El glifosato es un ejemplo de herbicida no selectivo, señaló.

 

Por otra parte, por su tipo de acción los herbicidas pueden ser de contacto, que eliminan solo las partes de la planta con las que tocan por lo que requieren de un buen cubrimiento de la maleza para controlarla y tienen un transporte limitado dentro de la planta, por lo que se recomiendan para el control de maleza anual. Algunos ejemplos de herbicidas de contacto son el paraquat y el bromoxinil.

 

También están los sistémicos, que se aplican al suelo o al follaje y son absorbidos y transportados a toda la planta incluyendo sus raíces y otros órganos subterráneos. Son utilizados para el control de maleza perenne. Entre los más conocidos están el 2,4-D y el prosulfuron.

 

El asesor explicó también que la clasificación de los herbicidas en familias químicas se basa en la composición de los diferentes ingredientes activos usados como herbicidas: “Los que están dentro de una familia química tienen propiedades similares y generalmente tienen el mismo modo de acción, como las triazinas, dinitroanilinas, fenoxiacéticos, cloroa cetamidas, ciclohexanodionas, sulfonilureas y los bipiridilos”.

 

Señaló que en Estados Unidos existen actualmente alrededor de 150 ingredientes activos utilizados en la fabricación de aproximadamente 600 herbicidas comerciales, mientras que en México existen 65 ingredientes activos en alrededor de 300 herbicidas comerciales.

 

Ante semejante universo, Goncalvez dio las consideraciones clave que deben contemplarse a la hora de mezclar herbicidas para evitar incompatibilidades: “Cuando se realizan aplicaciones de fitosanitarios, hay casos en que se necesita mezclar diferentes productos, y esto puede deberse a diferentes razones”, indicó.

 

En ellas, citó la necesidad de controlar más de una plaga, enfermedad o maleza, aumentando el espectro de acción; economizar en la aplicación con ahorro de tiempo, combustible, agua y mano de obra.

 

Pero también mejorar la eficacia y aprovechar efectos complementarios o “sinergismos” entre moléculas, y al mismo tiempo minimizar en algunos casos el riesgo de generación de resistencia combinando varios modos de acción.

 

Hay otras razones, además, que deben contemplarse, según recomendó el ingeniero agrónomo, como la incompatibilidad química-biológica: “La incompatibilidad química es un cambio en el rendimiento de los productos, como resultado de interacciones químicas que ocurren en el tanque de la pulverizadora”.

 

En algunos casos, advirtió, los productos pueden ser mezclados juntos, sin presentar problemas de incompatibilidad física; sin embargo, la efectividad de los productos es reducida e incluso a veces la combinación de ciertos productos puede generar síntomas de fitotoxicidad.

 

Esto significa que la compatibilidad física no siempre garantiza la compatibilidad química-biológica, explicó y aconsejó que, por todas esas razones, es fundamental seguir las instrucciones de la etiqueta o marbete del producto, en donde se advierte sobre problemas de compatibilidad al mezclar productos en el tanque.

 

La recomendación general es que antes de utilizar un producto, en mezcla con otros, se debe realizar una prueba a pequeña escala, para evaluar la compatibilidad física y biológica de los componentes y la posible fitotoxicidad para los cultivos tratados.

 

Por otra parte, el profesional aclaró que en ciertos casos puede aparecer una incompatibilidad física de la mezcla y esto hace referencia a los problemas que tienen los productos fitosanitarios, adyuvantes, correctores, fertilizantes foliares, bioestimulantes, entre otros productos, para mezclarse, como por ejemplo, precipitación, sedimentación, gelificación y, cristalización.

 

Y en este caso, añadió, el orden de mezcla con el que se incorporen los diferentes productos al tanque de la pulverizadora juega un rol muy importante para evitar la aparición de los problemas descriptos.

 

 

Experiencia y consejos

 

Goncalvez contó parte de su experiencia en el control de malezas y cultivos no deseables en la agricultura en San Luis: “En el semiárido, como su nombre lo indica, sería bueno no olvidar en cuanto al régimen hídrico que el mismo es Ústico (un régimen de humedad que está limitado), lo que significa en criollo que todos los años vamos a tener déficit hídrico, o sea desde el Holoceno (inicio de la civilización humana) hace 12.000 años aproximadamente, desde que comenzó la agricultura”.

 

En cuanto a cultivos anuales y de verano, recordó que el barbecho comienza en marzo, pero en San Luis el 90% de los barbechos se comienzan en primavera.

 

Contraindicaciones. Para manipular herbicidas recomiendan leer atentamente los marbetes de cada producto.

 

“Esto lleva a una pérdida de 80 a 120 milímetros aproximadamente, lo que se traduce a 2.000 kilos de maíz por hectárea; alguien me lo puede explicar porque el 90% de los productores dejan para los cultivos no deseables 100 milímetros de agua; hasta ahora no he podido encontrar respuestas”, se preguntó.

 

Pero aseguró que, si se logra “barbechar” desde marzo a noviembre, se logra guardar entre 150 y 200 milímetros de agua en el suelo, lo que significa entre 3.000 y 4.000 kilos de maíz.

 

La entrevista con Goncalvez se dio luego de un encuentro técnico del que participaron los ingenieros agrónomos Juan Cruz Domínguez Camusso, David Llobell, Gabriel Aguilera y Federico Horas, quienes escucharon las recomendaciones del profesional Juan Pablo González, de la firma Rizobacter.

 

 

El barbecho

 

Según la definición oficial, el barbecho es una técnica de la agricultura por la cual la tierra de cultivo se deja sin sembrar durante uno o varios ciclos vegetativos. Su objetivo es recuperar y almacenar materia orgánica y humedad así como evitar patógenos, esperando a que sus ciclos terminen sin poder volver a renovarse debido a la falta de hospederos disponibles.

 

El barbecho consiste en dejar descansar una parcela de tierra por uno o varios años, antes de volverse a cultivar, cuando, generalmente, se hace limpieza de esta quitándole las malas hierbas, espinos y malezas; entonces se dice que se "barbechea", es decir, que la parcela se labra disponiéndola con el fin de tenerla lista para la siembra.

 

Es una técnica que se usa en la rotación de cultivos, para que se repongan los nutrientes y la composición química del suelo antes de otro tiempo de cosecha, para que naturalmente se pueda restaurar el equilibrio de los elementos que componen la tierra.

 

Durante el tiempo que permanece sin cultivar, el suelo es sometido a una serie de labores con objeto de mejorar su predisposición al cultivo.

 

La aplicación selectiva de herbicidas para minimizar el impacto ambiental es uno de los principales ejes de la gestión responsable del control de cultivos no deseables en la agricultura comercial, según el ingeniero agrónomo y asesor privado Ramiro Goncalvez, quien entre sus prácticas recomendadas se destacan el uso de químicos de baja toxicidad, dosis precisas y equipo adecuado.

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