No se puede gobernar lo que no se ama

La realidad es que un funcionario (ahora ex) del gobierno de Claudio Poggi está cansado de escuchar siempre la “Calle Angosta” y de “Caminito del Norte” (es textual). Y así lo manifestó con absoluta claridad. No lo hizo bajo emoción violenta, no lo hizo apremiado por un periodista, no se encontraba bajo una crisis de gestión, ni cosa parecida. Él mismo convocó una conferencia de prensa para expresar este tipo de conceptos. Sirva lo señalado para dejar en claro que pudo manifestar su más genuino pensamiento. No valen entonces las excusas de confusión, de apremio, de contextos apremiantes. Se desempeñaba como director de Eventos, Fiestas Provinciales y Sitios Culturales, dependiente del Ministerio de Turismo y Cultura. Su nombre es Gonzalo Mastronardi. O sea, en sus manos estaba, ni más ni menos, que la gestión de la cultura de San Luis. Sin exagerar, pocas cosas tan relacionadas con la mejor cultura de esta tierra como estas dos obras, que hoy son mucho más que dos temas musicales.

No es un problema de origen, o de desconocimiento, el funcionario en cuestión es villamercedino y trabajó en Merlo. Más coincidencias, imposible. Y nadie debe inmiscuirse en gustos privados, y cada persona escucha lo que escucha, disfruta lo que disfruta y se cansa de lo que se cansa. Pero otra cosa son las responsabilidades públicas. Otra cosa es ser funcionario de un gobierno. Los funcionarios con sus decisiones y sus acciones reflejan inexorablemente el pensamiento del gobierno al que pertenecen. El que los elige, los promueve y los sostiene. Nótese, por si se buscan presurosos despegues o lavadas de manos, que para la conferencia de prensa el funcionario, expresamente, se ubica delante de carteles (banners) que testimonian: “San Luis, La Provincia” y, además “Casa de Gobierno”. Inequívoco. Incluso repetido por un cartel delante. Incluso, transmitido por la Agencia de Noticias San Luis.

Por las dudas, a su lado, estaba el señor Carlos Hugo “Negro” Sosa, bailarín, coreógrafo, profesor de Danzas Nativas y Ciencias del Folclore. Desem-peña su labor como jefe de Área Registro de Artistas. O sea, de muy amplio conocimiento sobre el tema. Un idóneo. Fue tan loable, como infructuoso, su esfuerzo por defender a su compañero en los medios que acudieron en masa y espantados a pedir alguna aclaración que nunca llegó. Esos mismos medios explicaron con mucha precisión lo que es público y notorio: “Ambas canciones son pilares culturales y emocionales de San Luis, símbolos de la identidad provincial”(textual de villamercedes.info). 

No se puede pretender justificar la cuestión recurriendo a una supuesta controversia entre ritmos modernos (hip hop, reggaetón y trap) y ritmos tradicionales. Lo que es realmente viejo es esa discusión. La buena música es buena música siempre. Los buenos músicos son capaces de amalgamar una cosa y la otra. Y claro que hay cambios, y hay momentos, hay edades; y los ritmos ganan y pierden vigencia. Pero hay una esencia, hay una tradición que enorgullece, que honra, que distingue, se la llamó muy acertadamente “puntanidad”. La de antes y la de ahora, la de siempre. En un momento tan global, con tendencias tan globalizadoras, lo que distingue, lo que te nombra, lo que te identifica es tu tradición. Es lo que te hace distinto en el mundo.

Es lo que evoca a tu gente, a tus héroes, a tus tradiciones, a los hombres y a las mujeres que llenan de orgullo al pueblo puntano. Y todo eso se canta, se evoca, se revive, en cada estrofa de estos dos monumentos a la mejor tradición sanluiseña. Y claro que aparecerán otros, que surgirán cuestiones quizás más urbanas, más propias de la realidad actual, pero en armonía, en apoyo, en comunión de esto y aquello. 

Lo que está claro es que para gobernar San Luis hay que conocerlo, hay que reconocerlo, hay que quererlo. Se puede ser técnico, científico, profesional, político, lo que sea. Lo que no se puede es ignorar, deshonrar y cansarse de lo que los puntanos quieren, valoran y celebran todos los días de la vida.