Las prioridades a la hora de gobernar

La ignorancia absoluta que algunos gobernantes tienen acerca de la pobreza y las profundas dificultades que genera en la sociedad y en la vida de hombres y mujeres que la padecen lleva a confusiones y a manifestaciones oficiales que distan mucho de la realidad. Es hasta doloroso que quienes tienen responsabilidades públicas se expresen con tanto desconocimiento y con tanta ligereza acerca de lo que son verdaderos dramas sociales. 

Existen hechos concretos, y se pueden ver con nitidez en los medios de comunicación. Publicó este diario hace días: “…En la sede de ATE San Luis volvieron a realizar una olla popular en protesta de las políticas de ajuste y en solidaridad de los que menos tienen. Las personas que asistieron al encuentro además pudieron recibir indumentaria y realizarse un corte de pelo. En contra de las políticas de hambre que lleva adelante el gobierno nacional, provincial y algunos ejecutivos municipales seguimos organizándonos para acercar un plato de comida a quienes más lo necesitan, ropa y un corte de pelo”, señalaron, y agregaron: “Desde nuestro lugar seguimos trabajando por un país con justicia social…”. Esto sucede en la provincia de San Luis. En el centro de la ciudad capital. Por supuesto que desde los ámbitos oficiales se niega la noticia; se emprenden campañas agresivas contra los organizadores de estos encuentros; se los califica y se los descalifica a los gremialistas y se intenta señalar que estas cosas se organizan para magnificar los problemas y desprestigiar al maravilloso gobierno que están realizando a nivel nacional, provincial y municipal. Distraen, y niegan sistemáticamente la realidad. Incluso, si efectivamente existiera alguna dificultad es producto de gestiones anteriores y de todas las pestes que las actuales autoridades heredaron. A cualquier efecto es más que elocuente recordar que, precisamente, este domingo 10 de noviembre se cumplen once meses desde que se inició el mandato de los actuales responsables de gobernar la Argentina, San Luis y muchas ciudades de nuestra provincia.

Hay especulaciones más perversas aún de parte de algunos extraviados que presuponen que a determinados sectores les encanta tener que almorzar o merendar en estos espacios, y que, en realidad, disfrutan de que así suceda. Incluso, sospechan que algunos podrían comer en sus casas, pero como gozan de estos espectáculos y además quieren sembrar el caos y la desesperanza recurren a estos mecanismos para deteriorar la imagen de los gobiernos de turno. Un verdadero disparate, una profunda falta de respeto a las familias que se ven forzadas a estas situaciones, a quienes no encuentran trabajo, a quienes tienen inquietudes y ansias de superación, pero ven frustradas sus mejores intenciones por una realidad que golpea con crudeza y sin miramientos. Incluso deben padecer la desaprensión de quienes son incapaces de generar políticas públicas eficaces que resuelvan o que, al menos, mitiguen los efectos, de tantas injusticias sociales. Políticas orientadas a los sectores más vulnerables, políticas que efectivamente contemplen la realidad. Políticas que solucionen las serias dificultades que obstaculizan todas las posibilidades en materia de salud, de educación, de transporte. Políticas que contemplen serias y profundas necesidades básicas insatisfechas. 

El superávit fiscal es una condición necesaria, pero la calidad de vida de los hombres y las mujeres que viven en la Argentina debe ser el objetivo de todo buen gobierno en el estamento que sea. La supuesta prolijidad en las cifras que contemplan las variables macroeconómicas no resuelve en forma directa las serias dificultades que afronta la población. Esa resolución debe ser la prioridad. El proyecto de presupuesto para 2025 dista mucho de contemplar la realidad descripta. Lo que define con claridad en qué se piensa, en qué piensan quienes gobiernan y cuáles son los problemas que de verdad los preocupan.