Un hallazgo revolucionario
Investigadores de la Universidad de Hawai y la Academia China de Ciencias propusieron una nueva especie humana, Homo juluensis, basada en un exhaustivo análisis de fósiles de hasta 300.000 años de antigüedad.
El descubrimiento, publicado en Nature Communications, podría revolucionar el estudio de los ancestros humanos en el Lejano Oriente, cuestionando antiguos paradigmas y abriendo nuevas preguntas.
La clave para identificar a Homo juluensis no fue el descubrimiento de nuevos fósiles, sino la reexaminación de restos hallados en la década de 1970 en el sitio arqueológico de Xujiayao, en el norte de China. Estos fósiles, que incluyen dientes y fragmentos de cráneos, habían desconcertado a los científicos durante años.
Mediante nuevas técnicas de análisis, los investigadores descubrieron que las características dentales y craneales de estos fósiles no encajaban con ninguna especie conocida. En particular, los molares eran notablemente grandes, similares a los de los enigmáticos Denisovanos, pero con rasgos que justificaron su inclusión como una nueva especie.
Uno de los aspectos más sorprendentes de Homo juluensis es el tamaño de su cráneo. Con una capacidad craneal estimada entre 1.700 y 1.800 centímetros cúbicos, superaba significativamente tanto a Homo sapiens (1.350 cm³) como a los Neandertales (1.450 cm³).
Esta capacidad craneal, combinada con una robustez general, sugiere que Homo juluensis pudo haber sido excepcionalmente adaptado a las duras condiciones del Pleistoceno medio. Vivían en pequeños grupos, cazaban animales como caballos salvajes y utilizaban herramientas de piedra para sobrevivir en un entorno frío y hostil.
El estudio también plantea una controvertida hipótesis: ¿y si los Denisovanos, conocidos principalmente por su ADN y unos pocos restos fósiles, no fueran una especie distinta, sino una población de Homo juluensis?
Según los autores del estudio, uno de los aspectos que siempre llamó la atención sobre los molares Denisovanos era su tamaño considerable. Los molares de Xujiayao también son bastante grandes.
Aunque esta idea ha generado debate, el estudio subraya la necesidad de una revisión de los fósiles de Denisova, junto con otros restos encontrados en Asia.
El registro fósil del este de Asia está emergiendo como un verdadero rompecabezas evolutivo. Además de Homo juluensis, especies como Homo floresiensis y Homo luzonensis ya habían demostrado que la región era un crisol de diversidad homínida.
Durante el periodo comprendido entre hace 300.000 y 50.000 años, al menos cuatro especies distintas habitaron Asia, interactuando y, en algunos casos, mezclándose genéticamente. Esto desafía modelos lineales como el de la evolución en múltiples regiones, que postulaba una transformación gradual de Homo erectus a Homo sapiens sin grandes interrupciones.
El registro del este asiático obliga a reconocer la complejidad de la evolución humana y a revisar los modelos vigentes para reflejar mejor el creciente registro fósil.


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