Causó una muerte en un choque y lo beneficiaron con domiciliaria

Las tres partes involucradas en el proceso pidieron tres calificaciones distintas del hecho y tres medidas de coerción disímiles, pero el juez de Garantías 2 finalmente se inclinó por la postura de la fiscalía y le imputó a Felipe Martín Iglesias el delito de "Homicidio culposo doblemente agravado" y le dictó 120 días de prisión domiciliaria.

El 16 de diciembre pasado a la madrugada, el hombre provocó la muerte del motociclista Pablo Ayala en un sector del centro puntano, tras lo cual huyó de la escena. La familia de la víctima reclamaba desde entonces un avance concreto en la investigación.

Iglesias tiene 65 años y es un exempleado del Poder Judicial, puntualmente, de la Fiscalía de Instrucción 3, la misma que lo investiga por el accidente. Por eso al comienzo de la pesquisa, su titular, el fiscal Esteban Roche, trató de excusarse de llevar las actuaciones porque había sido jefe del imputado, pero finalmente las otras

fiscalías entendieron que ese vínculo no afectaba la investigación.

Incluso, los momentos previos al hecho, Iglesias había compartido un asado, en una vivienda de la zona de la Tercera Rotonda, con excompañeros que actualmente son empleados de los tribunales y que tuvieron que declarar ante Roche. Eso, sumado a que la tragedia ocurrió muy cerca de la feria judicial, sembró muchas dudas en la familia Ayala, que no dudó en manifestarse en varias oportunidades para que la causa avance.

Ayer, a dos meses y medio del choque, Iglesias se sentó ante Roche, la fiscal Adjunta Marisol Boschi y el juez Juan Manuel Montiveros Chada para que le formulen cargos. El titular de la fiscalía repasó que el conductor abandonó la reunión cerca de las 4:20 de la madrugada y que emprendió el regreso a su domicilio, en calle Buenos Aires, al mando de su Fiat Cronos rojo, “circulando en dirección este a oeste por calle 25 de mayo y, al llegar a la intersección con calle Caseros, no observó, y por ende no frenó, que en sentido norte-sur, por Caseros, venía una motocicleta Honda Modelo XR 250, aproximadamente a 29 kilómetros por hora, que era conducida por Ayala, teniendo como acompañante a (Florencia Agustina) Arrieta de 27”.

“En dicho contexto y cuando la motocicleta ya había transcurrido la mitad de la esquina, Iglesias embiste con su rodado a la moto en su lateral izquierdo sector medio trasero. El impacto hizo caer la moto junto a sus ocupantes, arrastrándola unos once metros y medio, quedando tendido Ayala sobre la carpeta asfáltica y Arrieta sobre el cordón oeste de calle Caseros”, detalló el funcionario judicial.

Para el motociclista, que tenía 37 años, el impacto fue brutal: sufrió una fractura de cráneo con pérdida de masa encefálica, fractura del hueso frontal y de la nariz, y perforaciones en el estómago, en el lóbulo izquierdo del hígado, en el intestino y en el riñón izquierdo.

Según testigos ocasionales que estuvieron en la escena, el conductor se bajó del auto, se agarró la cabeza y se escapó por calle 25 de Mayo. Cuatro horas después, mientras Accidentología Vial aún trabajaba en la escena, se presentó junto a un abogado en la seccional para admitir que había participado del siniestro. En ese momento le practicaron un alcotest, pero le dio negativo.

Para una cosa sí, para otra no

Según un trascendido, ante la Policía, Iglesias dijo que sufrió una crisis nerviosa al ver el estado en el que quedó la víctima y luego un pico de hipertensión. Este lunes, su abogado, Santiago Calderón Salomón, apeló a esa afección y al cuadro de diabetes que sufre su cliente para pedir que no fuera enviado a prisión y que se le permitiera cumplir el encierro en su domicilio.

“El abogado habló de los problemas de salud para que no vaya a la cárcel como hubiese ido cualquier otra persona. Pero a esa condición ya la tenía y eso no le impidió estar en un asado, beber y luego conducir irresponsablemente hasta que mató a mi hijo. Entonces la excusa de la enfermedad sirve para una cosa, pero para otra no”, expresó ayer Carlos Ayala, padre de Pablo, en diálogo con El Diario.

El hombre se mostró conforme con el trabajo de la fiscalía hasta ahora e incluso destacó que la carátula haya mutado de homicidio culposo a “Homicidio culposo agravado por la conducción imprudente y negligente de un vehículo a motor y por haberse dado a la fuga y no intentar socorrer a la víctima”. “Entendemos que esto recién comienza y sabemos que la carátula se puede volver a cambiar a una más grave y que tenga el avance que nosotros pretendemos”, dijo, y ante la pregunta sobre si cree que la condición de exempleado judicial podría interferir en las averiguaciones, expresó que “seguramente fue favorecido, pero eso no se puede comprobar. Por ahora debemos respetar lo que dice la Justicia”.

Tres posturas

En la audiencia de formulación, Jorge Sosa, abogado de la familia Ayala, pidió imputarle al hombre el delito de homicidio simple con dolo eventual, una figura más grave que el accidente culposo y que entiende que Iglesias, en el estado en el que presuntamente estaba, debió figurarse que podía matar a alguien si tomaba el volante, sumado a las actitudes posteriores al accidente.

En contrapartida, Calderón Salomón propuso la figura de homicidio culposo simple y abogó por que su cliente no fuera preso por sus afecciones y porque, a su entender, favoreció la investigación al presentarse ante la Policía, aunque haya demorado.

Montiveros Chada optó por la calificación de la fiscalía, que en primera medida solicitó 2 meses de prisión preventiva en el Penal y, subsidiariamente, cuatro meses de domiciliaria.

Tras el acto procesal, Iglesias dejó los tribunales sin esposas, acompañado por policías que iban a conducirlo a su casa y saludando a cuanto conocido se cruzó.