El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, recibió permiso para apelar contra la extradición a Estados Unidos después de argumentar ante el Tribunal Superior de Londres que tal vez no podría invocar su derecho a la libertad de expresión en un tribunal estadounidense.
Assange, de 52 años, nacido en Australia, es buscado en Estados Unidos por 18 cargos, casi todos bajo la Ley de Espionaje, relacionados con la divulgación masiva de documentos secretos estadounidenses por parte de WikiLeaks, las mayores violaciones de seguridad de su tipo en la historia militar de Estados Unidos.
En marzo, el Tribunal Superior le concedió permiso provisional para apelar alegando que podría ser objeto de discriminación por ser ciudadano extranjero, pero invitó a Estados Unidos a presentar garantías.
Después de la audiencia, dos jueces superiores sostuvieron que el argumento de Assange de que tal vez no podría confiar en el derecho a la libertad de expresión de la Primera Enmienda de Estados Unidos merecía una apelación completa, que es poco probable que pudiera llevarse a cabo durante meses.
La noticia provocó vítores y cantos de cientos de simpatizantes concentrados afuera de la Corte, atando cintas amarillas a las rejas de hierro, sosteniendo pancartas y gritando “¡Libre, libre, Julian Assange!”.
“Como familia nos sentimos aliviados, pero ¿cuánto tiempo más podrá continuar esto?”, señaló la esposa de Assange, Stella, quien había estado en el tribunal con su hermano y su padre.
“Estados Unidos debería leer la situación y abandonar este caso ahora. Ahora es el momento de hacerlo”, aseguró la mujer del fundador de WikiLeaks, quien comunicó a sus seguidores que el fallo marcó un punto de inflexión.
El propio Assange no estuvo presente, según su abogado, por motivos de salud. El Departamento de Justicia de Estados Unidos se negó a comentar sobre el asunto judicial pendiente.
Si el fallo hubiera sido en su contra, el equipo de Assange opinó que podría haber estado en un avión a Estados Unidos en 24 horas, poniendo fin a más de 13 años de batallas legales en Gran Bretaña.
Las garantías de EE.UU. no convencen a los jueces de Reino Unido.
Los fiscales estadounidenses declararon al tribunal que Assange podría “tratar de confiar” en las protecciones de la Primera Enmienda otorgadas a los ciudadanos estadounidenses y que no sería discriminado por su nacionalidad.
Pero su equipo legal consideró que un tribunal estadounidense no estaría obligado por esto.
El tribunal también concluyó que la apelación de Assange debería aplicarse a los 18 cargos, no solo a tres, como habían argumentado los abogados de Estados Unidos.
WikiLeaks publicó cientos de miles de documentos militares clasificados de Estados Unidos sobre las guerras de Washington en Afganistán e Irak, junto con gran cantidad de cables diplomáticos.
En abril de 2010 publicó un video clasificado que mostraba un ataque con helicóptero estadounidense en 2007 que mató a una docena de personas en la capital iraquí, Bagdad, incluidos dos empleados de noticias de Reuters.
Las autoridades estadounidenses informan que las acciones de Assange con WikiLeaks fueron imprudentes, dañaron la seguridad nacional y pusieron en peligro la vida de los agentes.
Sus numerosos partidarios en todo el mundo califican la acusación como una farsa, un ataque al periodismo y la libertad de expresión, y una venganza por causar vergüenza.
Los llamamientos para que EE.UU. abandone el caso provienen de grupos de Derechos Humanos, organismos de medios de comunicación y del primer ministro australiano, Anthony Albanese, junto con otros líderes políticos.
Assange fue arrestado por primera vez en Gran Bretaña en 2010, por una orden judicial sueca por acusaciones de delitos sexuales que luego fueron desestimadas.
La justicia parece estar más cerca para Julian Assange.


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