La energía nuclear es parte de la solución para poner fin a la dependencia de los combustibles fósiles y acceder a energías limpias, planteó el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
El Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático, que es una reunión de los científicos más grandes y brillantes de todo el mundo que estudian cuestiones climáticas, ha reconocido que, “sin energía nuclear, será casi imposible descarbonizar para 2050”.
Ese tope de mediados de siglo fue establecido, en el Acuerdo de París de 2015, adoptado por casi todos los países, para que la temperatura media del planeta no exceda de 1,5 grados centígrados sobre los niveles preindustriales (1850-1900).
Para ello, es necesario lograr emisiones netas cero de gases de efecto invernadero —capturar tantas como las que son arrojadas a la atmósfera—, y en primer lugar del dióxido de carbono (CO2), emitido al producir y consumir combustibles fósiles.
Hay 440 reactores nucleares funcionando en 31 países, que suministran más del 10% de la electricidad total del mundo y una cuarta parte de la energía con bajas emisiones de carbono.
“El problema es que durante muchos años, por diversas razones que tienen que ver con Chernobyl o, más tarde, Fukushima, ha habido mucha reacción y desinformación sobre la energía nuclear”, consideró la OIEA.
En abril de 1986 un accidente en la central nuclear de Chernobyl, en la Ucrania que era parte de la extinta Unión Soviética, arrojó una nube de material radiactivo que afectó a 13 países de Europa central y oriental.
En marzo de 2011, un terremoto que provocó un tsunami en el océano Pacífico al noreste de Japón dañó la central nuclear de Fukushima, en la costa de ese país, liberando una contaminación radiactiva que incidió en el agua y el aire de la región.
“La opinión generalizada es que miles de personas murieron a causa del accidente nuclear de Fukushima. Si bien es cierto que miles de personas murieron a causa del tsunami, ni una sola persona murió a causa de la radiación”, enfatizó el organismo.
En términos de mortalidad, la energía nuclear es incluso menor que la de algunas energías renovables. Los gobiernos tienen la responsabilidad de mantener a las sociedades bien informadas y dejar las cosas claras.
Como cualquier actividad industrial importante, la energía nuclear conlleva riesgos, pero un buen ejemplo” son los residuos nucleares, que “están bien gestionados y sus cantidades son limitadas”.
“Después de 70 años de funcionamiento comercial, nunca ha habido problemas con los residuos. Compárese eso con los desechos de los combustibles fósiles, que están matando al planeta”, agregó la OIEA.
Para el grupo fue un logro que en la COP28, el año pasado en Dubái (Emiratos Árabes Unidos), 198 países incluyeron la energía nuclear en la lista de tecnologías de bajas emisiones que deben ampliarse para poner fin a la dependencia de los combustibles fósiles.
La idea impulsada no es ser 100% nucleares, sino crear combinaciones energéticas inteligentes, donde la nuclear sea la energía básica. Ya que es muy estable, está disponible llueva o haga sol y puede regularse e integrarse con energías renovables.
Hay ausencia de financiamiento internacional para la energía nuclear, en parte por las políticas hostiles a su tecnología, pero el tema comienza a cambiar con nuevas miradas desde las organizaciones financieras internacionales.
Y es visible el crecimiento de la energía nuclear en el sur global, desde India y China hasta Argentina, Brasil, México, Bangladesh y Sudáfrica.
La descarbonización del planeta puede basarse en la energía nuclear.


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