El sol sale para todos, incluso para un concejal capitalino que parece ser que, en medio de la crisis económica, necesita ingresos extras.
Diego Augusto Videla, quien responde a Gastón Hissa, es un activo chofer de Uber y su doble funcionalidad —edil y conductor— destapó la bronca de los taxistas, quienes luchan en una puja de intereses contra la multinacional.
Sucede que los tacheros saltaron al hueso contra la app, desde un principio, ya que no aporta ningún tipo de canon a la Municipalidad, mientras que los taxis tienen que afrontar abultadas sumas de dinero, lo que, sumado a la inversión diaria que hay que aplicar sobre los autos (sin contar averías de último momento), genera altísimos montos que tornan prácticamente inviable la competencia.
Para la comunidad de choferes registrados, la actitud del concejal es inaceptable, porque de cara a los reclamos contra Uber, se vería dudosa su capacidad de imparcialidad. Estaría fuera de stock.
La opinión pública advierte que Videla no puede ser juez y parte. Pero, por lo pronto, mientras legisla, en sus ratos libres conduce para Uber. Siendo concejal y sabiendo de las contradicciones legales del arribo de la aplicación, da riendas sueltas a su ambición desmedida por unos mangos más. Las paradojas del poggismo en su máxima expresión.
El sol sale para todos, incluso para un concejal capitalino que parece ser que, en medio de la crisis económica, necesita ingresos extras.
Diego Augusto Videla, quien responde a Gastón Hissa, es un activo chofer de Uber y su doble funcionalidad —edil y conductor— destapó la bronca de los taxistas, quienes luchan en una puja de intereses contra la multinacional.
Sucede que los tacheros saltaron al hueso contra la app, desde un principio, ya que no aporta ningún tipo de canon a la Municipalidad, mientras que los taxis tienen que afrontar abultadas sumas de dinero, lo que, sumado a la inversión diaria que hay que aplicar sobre los autos (sin contar averías de último momento), genera altísimos montos que tornan prácticamente inviable la competencia.
Para la comunidad de choferes registrados, la actitud del concejal es inaceptable, porque de cara a los reclamos contra Uber, se vería dudosa su capacidad de imparcialidad. Estaría fuera de stock.
La opinión pública advierte que Videla no puede ser juez y parte. Pero, por lo pronto, mientras legisla, en sus ratos libres conduce para Uber. Siendo concejal y sabiendo de las contradicciones legales del arribo de la aplicación, da riendas sueltas a su ambición desmedida por unos mangos más. Las paradojas del poggismo en su máxima expresión.
El sol sale para todos, incluso para un concejal capitalino que parece ser que, en medio de la crisis económica, necesita ingresos extras.
Diego Augusto Videla, quien responde a Gastón Hissa, es un activo chofer de Uber y su doble funcionalidad —edil y conductor— destapó la bronca de los taxistas, quienes luchan en una puja de intereses contra la multinacional.
Sucede que los tacheros saltaron al hueso contra la app, desde un principio, ya que no aporta ningún tipo de canon a la Municipalidad, mientras que los taxis tienen que afrontar abultadas sumas de dinero, lo que, sumado a la inversión diaria que hay que aplicar sobre los autos (sin contar averías de último momento), genera altísimos montos que tornan prácticamente inviable la competencia.
Para la comunidad de choferes registrados, la actitud del concejal es inaceptable, porque de cara a los reclamos contra Uber, se vería dudosa su capacidad de imparcialidad. Estaría fuera de stock.
La opinión pública advierte que Videla no puede ser juez y parte. Pero, por lo pronto, mientras legisla, en sus ratos libres conduce para Uber. Siendo concejal y sabiendo de las contradicciones legales del arribo de la aplicación, da riendas sueltas a su ambición desmedida por unos mangos más. Las paradojas del poggismo en su máxima expresión.
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