Cierto espacio para conocer la realidad

Parece imperioso, en medio de tantos desbarajustes discursivos, mostrar la realidad. Con datos concretos, con métodos que el mundo convalida. El índice de Gini es una herramienta, creada por Corrado Gini (estadístico, demógrafo y sociólogo italiano) en 1912, para medir la desigualdad entre los habitantes de una población. Para eso, compara los ingresos que reciben las personas como salario. Podemos oír hablar tanto del índice de Gini como del coeficiente de Gini: ambos representan el mismo concepto, la única diferencia es que el índice de Gini se expresa en porcentaje. Entonces, el índice de Gini, que mide la brecha entre los que más y los que menos tienen, registró en la Argentina el nivel de desigualdad más importante desde 2016, cuando el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (Indec) comenzó a medirlo. El salto fue importante: en la escala del 0 (igualdad absoluta) al 1, este índice pasó de 0,435 en el cuarto trimestre de 2023 a 0,467 en el primer trimestre de 2024.

El último informe del Siempro (Sistema de Información, Evaluación y Monitoreo de Programas Sociales) que corresponde al mes de mayo refiere al último dato de desempleo, que fue del 5,7% en los dos últimos trimestres de 2023. Los datos del Indec difundidos días atrás relevaron un 7,7% para el primer trimestre de 2024. El mismo Siempro analiza la evolución del Salario Mínimo Vital y Móvil: que el poder adquisitivo tuvo una variación negativa del 29,3% en abril de 2024 respecto al mismo mes de 2023.

Otro de los indicadores que mide el Sistema de Monitoreo tiene que ver con la evolución de las jubilaciones y la Asignación Universal por Hijo (AUH). En este último caso, el documento publicado en mayo informa que si bien el valor general de la AUH se incrementó de $20.661 en diciembre de 2023 a $33.058 en enero de 2024, y a $42.043 en marzo, para abril de 2024 “el poder de compra del valor general de la AUH tuvo una variación negativa de 5,8% respecto al mismo mes del año anterior” y, si se consideran los últimos veinticuatro meses, la caída fue del 18,9%. El poder adquisitivo en abril de 2024 cayó 29,3% respecto a 2023.

En cuanto a las jubilaciones, señalan en el informe, para abril de 2024 el poder de compra del haber mínimo había caído un 41,1% con respecto al mismo mes del año anterior y un 49,3% si se lo compara con el dato de abril de 2023. Las jubilaciones y pensiones representaron tres de cada diez pesos ahorrados por el Poder Ejecutivo Nacional para conseguir un nuevo superávit fiscal. O sea, el tan promocionado logro del superávit fiscal se obtiene esencialmente sacrificando a algunos sectores concretos, tomando fondos que corresponden a los jubilados y a las provincias.

Algunos estudios privados adelantaron datos para el primer trimestre de 2024. De acuerdo con las estimaciones del Observatorio de la Deuda Social de la UCA y Cáritas, “entre las mediciones correspondientes al tercer trimestre de 2023 y las estimaciones para el primer trimestre de 2024, el indicador de pobreza se habría incrementado de 44,7% de la población a 55,5% y el de indigencia, de 9,6% a 17,5%”. Por lo tanto, casi veinticinco millones de personas están en situación de pobreza, de las cuales casi ocho millones están en estado de pobreza extrema o indigencia.

Paradójicamente, los programas de gobierno que deberían ocuparse de cuestiones sociales prioritarias muestran niveles de ejecución alarmantes. Es decir, partidas de fondos que deberían destinarse a estos fines no están siendo utilizadas. En salud, el programa destinado al Fortalecimiento de la Capacidad del Sistema Público de Salud se redujo de $2.638 millones a $1.915 millones, de los cuales solamente se ejecutó el 5,33% para fines del sexto mes del año. Si en verdad la educación se reconoce como un tema trascendente, resulta inexplicable que, ya terminando el primer semestre del año, se haya ejecutado apenas el 0,27% del presupuesto en el programa de Mejoramiento de la Calidad Educativa y el 9,5% del total previsto para el mejoramiento edilicio de los jardines de infantes.