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Elecciones presidenciales en Estados Unidos

Un partido republicano con una sola base, Donald Trump, y una aparente candidata progresista, aunque nunca de izquierda, Kamala Harris, se disputan la Presidencia. El foco de los estadounidenses: la economía.

Por Astrid Moreno
| 06 de agosto de 2024

“Fight, fight, fight!” (¡Lucha, lucha, lucha!), gritaba Donald Trump, mientras un grupo de sus guardaespaldas lo rodeaba y, curiosamente, frente a él quedaba una mujer de baja estatura que permitía ver su rostro ensangrentado y agitando el puño, una expresión de aliento para sus seguidores, una suerte de advertencia para los opositores y el tiro final que sí fue certero contra la carrera política de Joe Biden, paradójicamente, la mejor herramienta de campaña del candidato por el Partido Republicano que espera consolidarse camino a las elecciones presidenciales estadounidenses del 5 de noviembre.

 

“El atentado fallido consolidó el liderazgo del expresidente no solo en el Partido Republicano, sino en términos nacionales. Se mostró como un líder capaz de actuar y de decidir en los momentos más extremos de crisis. Ocurrió 48 horas antes de que se realizara la convención republicana en la que mostró su liderazgo objeto de una verdaderamente entusiasta 
reacción de parte de los convencionales”, desarrolló Jorge Castro, analista internacional.

 

Ocho días después del atentado, que dejó un muerto y varios heridos, el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, renunció a la candidatura a través de X —ex Twitter— por el interés del Partido Demócrata y el bien de la nación. Decisión que ya se había dejado entrever e incluso fue apoyada públicamente por integrantes de su partido como Barack Obama, quien le pidió "reconsiderar seriamente" su postulación. 

 

Independientemente de las notables discrepancias en el partido, fue Biden quien determinó el final de su carrera. Su edad, 81 años, y su estado de salud fueron temas constantes en los últimos meses. The New York Times informó que el Dr. Kevin Cannard, un neurólogo especializado en trastornos del movimiento, visitó la Casa Blanca al menos ocho veces. Además, la prensa oficial del mandatario contó los problemas de apnea del sueño que padece, que, sumados a su reciente inactividad por haber contraído COVID-19, debilitaron la imagen de Biden.

 

El segundo golpe llegó el 27 de junio, en el debate presidencial, donde ante una audiencia de más de 50 millones de espectadores, Biden tuvo un desempeño lapidario. Cabizbajo y distraído, balbuceaba sus frases y no podía articular sus ideas. Las propias filas empezaron a dudar de su capacidad, sentimiento que se consolidó en su participación en la OTAN, cuando presentó al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, como el “presidente Putin” y, una hora después, en una rueda de prensa, el presidente se refirió a su propia vicepresidenta Kamala Harris como “vicepresidente Trump”.

 

“El debate fue propiciado por el partido Demócrata y lo hicieron en una cadena amiga como CNN. Creo que fue a propósito, fue la forma que encontraron para implosionar su candidatura. La imagen de Biden era tan pobre equivocándose de puertas, cambiando nombres e identidad de personas. El estadounidense promedio que está acostumbrado a estar en todas las guerras del mundo pensaba ‘¿este tipo nos va a liderar? ¿A dónde vamos a ir?’”, explicó Mauricio Zabalza, periodista argentino que vive en Nueva York. 

 

La otra contra que tenía Biden eran las encuestas que lo mostraban hasta cuatro puntos por debajo de Trump, con una pérdida del 2 por ciento de sus votantes en el último mes. Además, el Centro de Investigación de Asuntos Públicos remarcó que solo el 14 por ciento de los estadounidenses tiene una confianza muy alta en su “capacidad mental para ser un presidente eficaz”. 

 

“El principal artífice de la campaña de Trump fue Biden, con sus apariciones públicas confundiéndose con cuestiones muy obvias. Lo único que hacía era luchar contra sí mismo, algo que Trump capitalizó muy bien y llevó al punto de que ya no solo es ‘no puede ir por la  reelección’, sino que no debería gobernar hoy a los Estados Unidos”, remarcó Juan Venturino, analista internacional. 

 

Biden asumió la Presidencia en 2021, en el segundo año de la pandemia; se concentró en la recuperación económica y el bienestar social bajo lo que su gobierno llamó “El Plan de Rescate Estadounidense”, que buscaba proporcionar un alivio económico a millones de familias.

 

Hizo una gran apuesta al voto latino y en los primeros meses de su mandato, otorgó el Estatus de Protección Temporal (TPS) a miles de venezolanos y extendió este beneficio a ciudadanos de Honduras, Haití, Nicaragua y El Salvador.
El problema de la gestión de Biden fue la inflación, en parte por la pandemia, que alcanzó picos máximos de 17 por ciento y que actualmente pisa los 3 puntos. 

 

En 2022, Biden y los demócratas lanzaron dos medidas claves para revitalizar la industria manufacturera estadounidense: la Ley de Chips y de Ciencia, que destinó 52 mil millones de dólares para la fabricación de chips informáticos en el país, y la Ley de Reducción de la Inflación, que ofreció incentivos para reducir el uso de combustibles fósiles y permitió a Medicare negociar precios de medicamentos. Estas acciones buscaban impulsar el crecimiento económico, mantener la seguridad nacional y fortalecer alianzas internacionales como la OTAN.

 

A pesar de estas acciones, actualmente, la mayoría de los estadounidenses, en un 68 por ciento, asegura que la economía está empeorando, según una encuesta de Gallup, empresa estadounidense de análisis y asesoría.
“Las jubilaciones son muy magras acá, pero, por otro lado, en toda la época productiva vas poniendo dinero en la bolsa de Wall Street para tener lo que llaman fondos retiro. Mucha gente de este país hizo mucha plata con Trump, aumentaron hasta cuatro veces sus fondos y con Biden bajaron bastante esos números. Al final, como en todas partes del mundo, lo económico es lo que pesa al momento de votar”, resaltó Zabala.

 

KaMala Harris
Como la llama maliciosamente Trump, con énfasis en el "Mala", Kamala Harris, actual vicepresidenta, es la aparente favorita para reemplazar a Biden, incluso por el propio presidente. Aunque se definirá el 19 de agosto en una reunión demócrata, las encuestas ya la muestran con más popularidad que el anterior candidato.

 

“Kamala es mujer, proaborto y de padres afrodescendientes e indios. Algo histórico para el país, si llega a ser presidenta. El progresismo de ella lo van a balancear con un candidato vicepresidente del sur, blanco, un poco más conservador. Por otro lado, Trump la trata de zurda, pero lo cierto es que acá no hay ningún partido de izquierda, son todos capitalistas", analizó el periodista argentino. 
Kamala es la imagen opuesta a Trump, fue fiscal de San Francisco y de California con una fuerte convicción en la defensa de la ley, los derechos civiles y la reforma social, algo que su contrincante ha evadido en varias ocasiones, a pesar de tener dos condenas.

 

“Todavía tiene cuatro meses para dar vuelta las elecciones y la diferencia la hacen quienes no tienen ninguna preferencia política. Hoy, en todo el mundo ponen al sistema político convencional contra las cuerdas, porque hay mucha gente que cree que la política no resuelve nada. Eso impulsó a Bolsonaro, a Trump, en su momento, y al mismo Milei. Ahí es donde ganan estos personajes prácticamente ignotos en la política y que efectivamente tuerce en una elección", resaltó el analista Venturino. 

 

Argentina en la casa
El presidente Javier Milei viajó 5 veces a los Estados Unidos desde que asumió. Una de esas veces, estuvo en la Convención de Acción Política Conservadora (CPAC) que lideró Trump, quien le dedicó unas palabras: "Quiero agradecer al Presidente de la Argentina, quien tuvo mucha publicidad. Es un gran señor, es MAGA, Make Argentina Great Again. Puede hacerlo bien. Javier Milei. Gracias, Milei". Con su declarado favoritismo por el republicano, Milei espera ansioso el resultado de las elecciones, ¿o no?

 

“Gane quien gane, para Argentina no va a ser un problema. Además, no creo que le den más plata porque ya le dieron un montón en el gobierno de Mauricio Macri. Milei tuvo claro que para él, su faro era Estados Unidos, no importa quién gobierne. Son parecidos en lo discursivo, pero no en lo económico. Trump es una persona conservadora, proteccionista, y Milei es al revés, busca una apertura irrestricta”, cerró escéptico el periodista. 

 

En las anteúltimas elecciones estadounidenses, en un país donde el sufragio no es obligatorio, la participación electoral osciló entre el 53 y el 57 por ciento. Sin embargo, en la que se disputó entre Biden y Trump, el 66 por ciento del electorado acudió a las urnas. Este aumento significativo se atribuye al llamado "voto odio", un fenómeno que no suele ser reflejado en las encuestas. Si en las próximas elecciones hay una gran afluencia de votantes, es poco probable que sea en apoyo a Trump. Pero si la participación se mantiene en torno al 50 por ciento, como en las elecciones habituales, es muy probable que él resulte vencedor. La definición está entre los indecisos, coinciden los analistas.

 

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