Lisandro Aristimuño: un viento natural que vino del sur
El músico patagónica recuerda su paso por Cuyo, habla de su vinculación con San Luis y dice que ya es hora de devolver todo lo que la música de le dio. Toca en el Cine Teatro el 6 de setiembre.
Del tiempo que vivió en el Mendoza, en 1998, a Lisandro Aristimuño le quedaron algunos recuerdos que permanecen, la cercanía con San Luis que luego intensificaría y “Me hice cargo de tu luz”, la hermosa canción que abre su tercer disco y que se convirtió en una de las infaltables en sus recitales.
Los cielos de Mendoza y El Zonda son mencionados en el tema que recurre a una imagen frecuente en la poesía de Lisandro, el viento. Sin embargo, el cantautor nacido en Viedma no recuerda de manera especial experiencia eólica alguna en San Luis, pese a que cuenta, sí, muchas visitas a la provincia.
“Me acuerdo que la primera vez que fui estuve invitado por Casa Azul, un lugar hermoso que me adoptó como padrino”, dijo Lisandro, quien volverá a la provincia el sábado 6 de setiembre como parte de una nueva gira nacional, que tiene algunas novedades. La producción es de Diego Sosa Manager Group.
El recital que dará en el Cine Teatro estará conformado por un trío –un formato que el cantante no había experimentado hasta ahora- y como no es un presentación oficial de ningún disco, las canciones que lo componen están en todos los álbumes, desde la génesis de “Azules turquesas” a la mega producción de “El rostro de los acantilados”, pasando por el bucolismo de “Ese asunto de la ventana” y la experimentación de “Criptograma”.
“A lo largo de mi carrera toqué con orquestas de cuerdas y solo con máquinas, pero nunca con un trío, que es una formación muy clásica en la música”, dijo Aristimuño, quien reconoció que el grupo que comparte con Lucas Argomedo en bajo y el baterista Martín Casado no es power trío a lo “Divididos”, sino más bien una flexibilización que le permite coquetear con el Soda Stereo de “Dynamo”, “Radiohead” y “Depeche Mode”.
La inclusión de la pedalera que acompaña a Lisandro en todos sus recitales permiten ese vuelo de loops y ruiditos que asoman también en sus discos, aunque no con la presencia que tienen en el vivo. El recital más reciente del cantante en San Luis, en junio del año pasado, fue con un grupo muy numeroso en el que hizo centro en su disco más reciente.
Ahora, el compositor nota que las canciones que escribió hace años toman otro rumbo con la nueva formación, que además concertó en la elección del repertorio para la gira actual. “Martín y Lucas estuvieron muy atentos a las canciones que vamos a tocar”, sostuvo.
“A mí me encanta ir a tocar a San Luis, siento que tengo un imán con toda la zona de Cuyo”, agregó Lisandro, quien adjudicó esa conexión a otros de los aspectos recurrentes de su obra: la naturaleza. Contó el músico que cuando era chico en Viedma no conocía las montañas, que descubrió en su paso mendocino. “San Luis tiene también un poco de eso”.
Otra ausencia en su casa de niño era la música folclórica del sur, reemplazada por el norteño o chileno. Descubrió algo de la tonada gracias a su estadía cuyana, en la obtuvo además la amistad con Fernando Barrientos, el integrante del dúo Orozco- Barrientos, de quien produjo su nuevo disco.
Pese a que su relación con la música electrónica es muy cercana, Aristimuño no se ve –por ahora-como un DJ detrás de las bandejas, sino más bien con la repetición de “=EP8”, el disco que en la pandemia grabó con Fernando Kabusacki, el notable guitarrista. Ese álbum ganó el premio Gardel al mejor disco de Música Electrónica y dejó en el autor un recuerdo cariñoso.
“Nos íbamos mandando cosas grabadas y cuando me dí cuenta que había material para hacer un disco, se lo propuse a Fernando y le encantó la idea. Él es un guitarrista que investiga mucho, que indaga un montón, que le gusta usar los pedales”, reseñó el cantante.
Pero el disco que marcó para siempre la carrera del patagónico es “Azules turquesas”, el primero, grabado hace 21 años y todavía estimado por su autor que lo considera “mi hijo mayor, el que se bancó todas, el que me abrió todas las puertas”.
Efectivamente, el trabajo contó cuando su lanzamiento con el visto bueno del público y de la prensa, pero, fundamentalmente, y es lo que Lisandro más valora, de sus colegas. “En las notas que daban, muchos músicos consagrados del rock argentino lo recomendaron, no sabían mi nombre si quiera, pero hablaron bien del disco”, dijo el músico con algo de humor.
Ahora es el turno de que sea él quien recomiende nuevos grupos para escuchar. Y en ese sentido, pese a que trata de indagar en todo lo nuevo, Lisandro no tiene dudas en señalar a los españoles de “Maestro Espada” como una banda emergente que dará que hablar. Como el disco que tiene el dúo le encantó, Aristimuño les escribió por Instagram.
“No lo podían creer –recuerda, humilde, el cantante-, me dijeron que soy una de sus referencias y quedamos de encontrarnos cuando ellos vengan a Argentina o yo vaya a España”. La gira que termina en San Luis en septiembre se retomará en octubre en la península, donde tocará en Madrid, Málaga, Barcelona y Valencia.
El compositor dice no darse cuenta cuando está frente a un músico influido por él pero reconoce que hay bandas nuevas que le confiesan personalmente esa referencia o que cuando alguien escucha algo que puede tener algo de Lisandro, se lo manda.
Así funciona, por ejemplo, “Música sin fines de lucro”, la ayuda que Lisandro aporta a las bandas nuevas y que consiste en una playlist que sube todos los meses -ya lleva 82- con canciones que le mandan grupos de todo el país. “La música es como la Pachamama: si vos no le das no crece nada. A me hubiera encantado que alguien promocionara mis canciones cuando empecé, de hecho en algo de eso se sostuvo mi carrera, pero llegó el momento de devolver a la música todo lo que que me dio”.


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