"La condena de Caín" y la música con oídos, boca, manos, piernas y sentimiento
La banda integrada por bonaerenses y patagónicos, que teloneó a La Renga cuando tocó en San Luis en 2017, lanzó un EP en el que deja clara su forma de vida con la música. Cantantes invitados y las ganas de volver a actuar en la provincia.
En 2017, “La condena de Caín” tuvo un breve paso por San Luis para ser una de las bandas teloneras que tuvo el concierto que “La renga” brindó en boxes de Potrero de los Funes. Los miembros de la agrupación bonaerense recuerdan la jornada como una “experiencia espectacular” que los marcó para siempre. El hecho de tocar en la apertura de un grupo insignia y de hacerlo en un marco natural, por primera vez en una provincia, le adosa condimento al episodio.
Marcelo Di Giovanni, bajista y miembro fundador del grupo, tuvo además otros viajes a la provincia, pero en plan de turista. “He pasado algunos veranos por allá”, recordó desde su casa de Buenos Aires ante Cooltura.
“La condena de Caín” acaba de presentar “Una canción es un cuerpo”, un tema para el que invitaron a Ale Kurz, líder de “El Bordo”, y que es también “una declaración de principios”. “Para nosotros es indisociable una manera de vivir de una manera de hacer canciones”, agregó Marcelo.
“La canción -agregó Di Giovanni- invita a pensar que hay que ponerle el cuerpo a las canciones pero también a los sueños que se están persiguiendo. Creemos que el concepto además engloba a los otros temas del álbum”.
Además de la canción que nombra al disco, el nuevo trabajo tiene “La llave”, una colaboración con “Nagual”; “Tanguito”, en la que canta “Piti” Fernández, voz de “Las pastillas del abuelo”; “Bandidos”, con Lula Bertoldi, de “Eruca sativa”, y Def-Ghi, “una canción que siempre nos gustó y que había quedado en el tintero”. La llegada de invitados a una grabación del grupo es toda una novedad para los músicos ya que en sus cinco álbumes anteriores no habían hecho feats, aunque sí habían tenido músicos invitados como "Kubero" Díaz y Sergio Dawi.
“Son compañeros de ruta con los que siempre tuvimos una buena relación. Cada invitado fue decantando de una manera orgánica y la verdad es que el concepto de cada canción fue cerrando a medida que escuchábamos las grabaciones finales”, señaló Di Giovanni.
Una de las cosas que más le llamó la atención al bajista fue el compromiso que tuvieron los invitados y recordó una anécdota que vivieron con “Piti”: “Cuando terminó la canción dijo que la letra representaba muy bien a “Tanguito”, el cantante de los inicios del rock nacional que tiene su película, pero la verdad es que nosotros no compusimos el tema pensando en él”.
“Una canción es un cuerpo” es un alivio y una buena noticia para un grupo de artistas que empezó el 2025 de mala manera, con la inundación de su sala de ensayo. De todos modos, el costado optimista que descubrieron sus integrantes al episodio fue la solidaridad de la gente para brindar una ayuda y estar a disposición cuando los necesitaron. Después de ese trance, el grupo tiene pensado tomarse unas vacaciones en el verano y encarar el 2026, que promete ser muy agitado, con la mente descansada.
La banda tiene la particularidad de ser una combinación de músicos de Buenos Aires con otros de Puerto Madryn que ya tiene 20 años de carrera. La génesis se produjo en una sala de ensayo donde Marcelo trabajaba por las tardes y a la que llegó Matías Westerkamp, guitarrista en busca de un bajista.
Di Giovanni entró en la banda de Matías, “La condena de Sigfrid”, que tenía un saxofonista de Puerto Madryn y que invitó a su vez a algunos de sus amigos que tenían en la región patagónica una banda con algo de reconocimiento, “La marca de Caín”.
Sawa Mileck, la cantante, Mauro Cognigni en batería y Damaris Pozner en teclados completan en la actualidad la banda, que se preocupa por la cuestión estética en base a un gusto que consideran innegociable: el del cineasta David Lynch. Esa conexión se puede observar en la portada del último EP.
“Sawa es también paisajista y tiene una visión especial de las cosas”, dijo Marcelo, quien agregó que la cantante es la compositora de “Piquillim”, un tema que está en su primer disco y que hace referencia a la planta que crece en San Luis y, con otra especie, en la Patagonia.
Para el año que viene, “La condena…” tiene pensado mostrar tres temas nuevos más –posiblemente con otro invitado- y programar una gira, que podría traerlos nuevamente por San Luis. “Nos encanta viajar y tocar. De cualquier lado que nos escriban nos viene bien para mostrar nuestra música”.


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