10°SAN LUIS - Sabado 28 de Junio de 2025

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La muerte, esa vieja amiga

El locutor presentó su primer libro, "Trasnoche paranormal", una colección de historias sobre fenómenos sobrenaturales que, por su éxito, volcó en una obra de teatro. Su objetivo, amigarnos con la muerte.

Por redacción
| 06 de agosto de 2024

Desde hace más de una década, Héctor Rossi cautivó a los oyentes con "Trasnoche paranormal", uno de los programas de radio nocturnos más escuchados en Argentina. Lo que comenzó como una curiosa manera de explorar el universo de lo desconocido se convirtió rápidamente en el núcleo del programa. Cada noche, alguien relata vivencias que desafían la explicación racional: un camionero recoge a un pasajero que desaparece misteriosamente, un empleado de funeraria es poseído por espíritus, la leyenda de un bosque donde la gente elige morir o la historia de una mujer de clase alta considerada demente que ahora deambula como fantasma en un museo. El periodista sostiene que los seres humanos estamos siempre hambrientos de relatos, especialmente si tienen un aura sobrenatural, pues nos conectan con nuestro niño interior. En su reciente libro, "Trasnoche paranormal", Rossi recopila las mejores historias narradas por sus oyentes y vivencias propias, con una búsqueda de encontrar el equilibrio perfecto entre el miedo y la esperanza, para comprender que la muerte no es una enemiga.

 

―¿Hubo algún evento específico en tu vida que te llevó a explorar los fenómenos sobrenaturales y paranormales?
―En mi vida hubo muchos eventos sobrenaturales. De hecho, la obra de teatro tiene que ver con contar mis historias paranormales. Sin lugar a dudas, las experiencias más fuertes las viví acompañando a mi papá en sus últimos meses en el hospital. Estuvo tres meses internado y ahí, él, en ese traspaso de la vida a la muerte, empezó a ver un montón de cosas. Niños que se aparecían en el hospital, a su propia madre, a mi abuela, quien ya llevaba como treinta años fallecida para ese entonces, apareciéndose en el hospital, que lo venía a buscar. Y hasta la propia parca, otros enfermos de la sala del hospital veía merodeando e inexplicablemente esa semana murió un hombre y luego, mi viejo. Esas experiencias, que cuento en detalle en la obra, son quizás las que más me marcaron.

 

―¿Cómo surgió la idea de crear 'Trasnoche paranormal'? 
―En realidad, siempre me apasionó el tema y yo ya había probado en radio hacer algo parecido hacía muchos años, mientras estudiaba. Cuando me dieron la oportunidad de conducir en 'Pop Radio', empezó como una sección en la madrugada y fue creciendo hasta transformarse en un programa una vez por semana, dos veces por semana y ahora, todos los días. Evolucionó muchísimo: ya son once años al aire y sigue siendo el programa más escuchado de la noche en Argentina. Agradezco a la gente el hecho de seguir apostando a escuchar estas historias.

 

―¿Qué criterios utilizás para seleccionar las historias que se narran?
―Por ejemplo, no pongo historias al aire que tengan que ver con apología de delitos o de satanismo y ese tipo de cosas. No me gustan, me parece que ahí hay una responsabilidad desde el comunicador que soy por encima del cuento. Pero después, el criterio es que haya un cuento en la historia, que sean visuales, que tengan que ver con experiencias en primera persona, que generen empatía. Lo tenemos muy internalizado a la hora de preguntarle al oyente '¿qué nos vas a contar?'. Con treinta segundos de hablar con el oyente antes, ya sé si la historia va a estar buena y mi producción tiene el mismo criterio.

 

―¿Cómo describirías la relación con los oyentes? 
―Siento que es un vínculo de afecto. A mí no me gusta la palabra oyentes, de hecho, no la uso. Somos todos los que hacemos esto y somos todos personas. A partir de ahí, es un vínculo verdadero. Yo salgo por la calle y la gente me abraza, me habla, me cuenta historias. Hay un afecto latente y constante, pero también entiendo y aprendí con los años que tiene que ver con lo que doy al aire. Dejo mi vida al aire; realmente no hago un personaje, disfruto mucho lo que hago y trato de ser cada vez más genuino.

 

―¿Notás algún patrón común en las historias que te cuentan los oyentes?
―La muerte: todo está basado en qué pasa cuando nos morimos, o la muerte como disparadora del miedo o, incluso, de la esperanza, o sea, de la espiritualidad; creo que la figura de la muerte es el patrón en todas las historias. 

 

―¿Cómo afectó tu trabajo en 'Trasnoche paranormal' a tu perspectiva sobre la vida y la muerte? 
―Muchísimo, porque empezaron siendo solo historias de terror y hoy son una mirada sobre la vida metafísica, espiritual. De hecho, la muerte en la obra de teatro, en 'Trasnoche paranormal', hay un diálogo con la muerte. La idea es amigarse con la idea de que nos vamos a morir para vivir. No es tan tremendo morirse, sino el no haber vivido, no haber hecho lo que uno quiso, no haber disfrutado lo que uno tuvo. Esto es lo que más cambió con el programa en mi mente, en mi corazón. 

 

―¿Cuál fue el mayor desafío al conducir un programa sobre temas paranormales? 
―Es permanente. Es no bizarrearla, no reírme y tratar de ser empático con lo que me cuenta la historia. No siempre creo en lo que me están contando, pero ahí prevalece el sentido de la historia y de los cuentos. Si el relato es entretenido para el programa, eso es espectacular. 

 

―¿Qué te motivó a recopilar estas historias en un libro? 
―El libro es, justamente, un desafío que me propusieron donde muchas de estas historias tienen que ver con hechos reales que me contaron los oyentes y que yo las adapté a un formato visual, en relación con la radio, porque son historias que en algún momento conté, pero luego las tuvimos que adaptar para el libro. Me motiva el hecho del cuento, del libro físico, me gusta que la gente pueda poner sus propias imágenes con su mente a las historias y que después me cuenten qué les pareció. Lo pensé para todo público el libro, para que lo puedan leer los niños también. 

 

―¿Cómo fue el proceso de selección de las historias para el libro?
―Fue un proceso largo, tardé seis meses en escribirlo, porque primero tuve que buscar las historias que tenía en mi archivo, elegir las que me parecían acordes para este libro, buscar un disparador que no fuese de un lugar... yo estoy muy acostumbrado a leer libros de terror que hablan de lugares: Buenos Aires, los fantasmas de la Patagonia, entonces tampoco quería ir por el lado del 'Pombero', 'La Llorona' o de cosas trilladas. Quería que fuesen historias inéditas y que el concepto de cada historia estuviera basado en generar empatía en el lector. Por ejemplo, hay una historia que se llama 'Beba Negra' y está basada en una muñeca de porcelana negra. El objeto es lo que me da miedo. Creo que todos tuvimos, en algún momento en nuestra vida, un objeto que nos dio miedo, un cuadro de un niño llorón, un objeto raro en la casa de una abuela. A partir de ahí está construido el relato. Entonces, no estamos anclados en algo que ya conocés. Todas las historias invitan a que uno busque en su propia historia ese miedo. 

 

―¿Qué creés que buscan los oyentes y ahora lectores en las historias de lo sobrenatural?
―Pienso que todos, todo el mundo, incluso los escépticos, buscan certezas. Y, justamente, estas historias te dan muy pocas certezas y te dejan con muchas más preguntas que al comienzo. Y eso está bueno, porque pone en funcionamiento el corazón, la mente y el alma.
 

 

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