Del "sean libres" al "cómo hinchás las bolas", la relación de Poggi con la prensa
El gobernador de la provincia comenzó su mandato con un "decreto de libertad" a los periodistas. Pero en su gestión selecciona los medios a quien tratar bien. FOPEA se pronunció por el ataque a Yamila García Torres.
Ha cambiado Claudio Poggi en sus dos años de mandato. En la mayoría de las cosas, para peor. Cuando el 10 de diciembre de 2023 asumió como gobernador dio un discurso cargado de lugares comunes en el que durante muchos momentos se le quebró la voz, no por la emoción sino en búsqueda de una pretendida firmeza que nunca alcanzó. De todos los momentos cuestionables de aquella primera vez, uno de los más incómodos fue cuando se dirigió a los trabajadores de la prensa.
Con cara de circunstancia, el pecho enchido con la banda argentina cruzada, Poggi decretó la libertad de los hombres de prensa. “Queridos periodistas, son libres”, dijo y se bañó del aplauso obsecuente de funcionarios afines. Llamó la atención que, en el mismo recinto parlamentario, algunos trabajadores de la prensa se hayan sumado a aquella postura servil.
De por sí, que un gobernador declare que los periodistas de su provincia son libres es una demostración de lo endeble que de allí en adelante procederá el sistema democrático. Ningún periodista es libre gracias a la anuencia de un gobernador porque en ese preciso momento comienza el intento de dominación.
Meses después, en una entrevista exclusiva publicada por El Diario de la República, Diego Masci, secretario de Comunicación del Gobierno provincial intentó, sin éxito, como todo lo que hace en la función pública, aclarar esas palabras. Dijo que Poggi quiso decir que los periodistas serían en su gestión “libres de entrevistar a quien quisieran y de preguntar lo que quieran”.
Poco tiempo tardó en desnudarse la mentira de Masci. A los meses de gestión poggista, comenzaron a escucharse quejas de los hombres de prensa por la negativa constante de recibir información oficial y, mucho más, de acceder a entrevistas con los funcionarios provinciales. Incluso experimentados trabajadores que mantienen alguna cercanía con el Gobierno, como Roberto Vinuesa y Mario Otero, hicieron públicas en redes sociales o en sus programas la dificultad que tienen para ejercer la libertad que Poggi decretó en el verano de 2023.
Lo sucedido en la Sociedad Rural el sábado, cuando la periodista Yamila García Torres recibió un “cómo hinchas las bolas” como respuesta a una pregunta respetuosa y absolumente procedente, fue otra demostración que la libertad impuesta por Claudio Poggi es solo para los trabajadores de prensa que realizan sus tareas en los medios que obedecen sus mandatos, que son muchos y que dejaron ver sus hilachentas palabras en, por ejemplo, el conflicto que Dosep mantuvo con el Círculo Médico.
El Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) repudió la “agresión verbal de la que fue víctima” Yamila y lamentó “el tono peyorativo del gobernador Claudio Poggi”. Al explicar el hecho en sus redes sociales, la entidad periodística dijo que García Torres “fue separada de manera violenta por la custodia oficial”.
En su posteo, FOPEA informó que se comunicó con Diego Masci para hacerle llegar la queja y que el funcionario negó que la mujer de prensa hubiera sido tratada con violencia por la custodia. A la vez, dijo que evaluaría con el Gobernador un pedido de disculpas.
Otra de las proclamas que el gobernador hizo en su asunción fue la jura de que no habría funcionarios públicos extorsionando a periodistas por la pauta oficial. Cualquiera redactor, locutor o movilero que camine por Terrazas del Portezuelo sabe que eso es otra promesa incumplida, aunque difícil de probar, pues afectaría sus propios intereses.
Sin embargo, esta semana, en Merlo, un grupo de trabajadores de prensa levantó la voz contra ese mecanismo en la Municipalidad de la localidad, que responde políticamente a Poggi aunque sus funcionarios no dependen directamente del primer mandatario. No puede ser casualidad que la acusación de los periodistas merlinos apunte a Gonzalo Mastronardi como el responsable de manejar medios fantasmas, repartir pauta entre sus amistades y cercenar algunas voces que cuestionan al intendente, Leonardo Rodríguez. Mastronardi fue funcionario de primera línea de Poggi y se fue del gobierno provincial solo después de decir una barbaridad sobre la música de la provincia que no vale la pena ni repetir.


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