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Sífilis: una infección que avanza en silencio y ya es un problema urgente

Hablar de sífilis todavía genera vergüenza. Pedir un análisis, testearse o consultar puede generar incomodidad, miedo o prejuicios. Sin embargo, el silencio y la postergación son hoy algunos de los principales aliados de una infección que crece de manera sostenida en la Argentina y en el mundo. Se trata de una enfermedad que, en muchos casos, no da síntomas visibles durante largos períodos, pero cuyas consecuencias pueden ser graves si no se detecta y trata a tiempo, tanto para la salud individual como para la colectiva.

 

La sífilis es una enfermedad de transmisión sexual causada por la bacteria Treponema pallidum. Se transmite principalmente por contacto directo con lesiones infecciosas durante relaciones sexuales vaginales, anales u orales sin preservativo. También puede transmitirse de madre a hijo durante el embarazo o el parto, dando lugar a la sífilis congénita. La transmisión por transfusión sanguínea, en la actualidad, es sumamente excepcional.

 

Hablar de infecciones de transmisión sexual sigue siendo un tema incómodo en muchos ámbitos, atravesado por el estigma, la culpa o la desinformación. Sin embargo, no hacerlo implica riesgos mayores. La sífilis requiere estrategias integradas de prevención, detección, tratamiento y seguimiento, tanto desde el sistema de salud como desde la comunidad. Fortalecer la prevención, ampliar el acceso al diagnóstico oportuno, garantizar tratamientos adecuados y mejorar los circuitos de notificación son acciones clave para frenar su avance.

 

Un problema de salud pública en crecimiento

 

A nivel global, la sífilis muestra un crecimiento marcado y sostenido que ha llamado la atención de la comunidad internacional. La Organización Mundial de la Salud estima que en 2022 alrededor de 8 millones de adultos de entre 15 y 49 años adquirieron la infección, una cifra que refleja una tendencia ascendente que se mantiene desde hace más de una década.

 

En la región de las Américas, la situación es especialmente preocupante. Para el año 2022 se estimaron entre 3,3 y 3,4 millones de personas viviendo con sífilis, con un fuerte correlato en el aumento de la sífilis congénita. De hecho, la región presenta algunas de las tasas más altas a nivel mundial, lo que llevó a los países a asumir compromisos conjuntos para acelerar su eliminación como problema de salud pública.

 

En la Argentina, los datos confirman una epidemia en ascenso. Los casos de sífilis aumentaron casi un 70% en los últimos cinco años, una cifra que enciende señales de alarma. Según el Boletín Epidemiológico Nacional, durante las primeras 44 semanas epidemiológicas de 2025 se notificaron 36.702 casos, lo que representa un incremento del 20,5% respecto del mismo período de 2024. Para la semana 46, comprendida entre el 9 y el 15 de noviembre de 2025, la cifra ya ascendía a 41.230 casos confirmados, consolidando una tendencia sostenida en todo el país.

 

El aumento se observa en todas las regiones, con tasas particularmente elevadas en el sur argentino, Cuyo y el NEA. Provincias como Córdoba y San Luis registraron incrementos especialmente marcados. El impacto es mayor en adolescentes y adultos jóvenes, concentrándose la mayor cantidad de casos entre los 15 y 39 años, con un pico en el grupo de 20 a 29 años. En estas franjas etarias, las tasas son más altas en mujeres, lo que también se relaciona con una mayor captación diagnóstica a través de los controles de salud sexual y reproductiva.

 

Detrás de estos números aparecen múltiples factores. Por un lado, una sensación de autoengaño frecuente en las prácticas sexuales: “es una sola vez”, “seguro no pasa nada”, “es solo sexo oral”. A esto se suma la disminución del uso del preservativo, el aumento de las parejas sexuales múltiples —potenciado por el uso de aplicaciones de citas—, la falta de educación sexual integral y la baja frecuencia de testeo regular, especialmente en personas que no presentan síntomas. Otro elemento central es que la sífilis puede cursar largos períodos sin manifestaciones visibles, lo que facilita su transmisión inadvertida.

 

Una enfermedad actual, prevenible y tratable

 

La sífilis no es una enfermedad del pasado ni una patología erradicada. Por el contrario, continúa siendo una infección vigente, prevenible y tratable. Así lo señala la Dra. Delfina Godano, médica especialista en Medicina Interna (MP 7264), quien advierte que “la sífilis no es un problema del pasado. Es una enfermedad actual, prevenible y tratable”.

 

Sin tratamiento, la enfermedad evoluciona en distintos estadios clínicos. En la etapa primaria, tras un período de incubación que puede oscilar entre dos y seis semanas, aparece el chancro sifilítico: una llaga firme, redonda e indolora que puede localizarse en genitales, ano o boca. Esta lesión puede desaparecer espontáneamente, lo que muchas veces genera una falsa sensación de curación, pero la infección continúa. Suele acompañarse de ganglios aumentados de tamaño, no dolorosos, cercanos al sitio de la lesión.

 

Semanas o meses después, si no se realizó tratamiento, puede desarrollarse la sífilis secundaria. En esta etapa pueden aparecer erupciones cutáneas, especialmente en palmas de las manos y plantas de los pies, que se manifiestan como manchas rosadas que no producen picazón. También pueden observarse lesiones en mucosas, fiebre, malestar general, inflamación de ganglios y caída del cabello. En algunos casos, la infección puede comprometer órganos como el hígado, los riñones, las articulaciones o el aparato digestivo.

 

Si la enfermedad continúa sin tratamiento, puede entrar en una fase latente y, años después, provocar complicaciones graves como neurosífilis, sífilis cardiovascular o lesiones oculares, aunque estas formas tardías no son las más frecuentes.

 

El diagnóstico de sífilis es sencillo, rápido y accesible. Ante la aparición de una úlcera, erupciones cutáneas o luego de una situación de riesgo, se recomienda realizar el test. Existen pruebas rápidas que utilizan una gota de sangre capilar y brindan resultados en 15 a 30 minutos, así como estudios serológicos confirmatorios en laboratorio, como la VDRL. El fortalecimiento del acceso al diagnóstico temprano es una de las estrategias más efectivas para cortar las cadenas de transmisión.

 

La sífilis es curable si se trata a tiempo. El tratamiento de elección es la penicilina G benzatínica, administrada por vía intramuscular, con esquemas que varían según el estadio de la enfermedad. Un aspecto clave del abordaje es el tratamiento de las parejas sexuales, para evitar reinfecciones y nuevas cadenas de contagio.

 

Prevenir para cortar la cadena de transmisión

 

Uno de los escenarios más graves, pero completamente prevenibles, es la sífilis congénita. Esta ocurre cuando la bacteria atraviesa la placenta durante el embarazo y se transmite al feto. El Dr. Juan Manuel Serini, jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Gandulfo (MN 122.456), advierte que “cuando la infección no se detecta a tiempo, puede tener consecuencias graves para el recién nacido, como parto prematuro, bajo peso al nacer o incluso posibles riesgos mayores”.

 

"El riesgo de transmisión fetal en madres con sífilis precoz no tratada es alto y puede oscilar entre el 75 y el 95%. Sin embargo, la prevención es posible y accesible. El diagnóstico temprano durante los controles prenatales, junto con el tratamiento adecuado durante la gestación, reduce de manera significativa el riesgo de transmisión al bebé. A esto se suma la importancia del control preconcepcional, el uso correcto del preservativo y el seguimiento obstétrico continuo", dijo Serini

 

La prevención de la sífilis no se limita al ámbito médico. El uso correcto y constante del preservativo en todas las relaciones sexuales, la consulta ante cualquier síntoma sospechoso, incluso si no hay dolor, y el testeo regular —especialmente en personas con parejas múltiples, antecedentes de infecciones o exposiciones recientes— son herramientas fundamentales para frenar el avance de la enfermedad.

 

Desestigmatizar el testeo es una tarea central. Testearse no es desconfiar, es cuidarse y cuidar a otros, es un acto responsable del ejercicio de la sexualidad. La detección temprana permite iniciar tratamiento, identificar contactos y cortar la cadena de transmisión.

 

Hablar de sífilis sin miedo ni prejuicios es hoy una necesidad sanitaria. Puede dar vergüenza, sí, pero cuidarse es un acto de responsabilidad con la propia salud y con la de los demás. La sífilis se puede prevenir, detectar y curar.

 

Finalmente, Godano instó: "pedí tu testeo de sífilis. La detección a tiempo cura. Si yo me cuido, estamos cuidándonos todos".

 

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