Un médico del Carrillo, a la espera de una válvula o de una solución
El traumatólogo Juan José Clarke necesita una operación urgente para salvar su vida. Sus compañeros de hospital le pidieron al director y a la ministra que agilicen los trámites, pero solo recibieron silencio. Los dos médicos que podían hacer la operación, fueron despedidos.
El punto de degradación al que ha llegado el Hospital Ramón Carrillo es tal que ni siquiera es capaz de cuidar a sus propios profesionales. El doloroso caso del traumatólogo Juan José Clarke es una demostración más del destrato y el desinterés con que la administración actual se manejó desde que puso sus pies en el moderno edificio.
Clarke es un profesional del hospital de 44 años que está en una situación crítica de salud, a la espera de un reemplazo valvular, una cirugía de alto riesgo que se hace a corazón abierto. “Juanjo”, como le dicen, es un traumatólogo que supo ganarse el cariño de sus pacientes por su buena onda, su simpatía y el trato especial que tiene con ellos. A veces, suele ir a trabajar con un gorro que tiene el logo de Superman.
La situación de Clarke fue dada a conocer el martes por sus propios compañeros del Carrillo, quienes le pidieron al director del hospital, Adolfo Sánchez León, y a la ministra de salud, Teresa Nigra, que consigan la prótesis y “los cirujanos para poder salvar la vida de nuestro compañero”.
Más allá del silencio hiriente de los responsables de la salud provincial, hay otro punto que agrava el cuadro: los dos médicos que estaban en condiciones de hacer la operación que requiere Clarke fueron despedidos del Carrillo hace algunos meses. El traumatólogo necesita una cirugía cardiovascular.
A partir de esa necesidad, se generó un cruce entre los profesionales que lo atienden sobre la conveniencia de trasladar a Juan José a Mendoza o a Villa Mercedes. El endeble estado de salud del profesional indica que no es lo más conveniente, según declararon algunas fuentes médicas que conocen el caso.


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