Sigue el paro docente en la Escuela Albert Einstein, en medio de la indiferencia estatal
Golpeados por los dramas salariales, la precarización laboral y la sobrecarga de tareas, visbilizan su realidad a través de la medida de fuerza. El Gobierno y la ULP no aplican ninguna medida paliativa, causando un presente "inaceptable e indignante".
La realidad de los docentes en general es lamentable. Exigencias sin freno, sueldos bajísimos, entre otros dramas, conforman el paisaje diario en múltiples colegios de la provincia. Sin embargo, el personal de la Escuela Pública Digital Albert Einstein vive un complejo presente, donde la estabilidad laboral tambalea seriamente, sin reconocimiento de antigüedad y con ganancias que duelen en el bolsillo y en el corazón. Sus reclamos han sido invisibilizados y están en paro. Confirmaron que el plan de lucha se extenderá.
"La medida continuará martes y miércoles. No hay ninguna respuesta. Es lamentable informar que más allá de saber la situación, nadie se acercó a dialogar con ninguna propuesta. Hoy salimos a hablar para defender nuestra dignidad", remarcó una fuente damnificada en diálogo con El Diario de la República.
Inaceptable realidad
Los docentes de la Albert Einstein no solo desarrollan las funciones pedagógicas correspondientes, sino también tareas administrativas y de preceptoría, tomando varios roles sin recibir la remuneración correspondiente. El reclamo, afirman, no es político, sino un grito que exige dignidad y respeto a los derechos laborales más elementales.
Hoy por hoy, ni la ULP ni el Gobierno de la provincia se hacen responsables de la situación. Los profesionales no llegan a fin de mes, asfixiados con 58 horas cátedra (el promedio en otras escuelas es de 40 horas), mientras les pagan menos de 20 horas.
Ninguneo
Una de las personas damnificadas que dialogó con El Diario, contó que se desempeña en el establecimiento desde 2011, año en que abrieron los establecimientos. Siempre trabajó con el mismo empeño, con ganas de dar todo por los demás, al igual que sus colegas. Sin embargo, hoy siente tristeza. Lamentó que no hay respeto ni se valora la entrega.
"No me pagan antigüedad, no soy interina, no puedo jamás pensar en otro tipo de puesto. El único reconocimiento y satisfacción como docente es hacer lo que uno hace con pasión y amor, que es enseñar, educar y acompañar a los alumnos y a sus familias. El reconocimiento siempre ha sido personal, con desafíos nuevos para incluir, para innovar, para saber darse cuenta cuando un chico viene con problemas desde el hogar y uno como docente puede ayudar", apuntó.
De acuerdo al testimonio, los profesionales tienen contrataciones irregulares, cumplen roles administrativos, realizan libretas, son tutores de cada agrupación (grado), toman asistencia, convocan a reuniones con los tutores (tareas de preceptor), entre otras cuestiones. Incluso, hasta hace unos meses, tenían una especie de croquis y un excel con horarios y lugares para cuidar en los recreos; además, hasta el año pasado calentaban la comida de los estudiantes que se quedaban a los talleres.
En definitiva, cumplen múltiples tareas, incluso con doble metodología de implementación de planificaciones: los chicos trabajan con carpeta y con classroom (las secuencias pedagógicas tienen que estar subidas a la plataforma al estilo de las universidades).
Es por ello que el reclamo es justo. Piden algo lógico, un principio universal: igual remuneración por igual tarea, sin exigencias ni precarización. Habrá que ver como sigue el panorama y si las autoridades se dignan a generar soluciones.


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