La primera vez que cociné fue en la casa de mi abuelo, dejé la comida en el horno y me fui a comprar un helado porque hacía calor. Cuando volví, había platos y cubiertos como si alguien hubiera comido; apareció mi abuelo y me dijo ‘estaba de rechupete, yo también lo voy a hacer’. ¡Se había comido la comida que hice en el horno!”, contó con mucha gracia Ángeles Pérez Devia, una de las alumnas de 5º grado del Centro Educativo (CE) Nº 9 "Dr. Juan Llerena". Ése fue uno de los resultados que tuvo el proyecto que idearon los tres cursos para construir un horno solar, que además es ecológico, barato y de materiales reciclados.
3 y 4 horas tardaron en cocinarse los menús de los alumnos. Si la olla o sartén son negras, es más rápido.
Los 76 alumnos fueron dirigidos por los maestros Amanda Aguilar, Ana María Ledesma y Oscar Oyola. Les llevó cuatro meses elaborar el proyecto que surgió en una clase de cadenas alimenticias. "Ahí vimos la importancia de proteger los animales y el medio ambiente. Después pensamos qué hacer para cuidar nuestro planeta, empezamos a indagar en internet a ver qué podíamos hacer, nos gustó el proyecto de un horno solar, se los mostré y a ellos también", relató la seño Amanda.
"Nos interesó muchísimo la idea de cuidar el medio ambiente. Tuvimos que juntar los materiales e hicimos dos talleres donde lo fuimos armando con las seños. Después los hicimos con los papás en casa y lo trajimos para ver si podíamos cocinar. Lo primero fueron huevos al plato", añadió Ángeles, que junto con Jesica Gómez, defenderán el trabajo en Tecnópolis. Ambas fueron seleccionadas por votación anónima de los mismos compañeros.
Para el armado, utilizaron dos cajas, una grande y otra más pequeña, entre las que debe haber una distancia de 5 centímetros de cada lado donde colocaron papel de diarios, en tiras o bolitas que levanten la caja interna. Utilizaron papel aluminio para forrar las tapas que funcionan como reflectores del sol. La caja chica también está forrada con aluminio; en la base pusieron papel de construcción o bolsa de residuo negra y una plancha de vidrio como tapa.
"El diario forma un efecto invernadero, el papel de construcción del fondo atrae el calor y hace que se cocine mejor. El sol refleja en el aluminio y da calor a la caja y concentra el calor, el vidrio hace que se mantenga y se cocine. El recipiente (olla, sartén o plato) va adentro y al no tener electricidad no te rompe nada. Ahorra energía, se evitan incendios forestales, es económico porque hasta el vidrio, lo sacamos de un cuadro, reciclamos", aseguraron las niñas.
Las recetas fueron variadas y afirmaron que el sabor es aún mejor. Cocinaron milanesas de berenjenas, pan saborizado, budín de zanahorias, torta, tartaletas de mijo, madalenas, huevos al plato, manzanas y zapallos asados, entre otras. "Todo depende de la potencia del sol en el día, hay que largar temprano y no abandonar el horno, porque si está en la sombra no sirve", explicaron.
“Ganamos la instancia escolar, la regional que se hizo en el Hogar Escuela y después fuimos a la provincial, donde competimos con las demás regiones educativas. Pensamos que hasta allí llegaríamos pero pasamos. Estaremos una semana en Tecnópolis, viajamos el 8”, detalló Amanda, quien junto a Ángeles y Jésica, llevan las ganas y el empuje de los 76 alumnos y de toda la escuela.
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